Este miércoles al mediodía, y con la instrucción previa de no hablar con la prensa, entraron a la Casa de Nariño los 17 ministros activos y otros funcionarios a los que el presidente Gustavo Petro les había exigido la renuncia protocolaria 10 horas antes.
Uno de los primeros en ingresar por la puerta de Palacio que da a la carrera séptima de Bogotá fue el ahora exministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. Llegó caminando, pues lo que hasta ese momento fue su despacho está a solo dos cuadras.
La cita, de la cual fueron enterados los miembros del gabinete a las 8 de la mañana de este miércoles –con un mensaje que en su asunto incluía la palabra “urgente”–, se convocó precisamente en el Salón del Consejo de Ministros. Para ocho de ellos, incluido Ocampo, sería el último de estos encuentros.
Esta cita fue un almuerzo de trabajo, ya que tenía el precedente de un sacudón ministerial que Petro hizo público vía Twitter a las 10:45 de la noche del martes y que fue previamente notificado a los ministros a través de la jefa de Gabinete, Laura Sarabia.
El encuentro, el de la Casa de Nariño que terminó este miércoles con un ajuste de 7 ministros y un cambio en la oficina que maneja la burocracia palaciega –el Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre)–, duró cerca de dos horas y media. “El ministro Ocampo llegó casi que despidiéndose antes de sentarse”, dijo una fuente.
Petro, quien desde el lunes ya les había notificado a sus ministros que si no había ejecuciones tangibles y acordes a su plan de gobierno haría ajustes, volvió a repasar los resultados de varias carteras. Y las cifras negativas salieron a flote.
Fue ahí cuando comenzó a aceptar las cartas de renuncia. Ocampo sabía que se iba, y previo al encuentro con el Presidente se reunió en su oficina con las calificadoras de riesgo para dar un mensaje de tranquilidad sobre la estabilidad económica del país. Incluso, dio a entender que su salida, al ser considerado el polo a tierra de ese gabinete, no tenía que derivar en una alerta para los mercados.
Pero, y volviendo a la cita en Palacio, no fue el único en recibir de voz de Petro la confirmación de que salía. En las cuentas también estuvo la polémica Carolina Corcho, quien desde su arribo al Ministerio de Salud desató controversia por su activismo. Para los partidos tradicionales que se le rebelaron a la coalición oficialista –Liberal, Conservador y de La U– ella se negó a escuchar sus propuestas sobre la reforma a la salud y, por tanto, la veían como la culpable de que esa iniciativa no avanzara. Y con el frustrado debate del martes, que dejó estancado el proyecto y con menos tiempo a los dos que le siguen (el pensional y el laboral), se le acabó el oxígeno.
Y por ahí derecho salió Alfonso Prada de la cartera del Interior. La rebelión de los tradicionales y sus choques con Corcho lo dejaron sin margen de maniobra; además, su sello santista –en momentos en que Petro y el expresidente Juan Manuel Santos se pelean públicamente por la reforma a la salud– le quitó espacio.
Así pasó también con Cecilia López en Agricultura, Arturo Luna en Ciencias, Sandra Urrutia en TIC y Guillermo Reyes en Transporte. A ellos los identificaban con los partidos Liberal, de La U y Conservador y de ahí que a la falta de gestión –desde la óptica de Petro– se le sumara el rompimiento con la coalición.
En ese mismo consejo de ministros, del que Petro y Sarabia exigieron que no quedara registro gráfico, se les informó a los que se quedaban quiénes serían sus nuevos compañeros de gabinete.
Y ahí hay tres nombres que llaman la atención, pues vienen de trabajar con Petro en otras oficinas del Gobierno y estuvieron con él en su paso por la Alcaldía de Bogotá. Se trata de Guillermo Jaramillo, quien llegó a Salud; Ricardo Bonilla, que aterrizó en Hacienda; y William Camargo, quien asumió Transporte.
“Reafirmamos nuestro compromiso de ser siempre fieles al mandato popular recibido, y hemos decidido configurar un gobierno para redoblar nuestra agenda”, notificó Petro en un comunicado que publicó la Casa de Nariño apenas el gabinete había dejado ya ese lugar.
Los ofrecimientos y confirmaciones se hicieron a través de Laura Sarabia, como pasó con el ajuste ministerial de febrero pasado. Ella los llamó uno a uno durante los últimos 15 días para finiquitar detalles y, cuando ya estuvo todo listo y los análisis jurídicos hechos, le notificó a Petro. Él, desde el martes y justo antes de decir desde Zarzal (Valle) que su gobierno entraría “en emergencia”, ya sabía que tenía con quién ocupar los cargos que quería modificar.
El epílogo de las últimas 48 caóticas horas del “gobierno del cambio” se cerró con la firma de los decretos de los nuevos nombramientos y con la expectativa de una nueva cita para fijar negociaciones y acciones con el Congreso e impulsar las reformas.
Ahora Petro quiere capitalizar la calle, un capítulo que será clave, pues este 28 de abril habrá marchas por los dos años del estallido del paro nacional y el primero de mayo, justo antes de que viaje a España y Portugal, serán las manifestaciones del día del trabajo.
El mandatario, rodeado de nuevos íntimos y en momento en que su desaprobación alcanzó el 57% en la última encuesta de Invamer, ahora quiere un baño de masas para notificar que si no es por las vías legislativas está dispuesto a acudir a las populares. No en vano, el fiscal Francisco Barbosa advirtió que la Casa de Nariño analiza la viabilidad de hacer una constituyente.
¿Pasará Petro por ese proceso? La burocracia, con la ayuda de la Primera Dama, Verónica Alcocer, y la capacidad de negociación del remozado gabinete, serán determinantes.
¿QUIÉNES SON Y DE DÓNDE VIENEN LOS NUEVOS MINISTROS?
MÉDICO DE IZQUIERDA LIDERARÁ EL MINSALUD
Guillermo Alfonso Jaramillo - Ministro de Salud