De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en ninguna otra ciudad de Colombia hay tanto porcentaje de población desplazada y refugiada como en Medellín, ni en ningún otro departamento como en Antioquia.
Si bien las cifras más recientes de Migración Colombia dan cuenta de que con corte a febrero de este año en la capital paisa había 240.678 personas de nacionalidad venezolana, de las cuales la mayoría se han visto obligadas a salir de su país por cuestiones económicas, sociales o políticas, y además, tienen intenciones de encontrar un sustento y echar raíces, el registro parece haberse estabilizado.
Y es que aunque el panorama económico y social de Medellín pudo motivar a que miles de venezolanos quisieran rehacer sus vidas en la capital antioqueña, las dificultades que todavía tienen también pueden explicar en buena parte que su llegada a la ciudad esté casi que congelada desde el 2022. En diciembre de ese año, en Medellín había 230.031 ciudadanos venezolanos, en agosto del año pasado, 241.116; de manera que en los últimos seis meses la población migrante ha caído un 0,2%.
Se podría pensar que ese enfriamiento de la llegada de migrantes tiene que ver con alguna estabilización política o económica en Venezuela y que los ciudadanos de ese país ya no se ven tan obligados a buscar refugios como antes. Sin embargo, la foto de los desplazados y refugiados que están de tránsito en Medellín y el Urabá antioqueño en búsqueda de cruzar el Darién es contundente: no es que no necesiten refugio, es que lo están buscando en el norte. Desde 2021 el número de migrantes que intenta cruzar el Darién se duplica cada año y parece no tener techo: en 2019 eran 19.000 personas, en 2021, 100.000; en 2022, 200.000; en 2023, medio millón.
Pero, ¿qué tan buen refugio es Medellín para los venezolanos? Desde Acnur han calificado a la ciudad como “solidaria”, un título que le asignan a las ciudades donde consideran que se toman acciones integrales y propositivas para la inclusión efectiva de personas migrantes. Este jueves 20 de junio se conmemora en el mundo el Día de las personas Refugiadas y Desplazadas y desde Acnur buscan sensibilizar sobre la importancia de acoger a la población migrante no solo económicamente sino socialmente.
Le puede interesar: ¡Es oficial! Migrantes venezolanos ya podrán abrir Nequi, estas son las condiciones para tener una cuenta
Si bien los migrantes escogen a Medellín porque lo ven como un centro de oportunidades para rehacer su proyecto de vida, lo cierto es que las cifras que reveló un informe elaborado por Medellín Cómo Vamos a comienzos de este año dan cuenta de que no la tienen fácil: aunque la mayoría de personas (más de 150.000) tienen un permiso de protección temporal, lo cual les permite en teoría acceder a un trabajo y a la oferta social de la ciudad, el 70% vive en estratos 1 y 2 y solo el 1,9% vive en los estratos 5 y 6. El 52% de los migrantes de ese país vive en la pobreza y el 14% en la pobreza extrema, para los colombianos, esas cifras no llegan ni a la mitad.
Lo particular del asunto es que ese mismo estudio muestra que los migrantes venezolanos que están en Medellín vinieron a trabajar: cuatro de cada cinco venezolanos en edad de trabajar participa en el mercado laboral, eso es, 16,5 puntos porcentuales por encima del resto de los habitantes de Medellín. Adicionalmente, de acuerdo con el informe, las personas venezolanas trabajan un promedio de 49 horas a la semana, tres horas más que el resto de los habitantes de la capital de Antioquia.
Para saber más, lea: El éxodo por el Darién se duplicaría en 2024 y llegaría al millón de personas, según Migración
Desde la oficina de Acnur y la Alcaldía de Medellín aseguran que la población migrante que llega a la ciudad, si bien representa un desafío en términos de atención social y de garantizar derechos fundamentales como la salud, la educación y una vivienda digna, es una oportunidad para el crecimiento económico de la ciudad.
“Las personas no vienen con el sueño de recibir ayuda humanitaria, no, quieren reconstruir su vida, hacer un trabajo para el cual ya están capacitados”, opina la jefe de la suboficina occidental de la Acnur en Colombia, Elisa Carlaccini.
Pero para un migrante no solo es difícil la integración económica, también la social: la manera cómo se relaciona con los locales, el trato que recibe, la xenofobia a la que está expuesto. Una leída rápida a los comentarios que reciba este artículo cuando se comparta por redes sociales puede ser una muestra de que la discriminación no es un mal del que estemos curados, pero la llegada masiva de refugiados da cuenta de que la mayoría de las veces son bien recibidos.
Lea también: Estados Unidos sanciona a empresarios colombianos que facilitan “migración irregular”
Además, si bien el éxodo venezolano es reciente, Antioquia y Medellín llevan décadas siendo el refugio de miles de desplazados. La Comisión de la Verdad estableció que de las más de siete millones de víctimas de desplazamiento forzado que dejó el conflicto armado entre 1985 y 2019, el 19% estuvieron en Antioquia, el departamento con más víctimas de este crimen en todo el país.
Entérese: Migrantes afganos huyen de Al-Qaeda y encuentran la muerte en el Darién
Ante la magnitud del fenómeno, la oferta institucional, aunque parece bien intencionada, se queda corta. Tanto Acnur como la Alcaldía trabajan juntos desde el 2022 en el programa Intégrate, que busca promover la integración de los migrantes a través de la atención y orientación sobre la oferta institucional disponible en el Distrito.
Es una casa donde las personas migrantes reciben ayuda para acceder a la oferta social del distrito y de la nación. ¿Cómo regular el estado migratorio, afiliarse a una EPS, conseguir capital semilla para un emprendimiento, afiliarse al Sisbén, matricularse en el colegio? Allí responden esas preguntas y se han atendido a poco más de 10.000 personas en dos años.
Esa es hasta ahora no solo la principal sino la única apuesta de la administración de Medellín para integrar a esta población. La meta para los próximos cuatro años es fortalecer Intégrate que, dicho sea de paso, es financiado principalmente con recursos de cooperación internacional, y busca atender a 30.000 personas en el cuatrienio. No obstante, desde la Alcaldía buscarán aprobar en el Concejo la política pública para la “gestión de la migración” con la que se espera aumenten los recursos para mejorar las condiciones de vida de uno de cada diez medellinenses, que no es poco.