La muerte del líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, el viernes en un bombardeo aéreo fue una “hazaña” del espionaje israelí que coronó varios días de operativos y evidenció hasta dónde ha infiltrado al movimiento libanés proiraní, según expertos.
Esto es lo que se sabe sobre cómo Israel movilizó sus recursos de inteligencia para efectuar el ataque.
La preparación
Las explosiones, que Israel no reivindicó, mataron al menos a 39 personas, hirieron a casi 3.000 y “devolvieron las comunicaciones de Hezbolá a la Edad de Piedra”, escribió Robert Satloff, del Instituto de Washington para la Política de Oriente Medio.
Algunos analistas consideran que la operación reflejó los grandes avances de la unidad militar 8200, grupo de inteligencia de señales israelí, en la penetración de los dispositivos de comunicación de Hezbolá.
El propio Nasrallah lo advirtió en febrero: “El teléfono móvil que tienes en tu mano es un aparato de espionaje”. Esto motivó el uso de los beepers que luego se convirtieron en armas.
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Sin embargo, el portavoz militar israelí Nadav Shoshani declaró el vienes a periodistas que la recopilación de inteligencia que propició el asesinato de Nasrallah data de varios años.
“Utilizamos inteligencia que habíamos recopilado durante años, teníamos información en tiempo real y efectuamos este ataque”, contó.
La coronel retirada Miri Eisen, del Instituto Internacional para la Lucha contra el Terrorismo de la Universidad Reichman, en Israel, también señaló que el ataque fue el resultado de un amplio trabajo.
“Las capacidades israelíes con respecto a Hezbolá muestran la profundidad de la infiltración de su inteligencia en las líneas de Hezbolá”, indicó.
Eisen señaló que “no son cosas que inventaron los últimos 11 meses”, cuando Hezbolá comenzó a atacar el norte de Israel.
El ataque
El diario Wall Street Journal reportó que Israel planificó durante meses el uso de “una serie de explosiones programadas” en el búnker subterráneo donde estaría Nasrallah, y “cada explosión daba pie a la siguiente”.
Pero el diario citó también a autoridades israelíes diciendo que la programación del ataque “fue oportunista, ocurriendo después de que la inteligencia israelí se enteró de la reunión horas antes de su celebración”.
Coincidió con la Asamblea General de la ONU, con lo cual el primer ministro, Benjamin Netanyahu, estaba fuera de Israel. Su despacho publicó posteriormente una foto del momento en que aprobó el ataque. Israel no detalló el tipo de armas utilizadas.
Sin embargo, The New York Times publicó que, según un análisis de un video militar, el avión utilizado fue “cargado con al menos 15 bombas de 2.000 libras”.
Altos cargos dijeron al diario que “fueron lanzadas más de 80 bombas en varios minutos para matar” a Nasrallah.
La secuela
Los bombardeos dejaron cráteres de hasta cinco metros, según fotógrafos de la Agencia AFP.
El experto en Oriente Medio James Dorsey consideró que el ataque representa un golpe de inteligencia “muy sofisticado”.
“No sólo demuestra una importante capacidad tecnológica, sino también lo profundamente que Israel penetró Hezbolá”, explicó.
Heiko Wimmen, del International Crisis Group (ICG), comentó que no están claros los efectos a largo plazo sobre las operaciones de Hezbolá.
“Si bien Hezbolá está muy bien institucionalizado como para colapsar al ser decapitado, la impactante pérdida de sus recursos humanos tendrá inevitablemente un efecto degradante más temprano que tarde”, indicó Wimmen, director del ICG para Irak, Siria y Líbano.
Según él, podría debilitar su capacidad de continuar su campaña de lanzamiento de cohetes contra Israel.
Las autoridades israelíes celebran por ahora la muerte de Nasrallah mientras deciden si lanzar una incursión terrestre contra Hezbolá.
El ejército distribuyó el sábado una transcripción que cita al comandante del escuadrón que bombardeó a Nasrallah diciendo que “alcanzaremos a todos, en cualquier lugar”.
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