En un acto que combinó dosis de cine y rock, el actor Tom Cruise se robó las miradas durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. En un montaje digno de Misión Imposible, Cruise descendió en paracaídas al centro del escenario para recibir la bandera olímpica.
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El evento, celebrado en el centro de Los Ángeles, vio a Cruise aterrizar con precisión en el escenario, donde fue recibido por la alcaldesa de la ciudad y la gimnasta Simone Biles. Tras tomar la bandera olímpica, el actor encendió su motocicleta y realizó un desfile, marcando el inicio de un emotivo traslado de la bandera desde París hacia su próxima sede en Los Ángeles.