El futbolista de 34 años, que es el capitán del Poderoso, tuvo una destacada participación en el duelo más reciente contra Millonarios.
Es imperturbable. Todo el tiempo está tranquilo. Sabe manejar la presión como pocos y ese es, tal vez, el secreto de su éxito. Esa habilidad fue la que llevó a que Daniel Torres, el capitán del DIM, se mantuviera tranquilo todas las veces que los jugadores de Millonarios le pegaron en el duelo de la cuarta fecha de los cuadrangulares.
Tiene experiencia. Ya fue un chico rebelde, un “bad boy”. Ahora es un hombre de Dios al que la vida le enseñó a no dejarse desbordar por las pulsaciones altas y no se enfrasca en discusiones innecesarias. Por eso, en lugar de protestar, gritar, empujar a quienes le “daban guayo”, él se quedó sentado en el suelo, tomándose los pies.
Otro par de ocasiones los golpes que recibió fueron tan fuertes que se “revolcó” en el suelo. “Ey, juez, ¿cuántas veces le han pegado a Torres, sacále tarjeta”, gritaron varias veces los hinchas que llegaron a las tribunas de Ditaires.
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Y el central Luis Matorel los escuchó: de las 9 tarjetas amarillas que recibieron los futbolistas del cuadro azul en el partido, cinco fueron por faltas sobre el líder del DIM. Juan Pablo Vargas, Daniel Giraldo, Larry Vásquez, Leonardo Castro y Daniel Ruiz fueron los amonestados.
Todas las decisiones que toma Daniel están mediadas por la razón. Siempre da la sensación de que está midiendo las consecuencias que lo que hace podría traer. Por eso actúa con la diplomacia del recién fallecido Henry Kissinger (el padre de las relaciones estadounidenses) cuando sus compañeros pelean con los rivales e interviene para separarlos.
Tampoco mete el pie cuando sus rivales están dentro del área. No. Él prefiere cerrarles el ángulo de remate anteponiendo su cuerpo, pero con una distancia prudente que no lleve a una falta que resulte en un penalti a favor del otro equipo y ponga a sufrir al rojo o a remar desde atrás en un partido.
El gran líder del Poderoso
“Sabíamos que iba a ser difícil. Nos enfrentábamos a tres equipos grandes y tocaba jugar partidos como estos (cerrados, disputados) y saberlo hacer para poder ganarlos. Así hemos ido paso a paso”, declaró Torres al final del encuentro.
El volante nacido en Cáqueza, Cundinamarca, hace 34 años, fue la figura del Medellín en el encuentro. Corrió por toda la cancha. Cortó acciones de peligro de los bogotanos, le dio salida clara al Equipo del Pueblo desde la parte de atrás y manejó, junto a Jaime Alvarado, los tiempos del ataque en la primera parte.
También, con su liderazgo, fue el futbolista que se puso el overol en la zona defensiva durante la segunda parte, cuando Millonarios se lanzó de manera desbocado a buscar el empate y ajustó los 23 remates totales que sumó en el encuentro al arco defendido por Yimy Gómez.
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“Daniel es uno de los pilares que tiene este Medellín. Es un líder dentro y fuera de la cancha. Es un ejemplo para muchos por como trabaja, entrena. Además, en los partidos corre y lidera al equipo. También es una gran persona, un ser humano maravilloso”, comentó el exfutbolista del DIM Luis Carlos Arias, que fue compañero de Torres en Santa Fe y en su primer paso por el Rey de Corazones en 2015 y 2016.
Con su cabello canoso, su figura blanca e imponente y el humanismo que lo caracteriza, después de que se terminó el partido Torres reunió a sus compañeros para que aplaudieran al público que los acompañó. Es una costumbre que, al igual que caminar descalzo antes de empezar los encuentros, ha mantenido durante su carrera.
Después, entró al camerino con la tranquilidad que lo caracteriza y, como su cabeza siempre va un paso más adelante que la del resto, ya piensa en el clásico paisa del domingo.
Sueña con volver a quedar campeón
La conexión entre Daniel Torres y el Medellín es grande. Desde que llegó en 2022 mostró el cariño que siente por el equipo. Y cómo no, si con el Poderoso ganó el último título que consiguió en su carrera como futbolista profesional: la Liga del torneo apertura de 2016.
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También fue su paso por el conjunto escarlata lo que le abrió la puertas de la Selección Colombia (estuvo en la Copa América de 2016) y la opción de irse al balompié extranjero. Tal vez por eso es que ahora, como capitán del Equipo del Pueblo y siendo cundinamarquéz, es que canta el himno de Antioquia como si hubiera nacido en estas tierras. Además, en la ceremonia de los 110 años del Equipo del Pueblo, aseguró que están luchando por conseguir la séptima estrella, después de 7 años.
