Controles reforzados, prohibición del monóxido de carbono, fraude tecnológico... En el arranque de la temporada ciclista 2025, la lucha antidopaje continúa persiguiendo a los tramposos en un deporte que se mantiene sumergido en “un clima de sospecha latente”.
Veintisiete años después del ‘caso Festina’ y doce desde la confesión de Lance Armstrong, el ciclismo, a pesar de no haber sufrido grandes escándalos estos últimos años, sigue marcado por el que fue su problema número uno, que incluso amenazó con sepultarlo.
“Es un deporte difícil, duro y uno de los que puede estar más expuesto a las tentaciones”, subrayó el mánager del equipo Groupama-FDJ, Marc Madiot.
Las exhibiciones de Tadej Pogacar en el Tour de Francia 2024 y de Jonas Vingegaard el año precedente provocaron dudas.
¿Habrá olvido?
Preguntados en varias ocasiones, ambos negaron rotundamente haber recurrido a sustancias prohibidas.
“No hay confianza y no sé lo que podemos hacer para recuperarla”, señaló Pogacar en octubre, añadiendo que “quizás dentro de algunas generaciones la gente va a olvidar el pasado, a Armstrong y lo que hicieron en aquella época”.
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Pogacar y Vingegaard tuvieron que defenderse de la inhalación de monóxido de carbono que permite reproducir los beneficios de las concentraciones en altitud, pero que podría tener efectos dopantes con una utilización incorrecta.
75 ciclistas suspendidos
“Polémica sensacionalista”, zanjó Jeroen Swart, coordinador de rendimiento en UAE, el equipo de Pogacar, explicando que es “una técnica muy extendida” que su equipo no utiliza más porque los tests no han sido concluyentes.
Sin embargo, la Unión Ciclista Internacional (UCI) pidió a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) prohibir la inhalación de este gas potencialmente letal, animada por el Movimiento por un Ciclismo Creíble (MPCC), que insiste en la necesidad de mantener “la luz encendida” en un “clima de sospecha latente”.
En su último boletín, publicado en septiembre, el MPCC, que reagrupa a siete equipos del World Tour (primera división), identificó a 75 ciclistas con licencia profesional que están actualmente suspendidos por dopaje, con una media de entre 15 y 20 casos nuevos por año.
La mitad de estos corredores competían, en el momento de su control, en la categoría ‘Continental’, la tercera división mundial, donde los ciclistas, a diferencia de las dos divisiones superiores, carecen de un pasaporte biológico, “una de las claves de la lucha antidopaje”, según el MPCC.
Preocupa Colombia
Colombia, con 16 corredores suspendidos, es el país más afectado. La EPO, sustancia que estuvo en el centro del ‘caso Festina’, sigue siendo la primera descubierta en los controles (25%) por delante de los esteroides (13%).
Solo el 8% de los implicados están en el World Tour, la élite del ciclismo mundial, que agrupa a la mayor parte de los participantes en el Tour de Francia.
Además, hay otros cinco corredores con una suspensión provisional, cuatro de ellos en 2024 (Héctor Molina, Kevin Cano, Yenifer Tacuara y David Santiago Uribe) y otro de este año (David Cadena), según se observa en la lista actual de sanciones de la página de la Federación Colombiana de Ciclismo.
La entidad, que ahora dirige Rubén Darío Galeano, informó a través de un comunicado que la lucha contra el dopaje sigue siendo una prioridad de la mano de la Organización Nacional Antidopaje y el Ministerio del Deporte, buscando preservar la integridad de las competencias deportivas y proteger a los atletas que compiten de manera limpia y justa.
Dicen que para frenar esta difícil situación han intensificado los esfuerzos para llevar a cabo más controles en competencias del calendario nacional, así como actividades de sensibilización dirigidas a atletas, entrenadores y personal de apoyo.
Aseguran que entre las temáticas que han abordado en las diferentes actividades de educación han tenido en cuenta los principios y valores asociados al deporte limpio, los derechos y responsabilidades de los deportistas, las consecuencias del dopaje, salud física y mental, efectos sociales y económicos y sanciones, infracciones de las Normas Antidopaje, sustancias y métodos en la lista prohibida y riesgos del uso de suplementos, entre otras.
“Las cifras del último período muestran un incremento en el número de controles realizados, con un total de 736 pruebas antidopaje, que equivalen a una inversión de más de 1.000 millones de pesos, efectuadas en la temporada 2024 en todas las modalidades. En los controles en competencia hubo 276 muestras recolectadas, que corresponde al 38%. En controles fuera de competencia, 460 muestras recolectadas corresponden a un 63). Este aumento refleja el compromiso de todas las entidades involucradas para abordar el problema de manera proactiva y rigurosa”, señaló la Fedeciclismo, que invita además a los actores del deporte a denunciar cualquier conducta que vaya en contra de los principios del juego limpio.
Incertidumbre y dudas
“Mientras exista la competición y los grandes esfuerzos en el deporte, siempre habrá dopaje, lo cual es lamentable, pues la gente buscará sacar ventajas a todo costo”, comentó Hernando Zuluaga, director de la Comisión Técnica de la Fedeciclismo.
“En el caso del ciclismo, el haber humanizado más las carreras, que no haya etapas de más de 300 kilómetros, que las autoridades correspondientes realicen controles antes y después de las competencias y que se judicialice y se pague hasta con cárcel, como sucede en Francia, Italia, España y otros países, a quienes se les compruebe el porte o consumo de sustancias dopantes en el deporte, ayuda a que este flagelo esté controlado”, indicó Zuluaga, quien además es coordinador de pista de la Confederación Panamericana de Ciclismo.
Agregó que cada gran resultado de un deportista, con un nivel superior al de sus rivales para lograr triunfos, genera dudas.
600 controles en el Tour
En la carrera francesa, la más importante del mundo, 600 muestras de sangre y de orina fueron recogidas en 2024 y otras 400 se obtuvieron fuera de competición durante el mes precedente a la prueba.
Tras cada etapa el vencedor del día y el líder deben pasar un control por parte de la ITA (International Testing Agency).
Desde 2021 la UCI, cuyo presupuesto para la lucha contra el dopaje asciende a 10 millones de euros (10,4 millones de dólares), delega las actividades operacionales a esta agencia independiente que alcanzó las 15.200 muestras analizadas en 2023.
Por primera vez en la última edición del Tour, un módulo endocrino capaz de detectar la utilización de la hormona del crecimiento humano fue incluido en el dispositivo.
En la edición de 2024 de la ‘Grande Boucle’ no hubo ningún positivo. Una selección de muestras se conservará para un eventual reanálisis en diez años, cuando los progresos tecnológicos ofrezcan otra perspectiva. Por el bien del ciclismo, ojalá que estas muestras salgan negativas, para seguir disfrutando de las conquistas de corredores que parecen súper humanos.
También se analiza el fraude tecnológico
En lo que concierne al fraude tecnológico, más de 8.000 bicicletas fueron controladas en 2024, según la UCI, sin detectar ningún caso de trampa.
La UCI puso además en marcha un “programa de recompensas” que consiste en pagar a los informadores que faciliten pistas sobre eventuales casos de fraude tecnológico. “Todo ello ayuda a limpiar más este deporte. Siempre habrá alguien que quiera sacar ventajas. Ya se habla de doping mecánico, que consta de un motor oculto para ayudar a impulsar la bicicleta. Por eso ahora se están escaneando las ciclas, porque los corredores desarrollan unas velocidades impensadas. Hay incertidumbre, pero tarde o temprano todo sale a la luz pública y caen quienes hacen trampa”, indicó Hernando Zuluaga, especialista de ciclismo.