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La “grieta” de Facebook aún no afecta su influencia política

El debate por su uso poco ético para las campañas de 2016, no tendrá efectos inmediatos.

  • La revelación de que la consultora Cambridge Analytica utilizó datos de 50 millones de usuarios de Facebook tiene a las dos firmas en el centro de la polémica mundial. FOTO AFP
    La revelación de que la consultora Cambridge Analytica utilizó datos de 50 millones de usuarios de Facebook tiene a las dos firmas en el centro de la polémica mundial. FOTO AFP
La “grieta” de Facebook aún no afecta su influencia política
22 de marzo de 2018
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El caso de la utilización de los datos personales de 50 millones de usuarios de Facebook por parte de Cambrige Analytica, firma de consultoría cercana a las campañas de Donald Trump en Estados Unidos y el Sí al Brexit en Reino Unido (2016), apenas se instala en primera línea del debate en ambos países, mientras que los efectos que puede dejar esto aún no están claros.

Políticos y personalidades liberales criticaron a la gigantezca red social y a su fundador, el multimillonario Mark Zuckerberg, por la laxa normativa de la plataforma para todo tipo de desarrolladores –incluso los que prevén realizar acciones poco éticas– sobre el libre uso de datos de usuarios.

Ayer, tras un silencio de días, Zuckerberg admitió que su firma “cometió errores” y prometió que investigará “a todas las aplicaciones que accedieron a grandes cantidades de información”, mientras aumentará las restricciones.

No obstante, tanto él como el director de Cambridge Analytica, el inglés Alexander Nix, están citados a dar mayores explicaciones ante legisladores. Máxime si no solo se trató de una forma inmoral de recabar información, sino que el caso fue hallado como parte de la pesquisa sobre la injerencia rusa en esas campañas.

Modus operandi legal, pero...

Aleksandr Kogan, profesor de psicología de la Universidad de Cambridge, y cerebro de la aplicación de Facebook con la que la consultora recabó datos de 50 millones de personas, se defendió ante la cadena BBC. “Lo que hice es legal y va con los términos de servicio de esa red social. Pero Facebook y Cambridge Analytica me tienen de chivo expiatorio”, dijo.

Efectivamente, y al contrario de lo que intentaron argumentar voceros de la red social al principio, no se trató de una “fuga de datos”. Tal como informó The New York Times, uno de los diarios que reveló el caso, fue desde 2007 que se abrió la puerta a este tipo de actuaciones, cuando Zuckerberg dio a los desarrolladores de aplicaciones –encuestas, juegos, etc– libertad para el uso de información personal de los usuarios.

Esto es, mientras que la gente en Facebook, movida por la necesidad de jugar el juego de moda, o por la curiosidad ver una encuesta que respondió algún amigo, autorizaba a una aplicación para el uso de sus datos personales, estaba con ello ayudando a Cambridge Analytica a propiciar campañas tan polarizadas como las de 2016.

Sabiendo con precisión asuntos como el origen, educación, empleo y preferencias de los usuarios, a la consultora solo le bastó con adaptar su estrategia de generación de contenidos a un algoritmo que, aún ahora, le muestra a los usuarios solo lo que quieren oír sobre algo.

Pero el hecho de que sea permitido por la web no implica que no sea pertinente el debate, en opinión de Emilio Viano docente de política internacional de la Universidad Americana de Washington.

“Nos estamos dando cuenta de que las redes han cambiado drásticamente la forma de manipular a la opinión. Son una espada de Damócles, porque ayudan a comunicar más, pero terminan rendidas a compradores para bombardear con la información que les interesa en momentos políticos delicados, como elecciones”, dijo.

La problemática se agravará

El factor que juega en contra, ahora que se está hablando sobre el tema, es que en opinión de los expertos consultados no es este un problema tan visible. “La gente no siente que está siendo impactada gravemente, y lo peor es que aunque difuso, sí es un asunto dramático”, agregó Viano.

Por ello, politólogos como Patricio Navia, docente de la Universidad de Nueva York, auguran que “el sistema político, de momento, se tendrá que acomodar a esa realidad”.

La previsión de ellos, incluso, es que siendo muchos políticos tan ambiciosos, lo más probable es que por debajo de cuerda busquen cómo obtener beneficios similares.

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