Llegar a 50 millones de habitantes tiene varios significados importantes. A esta cifra se llega después de lo esperado inicialmente y está mostrando un menor crecimiento poblacional. Somos menos de lo esperado y eso a pesar del efecto que tiene la migración desde Venezuela. Ese niño o niña 50 millones encuentra un país con una población adulta mucho mayor, con mayor esperanza de vida, donde hay avances en muchos de los indicadores de cobertura en servicios sociales y los retos más importantes van a estar, no tanto en el acceso, sino en la calidad de dichos servicios. Se mantienen diferencias entre las poblaciones urbanas y rurales, con un campo cada vez menos poblado y más envejecido. Todos estos factores, que además favorecen los indicadores de cobertura y de ingreso per cápita, ocurren con un mantenimiento de las condiciones de desigualdad, otro de esos grandes temas que va a enfrentar ese niño o niña. Ellos van a encontrarse con una mucho menor población de su misma edad, con una mayoría de población mayor, lo cual significa todo un reto pensional, de bienestar y de transferencias intergeneracionales. De otro lado, esos chicos van a enfrentar un mundo de grandes cambios tecnológicos, en el saber, en el conocimiento y la forma de acceder a él. Van a enfrentar grandes retos en temas de sostenibilidad ambiental y del cambio climático. Un mundo muy tecnológico que lleva a la inquietud de dónde queda el ser humano en este proceso.
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