El Gobierno Nacional prendió una de las alarmas más fuertes del año en el sector textil. Con la firma del Decreto 1197 del 14 de noviembre, el presidente Gustavo Petro y la ministra de Comercio, Industria y Turismo, Diana Marcela Morales Rojas, eliminaron por un año los aranceles para 10 subpartidas de hilados sintéticos y de algodón, insumos clave para la industria del Sistema Moda.
El Ministerio de Comercio explicó que la medida responde a un desabastecimiento puntual que se ha venido agudizando en estas referencias, pese a contar con producción local.
Según la cartera, el déficit se origina por mayor demanda global, presión del comercio internacional y la entrada masiva de productos finales a bajo costo, lo que ha golpeado a los fabricantes nacionales.
La reducción arancelaria solo aplicará a países sin tratados de libre comercio con Colombia y busca “evitar que la escasez dispare costos, afecte el empleo y reduzca competitividad”.
“La insuficiencia en el suministro de estos insumos, sumada a la competencia internacional, amenaza con aumentar los costos y reducir la producción nacional. Por eso adoptamos esta medida temporal”, señaló la ministra Morales Rojas.
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La alerta de la Andi: “Acabará con la industria de hilos”
La decisión provocó una reacción inmediata y dura del sector empresarial. El presidente de la Andi, Bruce Mac Master, publicó un mensaje en X que encendió la discusión.
“El Gobierno Nacional ha tomado una decisión que acabará con la industria de hilos en Colombia. Con el decreto emitido hoy acaba de entregarle a los productores de China, Vietnam, Cambodia, India y Turquía el mercado nacional”.
Mac Master aseguró que desaparecerían 8.000 empleos directos y que al menos 6 compañías representativas del sector, con capacidad para producir más de 45.000 toneladas y atender el 25% del mercado nacional, quedarían al borde del cierre.
El dirigente gremial advirtió que la medida pondría en riesgo las reglas de origen de los TLC con Estados Unidos, México y la Unión Europea, lo que afectaría exportaciones y comprometería la sostenibilidad de toda la cadena productiva.
También alertó impactos sobre los algodoneros de Córdoba, Cesar, Tolima, Huila y Meta, que dependen de la demanda local de hilados.
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Su postura fue más allá y le recriminó al presidente Petro sus constantes criticas a otros gobiernos de ser neoliberales, ya que, según el dirigente gremial, “nos enfrentamos a un gobierno que sacrifica a un sector industrial despiadadamente abriéndolo a los depredadores asiáticos”.
Y preguntó en su trino: “¿Esta es la Política Industrial que va a implementar el Gobierno Nacional? ¿Entregarle el sector de hilos a los productores asiáticos y acabar con todas las empresas locales eliminando del mapa 8.000 empleos?”.
La respuesta de Petro: reconversión laboral hacia las confecciones
El presidente Petro reaccionó directamente al gremio, también en X, y le dijo a Mac Master: “Puede señor Bruce reunir a los grandes empresarios afectados y trabajar una política de reconversión laboral para pasar a confecciones, que es lo que queremos fortalecer durante dos años. Tiene centenares de miles de empleos, la mayoría son empresarias y son decenas de miles”.
Según el mandatario, el foco del Gobierno no está en proteger la producción de hilados, sino en fortalecer la fase de confección, donde se concentra la mayor empleabilidad del Sistema Moda.
La respuesta avivó aun más la controversia. Mac Master replicó con un mensaje aún más contundente. “El presidente manda a decir a los trabajadores de industria de los hilados y a los agricultores del algodón que se reconviertan, y que pasen a confecciones, qué es lo que él quiere fortalecer”.
Agregó: “Que se olviden de sus empresas, a los trabajadores que se olviden de sus trabajos... y que si sabían elaborar hilos o sembrar algodón, aprendan a hacer confecciones”.
Sindicatos también rechazan el decreto: “fortalece a competidores asiáticos”
No solo la Andi prendió las alarmas. El Comité Ejecutivo de la CGT y varios sindicatos del sector textil también expresaron rechazo.
Luis Rodrigo Carmona, presidente del Sindicato Fabricato, aseguró que el decreto representa una “competencia desleal” que beneficia a fabricantes asiáticos.
Según sus cálculos, la industria podría perder 8.000 empleos directos, 30.000 indirectos, y afectar gravemente municipios dependientes de la actividad textil. Las centrales obreras, dijo, “no fueron escuchadas”.
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De acuerdo con la denuncia que hizo pública la CUT, el decreto no representa una medida de competitividad, sino una sentencia de muerte para la industria textil colombiana.
Cabe recordar que el sector textil e hilandero colombiano se sostiene con apenas seis plantas de hilatura activas: Fabricato, Colhilados, Hilandería Universal, Miratex, Lafayette y Geomatrix.
Además, estas seis plantas de hilatura crubren al menos el 25% de la demanda nacional de hilos.
Las consecuencias en el mercado de textilos e hilos en Colombia
Las centrales obreras sostienen que el mercado de los hilados opera bajo condiciones profundamente distorsionadas. La CUT denunció públicamente que los hilos provenientes de Asia están llegando al país a precios artificialmente bajos, configurando presunto “dumping”, pues incluso se venden por debajo del costo de su propia materia prima.
Jorge Iván Diez, presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), advirtió que esto amenaza con “destruir empleo en Colombia mientras se impulsa el trabajo en China, India y otros países que no cumplen estándares mínimos de protección laboral”.
Las cifras son elocuentes. Un kilo de hilo importado desde Asia cuesta en promedio 2,1 dólares, frente a los 3,2 dólares por kilo que se pagan a proveedores de México o Brasil.
La diferencia —del 35 %— estaría asociada a subsidios y apoyos estatales en los países de origen.
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Según los análisis técnicos de la CGT, eliminar el arancel del 10% sobre estos insumos apenas reduce en un 1,5% el costo final de una prenda.
En términos prácticos, señalan, el ahorro representa “solo unos centavos por cada peso del costo de producción”, un impacto insuficiente para hacer competitiva a la confección colombiana frente a los productos terminados asiáticos, que pueden ser entre 40% y 50% más baratos.
Diez también cuestionó quiénes serían realmente los beneficiados por el decreto. Afirmó que los confeccionistas que hoy piden el arancel cero figuran entre los mayores importadores de hilos y telas del país y han contribuido, históricamente, al debilitamiento de la cadena productiva.
“Han importado todo tipo de productos desde Asia, con esquemas de tránsito en Panamá que han dificultado el control aduanero de las autoridades colombianas”, señaló el presidente de la CGT.