Han pasado tres semanas desde el asesinato en México de los músicos colombianos Bayron Sánchez Salazar (B King) y Jorge Luis Herrera Lemos (Dj Regio Clown), y las autoridades todavía no han logrado establecer qué organización criminal está detrás de los hechos.
La pista más importante fue la narcomanta encontrada en la escena del crimen, que involucra al cartel narcotraficante conocido como La Nueva Familia Michoacana (LNFM).
Hay que recordar que los artistas fueron raptados el pasado 16 de septiembre en Ciudad de México, en donde estaban para realizar presentaciones artísticas.
Sus cadáveres desmembrados fueron encontrados al día siguiente en un paraje rural del vecino municipio de Cocotitlán. Junto a los despojos había un mensaje manuscrito, que decía “Llegó la FM, esto va para todos los chapulines, encargados y vendedores, vamos por todo”.
La FM es la abreviatura de esta organización ilegal, que estuvo al borde de la extinción entre 2014 y 2016, por cuenta de las guerras contra otros carteles, rivalidades internas y operaciones de las autoridades.
Ahora resurgió como La Nueva Familia Michoacana y entró en la mira de las agencias de seguridad de Estados Unidos, lo que podría darle un empujón a la investigación sobre el doble asesinato, dado que la Casa Blanca está ofreciendo una suma millonaria por información que ayude detener sus operaciones.
El 20 de febrero de 2025, siguiendo las órdenes del presidente Donald Trump, el Departamento de Estado designó como organizaciones terroristas internacionales a LNFM y otras facciones latinoamericanas.
En la lista aparecen los carteles mexicanos de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, del Golfo, de Noreste y Unidos; al igual que la Mara Salvatrucha (MS-13), de El Salvador, y el Tren de Aragua, de Venezuela.
Tras la designación, LNFM entró al programa de Recompensas por Justicia, con una asignación de 10 millones de dólares.
Este programa es administrado por una de las agencias menos conocidas de Estados Unidos a nivel mundial, a diferencia de ICE, la DEA o el FBI, pero que cumple una función estratégica para sus operaciones en el extranjero: el Servicio de Seguridad Diplomática (DSS, por su siglas en inglés).