El río Medellín ha sido una fosa común desde los tiempos de Pablo Escobar, cuando empezó la práctica macabra de deshacerse así de los cuerpos de personas asesinadas; en los últimos dos años, lo que parecía historia, ha cobrado fuerza: han encontrado 55 cuerpos y este año hay un incremento en la cifra.
Hasta ayer se habían encontrado 29 cadáveres en la corriente del río que cruza, de sur a norte, los 10 municipios del Valle de Aburrá. Las autoridades aseguran que la mayoría de hallazgos se hacen en Medellín y en los municipios del norte metropolitano. Para todo el 2022 se registraron 26 hallazgos de cadáveres.
Los casos de este año muestran 12 cuerpos rescatados en aguas de Medellín, nueve en Barbosa, tres en Copacabana, dos en Bello, uno en Girardota y dos en Caldas.
Si se comparan las cifras de 2022 con 2023, en Medellín se encontraron 11 cadáveres el año pasado, mientras que en Barbosa fueron 10; tres en Girardota y dos en Copacabana.
Macabro caso no resuelto
El fin de semana del 15 y 16 de septiembre, en dos puntos de la ciudad, se encontraron una cabeza y el tronco de una mujer. Una parte del cuerpo apareció en el Puente de Guayaquil ese sábado y la otra en la estación Acevedo al día siguiente.
Han pasado 58 días desde que se encontraron estas parte del cuerpo y aún reposan en las instalaciones de Medicina Legal, a la espera de que las pruebas científicas permitan establecer de quién se trata para así iniciar la investigación criminal.
Las labores de identificación e investigación se realizan con la cabeza y el tronco encontrados, debido a que en el río no aparecieron las demás extremidades, pese a los esfuerzos de las autoridades y los organismos de socorro por encontrarlas.
Por ahora lo único que tienen las autoridades son los testimonios de tres familias que aparecieron a preguntar por la mujer con base en unas fotografías que registró un medio de comunicación y que se viralizaron a través de las redes sociales.
Lo golpearon y lo tiraron al río
A Alexánder Tordecilla Pérez, de 26 años, lo encontraron muerto el pasado 4 de noviembre en las aguas del río, a la altura de la estación Libertadores de Bomberos Medellín, en un caso que no sonó en los medios de comunicación porque a la misma hora asesinaron a tres personas en Bello.
Los agentes de la Sijín de la Policía Metropolitana realizaron la inspección a este cadáver y encontraron que este hombre tenía varias lesiones con golpes y llevaba poco tiempo en el agua, por lo que se presume que el ataque se registró en una zona cercana, lo que muchas veces no ocurre, pues los cuerpos son arrojados en municipios de la cuenca alta y luego son arrastrados hasta el norte del Valle de Aburrá o el nordeste antioqueño.
De hecho, de los 19 casos encontrados en los dos últimos años en Barbosa, todos están relacionados con desapariciones registradas principalmente en Medellín o el sur del Valle de Aburrá.
Uno de los puntos en los que más se encuentran cadáveres es la Hidroeléctrica Carlos E. Restrepo, ubicada en la vereda Popalito, de Barbosa, o en sus cercanías, donde han encontrado siete cadáveres, muchos quedan atascados cuando llegan a este sector, ubicado en uno de los meandros que tiene el río en el norte del Valle de Aburrá.
Poco esclarecimiento
Los hallazgos en los ríos, al igual que los ocurridos en las quebradas, son casos que no se han esclarecido plenamente y muchos, desde su primer momento, quedan como muertes por establecer su causa.
Según se conoció desde la Fiscalía, de los 29 casos de este año, de tan solo ocho se ha podido establecer plenamente que fueron homicidios: uno ocurrió con arma de fuego, cinco se presentaron en ataques con arma blanca y otros dos por golpes.
Los demás siguen en investigación forense, puesto que bien sea por su avanzado estado de descomposición o porque después de la necropsia no se encontraron señales aparantes de alguna causa de muerte.
Tampoco se sabe si detrás hay estructuras delincuenciales que asesinan e intentan desaparecer los cuerpos lanzándolos al río, a la espera de que la corriente los arrastre, borrando cualquier evidencia, aunque muchas veces esto no ocurra.
Al menos así lo piensa Ana Yepes, madre de Julián Andrés Ramírez Yepes, hombre de 40 años a quien encontraron en el río, a la altura del barrio Palermo, en el nororiente de Medellín, luego de recibir una golpiza que lo mató. “Yo vivo hace muchos años en la orilla del río Medellín y sé que tiran a las personas para limpiar las pruebas y que no los descubran, así pasó con Andrés, aunque nosotros sí sabemos quiénes lo mataron, pero no ha pasado nada”, manifestó la madre de familia sobre esta muerte, ocurrida el pasado 22 de febrero.
Algunos expertos en seguridad, como Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo (Corpades), dicen que esta es una práctica que si bien no es nueva, generalmente contrasta con las cifras de disminuciones de homicidios.
“Desde hace mucho tiempo ocurre en los afluentes que lanzan cadáveres y restos humanos. Esto no puede pasar desapercibido, porque esto no es normal”, dijo Quijano. Las cifras, al menos para este año, así lo demuestran: al evidenciado incremento de cuerpos encontrados en el río se contrapone la disminución de homicidios.
Con corte al 31 de octubre, según la Policía Metropolitana, este año han asesinado a 421 personas en los 10 municipios del Valle de Aburrá, mientras que el año pasado, a la misma fecha, se contabilizaban 437. Tan solo en Medellín, para esa fecha, iban 314 asesinatos este año, contra los 322 del año pasado, según el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc).
Pasa por temporadas
Los hallazgos de los cadáveres en el río se registran en ciertas temporadas, ya que pueden pasar meses con un caso y otros, como ocurrió en marzo de este año, en el que ocurrieron cinco.
Octubre y los primeros días de noviembre han sido preocupantes, pues se han encontrado seis cuerpos.
De estos casos recientes, cuatro cuerpos fueron hallados en los barrios Caribe (dos), Patio Bonito y La Candelaria, de Medellín, mientras que los otros dos ocurrieron en el corregimiento El Hatillo, de Barbosa, y en el barrio La Inmaculada, de Caldas, aunque las autoridades aún no tienen muchos indicios de lo ocurrido en tres de estos casos, ya que los otros tres sí se confirmó que fueron asesinatos.
No solo aparecen en el río
Pero no se trata solamente del río Medellín, la macabra práctica también está en las quebradas, donde en este año se han encontrado 20 cadáveres, aunque en ellas sí hay mayor claridad sobre si se debieron a homicidios o a otras circunstancias.
De estos, 11 ya fueron esclarecidos por las autoridades, de los cuales nueve se debieron a casos de homicidio, dos a suicidios y el restante a un hombre que murió luego de accidentarse en una moto y caer a la quebrada Doña María, de Itagüí, muriendo en el afluente. La víctima fue identificada como Santiago Valencia Mora, de 22 años, y los hechos se registraron el pasado 15 de abril.
Desde la Policía Metropolitana afirmaron que mantienen las medidas para que los 104 kilómetros de longitud que tiene el río, entre Caldas y Barbosa, no se conviertan en un cementerio, y lo hacen apoyados con la tecnología para su vigilancia, aunque reiteraron que no se puede tener un policía en cada punto del río para evitar que esto ocurra.