Los 18 excomandantes paramilitares nombrados como gestores de paz por el presidente Gustavo Petro, se quejaron por el aparente bloqueo de sus funciones, la lentitud para instalar la prometida mesa de paz y la supuesta apatía del consejero comisionado de paz, Otty Patiño, a quien señalan de no tenerlos en cuenta en su agenda.
En un comunicado, conocido por EL COLOMBIANO y llamado “Colombia todavía está a tiempo de hacer la paz”, comienzan con una reflexión sobre los hechos de orden público que afectan a la región del Catatumbo en la actualidad, por cuenta de las masacres, confinamientos y desplazamientos forzados provocados por la arremetida terrorista del ELN y su confrontación con las disidencias de las Farc.
“No son violencias aisladas, todo lo contrario, tienen que ver con aquellas de las que nosotros fuimos protagonistas. Por ese motivo, tenemos una responsabilidad moral de pronunciarnos en este momento, porque no podemos hacer caso omiso de la crítica situación del país, ni tampoco, de la lentitud con la que se han venido implementando medidas preventivas para evitar estas situaciones”, señalaron.
A juicio de los excomandantes, uno de los principales responsables de que no avancen las gestorías de paz que les asignó el presidente Gustavo Petro, es el consejero comisionado de paz, Otty Patiño.
“Dichas tareas tienen que ver con la conclusión o cierre de la negociación de Ralito, el presidente lo ha entendido con total claridad, esa es una responsabilidad de Estado, pero, además, su dilación desde el 2006, aunado a los demás incumplimientos en otros procesos de paz, ha sido causa, en gran medida, de los problemas de orden público y de violencias territoriales que se viven hoy en Colombia. Sin embargo, no hemos encontrado eco ni sintonía en la Oficina del Alto Comisionado, aún cuando le hemos expresado nuestra voluntad de facilitar y ayudar, parece que nuestro papel no es relevante en la ruta del Dr. Otty Patiño”, denunciaron.
El comunicado está firmado por Ramón Isaza Arango (“el Viejo”), Arnubio Triana Mahecha (“Botalón”), Héctor Buitrago Rodríguez (“Tripas”), Ramiro Vanoy Murillo (“Cuco”), Hernán Giraldo Serna (“Taladro”), Luis Eduardo Cifuentes Galindo (“el Águila”), Manuel de Jesús Pirabán (“Jorge Pirata”), Juan Francisco Prada Márquez (“Juancho Prada”), José Baldomero Linares (“Guillermo Torres”) y Salvatore Mancuso Gómez (“el Mono”).
También aparecen las rúbricas de Carlos Mario Jiménez Naranjo (“Macaco”), Diego Murillo Bejarano (“don Berna”), Hebert Veloza García (“HH”), Rodrigo Tovar Pupo (“Jorge 40”), Rodrigo Pérez Alzate (“Julián Bolívar”), Fredy Rendón Herrera (“el Alemán”), Edwar Cobos Téllez (“Diego Vecino”) y Héctor Germán Buitrago (“Martín Llanos”).
Los excomandantes paramilitares afirmaron que, luego de una reunión virtual y presencial realizada en Medellín, decidieron que “queremos ser parte de la solución y no del problema, tal y como lo hemos demostrado a lo largo de estos años, tanto en el sistema de justicia como en la reparación integral y compromiso de No repetición”.
Y añadieron, en referencia a Petro: “Señor presidente, vamos a suscribir el acta de compromiso como gestores de paz, sobre la base del acuerdo inicial del cierre de Ralito, tal como usted mismo lo anunció de manera pública, para lo cual es condición necesaria, la instalación de la mesa; dicho esto, en nuestro compromiso se integra, además, la búsqueda de personas dadas por desaparecidas, la ubicación de los bienes que ya fueron entregados y que nunca llegaron a las víctimas y el acompañamiento y facilitación de diálogos y procesos que nos lleven al entendimiento y la reconciliación de los colombianos desde lo regional, pero debemos ser claros, no hemos recibido las condiciones necesarias para concretar ese propósito”.
La carta termina con una petición, “que no se bloquee nuestra facilitación e inquebrantable voluntad de paz, que no repliquen la estigmatización, que consideren a los 18 excomandantes y los miles de excombatientes de las desmovilizadas Autodefensas, como actores activos y propositivos en su agenda de paz. Nuestro esfuerzo no busca dividir, sino sumar; no busca revivir el pasado, sino transformarlo en un puente hacia la verdadera construcción de una paz sostenible”.
El jefe de Estado ha repetido en varios escenarios que quiere construir una mesa de paz con los exjefes paramilitares, para darle “un cierre” al proceso de paz de Santafé de Ralito (2003-06), que a su juicio quedó inconcluso.
El principal avance en ese sentido fue la designación de gestores de paz de los antiguos líderes de la organización, incluso estando algunos de ellos en cárceles de Estados Unidos, como Diego Murillo Bejarano (“don Berna”).
No obstante, a la fecha no se han definido las condiciones para esa mesa de paz, la cual el Gobierno prometió antes de que se viniera al piso el proceso de diálogos con el ELN y se fragmentara en dos mesas el de la Segunda Marquetalia.
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