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¿Por qué se escucha tanto sobre el feminismo?

Una revolución que abarca desde la lucha de la mujer por el derecho al voto hasta el Me Too. De esto se trata.

  • ILUSTRACIÓN SSTOCK
    ILUSTRACIÓN SSTOCK
06 de julio de 2020
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La periodista y escritora mexicana Alma Guillermoprieto dice que nunca se ha llamado a sí misma feminista, nunca ha ido a una reunión de feminismo y lleva décadas sin leer de teoría de género. Sin embargo, escribió un libro publicado en febrero tratando de responderse preguntas sobre lo que para ella es la revolución más grande de nuestros tiempos.

“A lo largo de la vida no le he puesto zancadilla a ninguna colega –ni a ningún colega– para conseguir un reportaje o una entrevista, ni he coqueteado para conseguir favores, ni he usado el maquillaje como una máscara para salir al mundo, ni me he casado para no quedarme sola, ni he esquivado un desafío porque ese trabajo o ese estado civil o ese esfuerzo ‘no le corresponde a las mujeres’, ni me he dejado vencer por el miedo de ser diferente a las demás”, escribe en ¿Será que soy feminista?, donde su búsqueda es por responderse esa pregunta.

Ella no es la única que se lo ha preguntado: los datos de Google Trends en Colombia muestran que las búsquedas por la pregunta “¿qué es el feminismo?” han crecido. Desde diciembre de 2019 la herramienta de búsqueda muestra que el interés por esa pregunta nunca ha estado en cero.

Y no hay una respuesta única, depende de a quién se consulte. La comunicadora social Mayra Monroy, quien hace investigación con enfoque de género, dice, inspirada en las ideas de la activista y escritora estadounidense Gloria Anzaldúa, que el feminismo busca desmantelar un sistema de opresiones que afectan a hombres y mujeres.

Esas opresiones –agrega Anzaldúa– pueden ir desde la forma en la que se espera que una persona actúe de acuerdo con el género que nació, la desigualdad salarial, los trabajos y las carreras que históricamente han sido determinadas para hombres o mujeres, hasta el racismo y la discriminación étnicas.

Por su parte, Laura Gallego, directora de Desarrollo de Proantioquia e Investigadora de políticas públicas en Eafit, cree que el feminismo es un movimiento que promueve la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, que puedan tener las mismas posibilidades, las mismas libertades y el mismo espectro de elección.

Ella lo explica así: “desde que nacemos, de acuerdo con nuestro género, nos asignan roles muy marcados. Si somos mujeres debemos tener hijos y cuidar el hogar y los hombres deben trabajar para tener dinero y mantener una casa. Lo que busca el feminismo es que las personas puedan elegir desde el género con el que se identifican hasta su opción de vida. Si un hombre decide quedarse en casa, que no sea un mantenido sino un amo de casa. Si una mujer decide lo mismo que sea porque pudo elegirlo, no porque le tocó”.

Claro, algunas personas sí tienen la posibilidad de elegir, porque no viven esas asignaciones desde la niñez, “pero el hecho de que a uno no le pase no quiere decir que esas opresiones no existan”, señala Gallego.

Valeria Mira, docente universitaria y consultora en igualdad de género, basada en las apreciaciones de la teórica estadounidense en feminismo Iris Marion Young, cree que “las opresiones se manifiestan de manera diferente en cada persona, por eso existen diferentes reinvindicaciones, en el caso de las mujeres, diferentes tipos de feminismos: liberales, socialistas, radicales, afro, disidentes, indígenas, por nombrar algunos”.

Las investigadoras consultadas concuerdan en que: “no hay un feminismo, sino diferentes tipos de feminismos”. Contrario a lo que se cree, argumenta Gallego, el feminismo radical no busca la opresión de los hombres sino la caída del patriarcado, definido por el Instituto Nacional de Mujeres de México como la “dominación en que prevalece la autoridad y el poder de los hombres y lo masculino; mientras las mujeres son despojadas del ejercicio de libertades, derechos, poder económico, social o político”. Este sistema –sigue Gallego– afecta hombres y mujeres por igual.

Sus raíces

Esa diversidad de feminismos nace también de su historia. El artículo El Tsunami feminista (2020), publicado en la Revista Nueva Sociedad, reseña que se pueden distinguir 4 olas de feminismo en la historia de la humanidad: una, en los años 20, cuando mujeres en Europa lograron su derecho al voto y eso se extendió a una lucha en el resto del mundo.

La segunda ola, después de los años 50, cuando las discusiones sobre el cuerpo y la normatividad patriarcal llegaron a los escenarios académicos. La tercera, después de los años 80, en la que se configuró un rechazo a las falsas fronteras de género o raza y las falsas construcciones del “otro”. Y la cuarta ola, que está dada por la revolución de la información y es conocida como el “MeToo”. Empezó en Internet y su capacidad para visbilizar opresiones sistemáticas como el acoso sexual, la desigualdad y discriminación por género.

Aunque hay feminismos que se asumen más pedagógicos o más “relajados”, como dice Gallego, todos buscan demostrar que la forma en la que está estructurada el sistema afecta a los hombres y a las mujeres.

Y para terminar, otra definición sobre que es ser feminista. La da Chimamanda Ngozi Adichie, una escritora nigeriana reconocida por su su charla TED “Todos deberíamos ser feministas”, en 2013, que ya suma más de 12 millones de reproducciones en YouTube. Allí concluye: “feminista es cualquier hombre o mujer que dice: Sí, hay un problema con el género tal como existe hoy, y hay que solucionarlo. Tenemos que hacerlo mejor. El mejor feminista que conozco es mi hermano Kene. Él es también un tipo guapo, hombre encantador y es muy masculino” n

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