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Conozca los tres hallazgos científicos que se confirmaron esta semana en el país

Si se invirtieran los recursos necesarios, seguramente a diario, en Colombia, se tendrían noticias sobre nuevas especies para la ciencia. Esta semana se reportaron tres. Aquí la historia de los hallazgos.

  • Las especies descubiertas para la ciencia incluyen una planta, una polilla y una especie de puercoespín. FOTOS cortesía
    Las especies descubiertas para la ciencia incluyen una planta, una polilla y una especie de puercoespín. FOTOS cortesía
  • Esta es la polilla de alas traslúcidas hallada en el Magdalena Medio. FOTO Cortesía
    Esta es la polilla de alas traslúcidas hallada en el Magdalena Medio. FOTO Cortesía
  • Este puercoespín fue hallado en el Caribe colombiano. FOTO Cortesía
    Este puercoespín fue hallado en el Caribe colombiano. FOTO Cortesía
  • Esta es la nueva planta hallada en el cerro Tusa. FOTO Cortesía
    Esta es la nueva planta hallada en el cerro Tusa. FOTO Cortesía
08 de febrero de 2025
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En las montañas del Magdalena Medio, una nueva especie de polilla fue descubierta gracias al minucioso trabajo del biólogo Julián Alzate, quien mientras realizaba su tesis en la Universidad de Antioquia, centrada en la revisión de polillas almacenadas en la colección de entomología de la institución, encontró el espécimen.

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“Estaba revisando los ejemplares del museo, identificándolos uno a uno, cuando me encontré con una pareja de polillas muy llamativas. Eran grandes, con colores vivos que no coincidían con ninguna especie registrada”, explica Julián.

Es decir, a pesar de su apariencia peculiar, los libros y las guías disponibles no ofrecían respuestas claras sobre la especie a la que pertenecían lo cual lo llevó a consultar a especialistas internacionales, entre ellos el entomólogo Michel Laguerre, quien sugirió que se trataba de una especie inédita para la ciencia.

Y lo curioso de eso es que la polilla, que fue inicialmente observada en la colección de 1986 en el museo, pasó desapercibida durante casi tres décadas, hasta que Julián, tras revisar las vitrinas del laboratorio y embelsarse con el ejemplar previamente ignorado, activó el proceso de investigación.

La Tigridania magdalenae, del género Tigridania Kaye y de la familia Erebidae, es una polilla grande, de entre 6 y 7 centímetros de envergadura, con un abdomen de anillos amarillos y rojos, y alas con venas marcadas en negro. Su tamaño y colores vibrantes le dan un aspecto similar al de las avispas, lo que le permite evadir depredadores al imitar a estos insectos peligrosos.

El descubrimiento fue confirmado mediante el análisis de los genitales masculinos, crucial para diferenciarla de otras especies. “Fue un proceso largo, pero el resultado final fue emocionante: nos dimos cuenta de que pertenece a un género previamente desconocido en Colombia, hasta ahora solo conocido en la Amazonía peruana”, añade el científico.

Esta es la polilla de alas traslúcidas hallada en el Magdalena Medio. FOTO Cortesía
Esta es la polilla de alas traslúcidas hallada en el Magdalena Medio. FOTO Cortesía

Este hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Zootaxa, contribuye al conocimiento de la fauna local y subraya la importancia de los museos y colecciones en la preservación de especies aún por descubrir.

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“El descubrimiento de Tigridania magdalenae pone en evidencia la riqueza biológica de nuestro país y la necesidad de seguir investigando en territorios aún poco explorados. Colombia es hogar de alrededor de 19.000 especies de polillas, y todavía faltan más por descubrir”, concluye Julián.

Coendou vossi, un puercoespín más pequeño

Este puercoespín fue hallado en el Caribe colombiano. FOTO Cortesía
Este puercoespín fue hallado en el Caribe colombiano. FOTO Cortesía

En las cálidas tierras del Caribe colombiano y los secos valles interandinos del río Magdalena, una nueva especie de puercoespín comenzó a hacer ruido en el mundo de la ciencia: era el año 2018 cuando un grupo de investigadores, liderados por Héctor E. Ramírez-Chaves, comenzó a hacer preguntas sobre un roedor comúnmente conocido: el Coendou quichua, en el marco de un estudio sobre las poblaciones de esta especie en Colombia.

En medio de eso, al comparar diferentes muestras de puercoespines, los científicos comenzaron a notar algo peculiar. “En algunas poblaciones de Colombia, especialmente en las regiones del Caribe y el valle del Magdalena, los puercoespines mostraban características muy diferentes”, recuerda Ramírez-Chaves.

Con una mezcla de curiosidad y asombro, el equipo se adentró en una exhaustiva investigación que incluyó pruebas de ADN, análisis morfológicos y comparaciones con especies de otros países.

Y la sorpresa no tardó en llegar: los puercoespines de Colombia no solo se diferenciaban, sino que constituían una nueva especie, endémica de las tierras colombianas. “Fue un hallazgo inesperado, pero esencial para comprender mejor la biodiversidad de nuestro país”, comenta Elkin A. Noguera-Urbano, coautor del estudio.

Así nació Coendou vossi, un puercoespín más pequeño que sus parientes cercanos, con un cuerpo que mide entre 26 y 33 centímetros y una cola notablemente larga, que abarca más del 70% de su longitud, característica que le permite desplazarse ágilmente por los árboles. Su coloración marrón oscuro y sus espinas bi o tricolores lo distinguen fácilmente de otras especies.

La investigación, realizada en conjunto con varias instituciones científicas nacionales e internacionales, resalta cómo el estudio de especies aparentemente comunes puede develar secretos ocultos durante siglos. “El Coendou vossi es completamente exclusivo de Colombia y refuerza la necesidad de proteger estos ecosistemas únicos”, añade Noguera-Urbano.

Es decir, la nueva especie refuerza el papel crucial que desempeñan los roedores en los ecosistemas colombianos, y pone de relieve la urgencia de preservar sus hábitats en el Caribe y el valle del Magdalena.

Este descubrimiento se publicó en el Journal of Mammalogy.

Aphelandra montis-tusae, una planta de cerro tusa

Esta es la nueva planta hallada en el cerro Tusa. FOTO Cortesía
Esta es la nueva planta hallada en el cerro Tusa. FOTO Cortesía

En diciembre de 2020, durante una caminata por el verde y misterioso paisaje de Cerro Tusa, Saúl Hoyos, biólogo y botánico, hizo un descubrimiento inesperado que marcaría el inicio de un proceso científico riguroso.

“Estaba recolectando plantas que me parecían interesantes, en medio de un recorrido para estudiar el patrimonio arqueológico, con Pablo Aristizábal, pero cuando vi esta, su color y forma me sorprendieron. Sabía que debía ser algo especial”, recuerda Hoyos.

Y así fue, pues la planta, del género Aphelandra y de la familia Acanthaceae, resultó ser completamente desconocida en la ciencia.

El primer paso para determinar si era una nueva especie fue recolectar una muestra, proceso que incluye cortar una parte de la planta, secarla, documentar su ubicación y características, y depositarla en un herbario certificado, después hay que hacer una gran revisión de la literatura publicada, consultar a pares internacionales y por último, publicar el hallazgo en una revista de renombre.

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Razones por las que Saúl se puso en contacto con un especialista de la familia, John Wood, botánico del Jardín Botánico de Kew en Londres, quien, con más de 45 años de experiencia en el estudio de las acantáceas, se dedicó a examinar las muestras colombianas a fondo.

Así que tras diseccionar la flor y realizar estudios morfológicos durante varios meses, llegó a la conclusión de que la planta era, en efecto, una nueva especie para la ciencia.

El nombre de la nueva especie rinde homenaje a su lugar de origen: Cerro Tusa, considerado un sitio sagrado por las comunidades indígenas de la región: “Elegir el nombre de Aphelandra montis-tusae fue una forma de honrar tanto a la montaña como a nuestra rica historia cultural. Es un lugar mágico, y qué mejor que darle un nombre que lo celebre”, señala Hoyos.

Este hallazgo no solo destaca la biodiversidad única de la región, sino también el trabajo conjunto entre la academia, las comunidades locales y las organizaciones de conservación como Comfama. Según Saúl, “sin la colaboración de la caja de compensación y el apoyo a proyectos como este, la planta habría permanecido sin descubrirse durante muchos años. Es fundamental que más entidades inviertan en la conservación de su biodiversidad”.

Por último, cabe decir que la protección de Aphelandra montis-tusae está vinculada al cuidado de su hábitat en Cerro Tusa, una joya natural que, como otras en el país, podría ser clave para el futuro del ecoturismo y la conservación del medio ambiente en el suroeste antioqueño.

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