En David Oquendo, Carlos Ramírez y Andrea Zuluaga está representada la nueva generación del bicicrós colombiano, esa que sueña con llegar a los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016.
Desde niños, los tres se han dedicado por entero a cultivar una pasión que tiene profundo arraigo en ellos.
El trío acaba de volver de Adelaide, en Australia, con la cara llena, repleta de dicha, porque saben que tienen el deber cumplido.
El terceto, al igual que Mariana Pajón, Tin Castro, Sergio Salazar, Carlos Mario Oquendo y Jonathan Villa, se ha forjado en la Comisión Antioqueña.
Hoy, el bicicrós es otro. Aquí algunos lo entienden, pero otros no lo quieren comprender. Ya no es "un juego de niños", como algunos lo calificaron en el pasado. Las pistas no son las mismas, porque el ámbito de las bicicletas voladoras se llenó de escenarios de supercrós, los que serán epicentro de la mayor entrega de puntos para campeonatos internacionales y los Olímpicos.
Ese impulso de haber llegado a los Juegos de Pekín, en China, les posibilitó a los muchachos forjarse un futuro. Ellos también tienen el chance de soñar con algo grande.
"Mi papá fue quien hizo la inversión de mi viaje a Australia. Todo salió como en 6 millones de pesos y valió la pena, porque el conseguir una medalla de plata en la categoría júnior es un premio a la dedicación, ya que desde los seis años estoy en este deporte", cuenta satisfecho David Oquendo, quien en Colombia no tiene patrocinio, pero que en Estados Unidos sí una mano que se extiende generosa cuando compite allí.
Es que el bicicrós colombiano tiene fama mundial. El fallecido Mario Soto fue el encargado, hace varios años, de abrir puertas. Igual sucede con la doble campeona mundial Mariana Pajón, que cuando quiera, es sino que diga para correr por el país del Tío Sam.
"La categoría de 15-16 años en la que logré la séptima casilla es muy complicada y de elevado nivel. Cada salida al exterior nos muestra que aquí debemos tener mayor apoyo en todos los sentidos. Hay que hacer una pista de supercrós, para que no sea tan extraña cuando llegamos a otras competencias en el exterior", relata Carlos Ramírez, un muchacho de 15 años que fue tercero en la división de su edad en rin de 20 pulgadas y séptimo entre los cruceros de 15-16 años.
Carlos cuenta con el sólido respaldo de sus padres y, por fortuna, GW-Shimano, Promoventas y Dragon le han dado una mano más que oportuna.
Oquendo y Ramírez han superado la transición que supone estas edades y a la par de los prometedores prospectos aparece Andrea Zuluaga, 19 años, cuyo batallar por fin llegó a la cumbre de la categoría élite, esa en la que dentro de poco estará con Mariana Pajón.
"Si queremos estar entre las mejores del mundo, debemos ir a las principales pruebas del supercrós de Europa. El nivel nuestro ha mejorado mucho. Ahora que Mariana Pajón cambiará de categoría, necesitará de alguien que le haga compañía en las competencias, para conseguir puntos en las clasificaciones de la Unión Ciclista Internacional", advierte la estudiante de tercer semestre de Negocios Internacionales, en Eafit.
Jóvenes con sueños y aspiraciones concretas, que ya saben que pueden llegar como igual le sucede a Mariana Pajón, pero que requieren de apoyo concreto, de un nuevo impulso, ya que este deporte es de talla mundial... y olímpica.
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