Que Ipiales es una de las ciudades con mayor altitud en Colombia (2.898 m.), que la cancha donde oficia Pasto como local tiene un tamaño más pequeño de lo habitual, que el conjunto nariñense es fuerte en casa. Todos estos son factores que el técnico Aldo Bobadilla resaltó como dificultades adicionales para el juego de ida de la semifinal hoy ante Pasto.
Pero también pueden verse como un cúmulo de motivaciones para un equipo que le ha tocado convivir con la presión y la adversidad durante todo el semestre. Mejor dicho, durante todo el año.
De manera que el técnico paraguayo, desde el sábado, tras la derrota ante Millonarios, se ha esforzado por transmitir un mensaje tranquilizador, aterrizado y paciente respecto a la respuesta futbolística y emocional de sus dirigidos durante las tres semanas de trabajo que tiene el guaraní al frente del grupo.
“Los jugadores están haciendo su trabajo, intentan hacer los mejor. El jugador, al igual que el hincha, quiere ganar. Para lograrlo necesitamos tiempo y estar en familia”, sostuvo el entrenador.
De paso, el estratega envió una solicitud a todos quienes rodean al equipo, pidiendo que ayuden a difundir buena vibra alrededor del club que está “representando a la región en una semifinal”.