Una antología para recordar a Jose M. Freidel

La antología reúne piezas de teatro escritas por Freidel. También un amplio registro fotográfico de sus trabajos.

Adela Donadio fue una de las actrices de los grupos de Freidel. Ha tenido una larga carrera en la dirección teatral. FOTO archivo

José Manuel Freidel es uno de los nombres principales del teatro antioqueño del siglo pasado. Su obra consistió en textos y montajes teatrales que despertaron —y aún lo hacen— la curiosidad de los públicos. Sin embargo, para la directora Adela Donadio —prologuista y curadora del libro José Manuel Freidel, Poeta del teatro, editado por el sello de la Universidad Eafit—no es menos valiosa la comunidad de amigos que José Manuel tejió a lo largo de su vida, muchos de ellos consagrados a los asuntos del arte. En ese libro Donadio rescata los poemas de la mamá de Freidel, además incluye un completo registro fotográfico de los trajines artísticos y vitales del dramaturgo.

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¿Cuál fue la primera impresión que le dejó José Manuel Freidel?

“Recuerdo que entré a uno de los grupos que José Manuel dirigía en la Universidad de Medellín, aunque yo no estudiaba allí. Una compañera del colegio me dijo que José Manuel era maravilloso y que estaban buscando otra actriz. Entonces yo fui a un ensayo. En ese momento ensayaban A,E,I,O,U, que eran unos cuadros de la educación en Colombia. Recuerdo que en un pasaje un actor le enseñaba a leer a las hormigas porque los niños no llegaban a la escuela. A mí esa imagen me impactó. Dije: aquí me quedo. Quedé fascinada con esa imagen, con los textos de la obra, con el espíritu de José Manuel. Él tuvo un gran deseo de hacer teatro, de dedicarle su vida al teatro”.

¿En qué se diferenció el trabajo de José Manuel al del resto de los dramaturgos colombianos de la época?

“José Manuel comenzó haciendo teatro como lo hacía el resto de grupos de esa época. Se trató de un teatro comprometido políticamente. Fue un hombre de compromisos políticos. Sin embargo, sí se diferenció. Digamos, el teatro de la creación colectiva era un teatro que partía de unos temas que se investigaban. Él se fue desmarcando del teatro panfletario, de un teatro en exceso realista. A eso él opuso un teatro poético, tanto en la escritura como en la puesta en escena. Él intuyó que era un poeta del teatro, por eso el libro de Eafit se titula José Manuel Freidel, Poeta del teatro. Su teatro es poético en todo sentido. Esa es la revelación de su genio: la revelación y la rebeldía de un poeta”.

Hablemos de la experiencia de volver a visitar la obra de José Manuel para escribir el prólogo del libro...

“Me demoré casi dos años en darle forma al texto introductorio. Ese texto supera la extensión del prólogo y es más bien un estudio para presentar diferentes facetas de José Manuel. Yo tenía muchos materiales de él que no había podido reunir: recuerdos de otras personas, anécdotas, memorias, manuscritos de José Manuel. En esos manuscritos hay muchas reflexiones de él respecto al teatro.

La gente tiende a hablar de José Manuel como un transgresor —que lo fue—, un iconoclasta —que también lo fue— un rebelde. En esos manuscritos que rescato queda a la vista un escritor que tiene un pensamiento y unas ideas artísticas para escribir. Él no escribía solo porque necesitaba escribir, sino porque tenía unas ideas artísticas muy sólidas. En cada obra se planteó unas preguntas. Volví a esos materiales: unos los tenía yo, otros los tenía Cristina, la hermana de José Manuel. Y fue necesario ponerlos en contexto. Explicar por qué su teatro marca una diferencia de estilos y de postura.

¿Qué tipo de persona fue José Manuel Freidel?

“Todas las personas tenemos distintas relaciones. José Manuel Freidel era amoroso, era amigo, era protector. Él no habría podido trabajar con actores que hacen casting para una obra. Con él todo se daba por unos encuentros, unas coincidencias en la amistad y en lo artístico que fueron excepcionales en todo momento. A todos los que el destino nos llevó a encontrarnos con él hicimos unos lazos de compartir la vida. Él era muy divertido, muy explosivo, tenía unos cambios de ánimo extremos. Así como él lo cuidaba a uno, uno terminaba cuidándolo a él en sus borracheras, guayabos, en sus crisis. Le gustaba ir a cine, hablaba de libros. Otras personas no tendrán los mismos recuerdos. Cuando una obra no le gustaba se salía de los teatros pisando duro. Han pasado treinta años desde su muerte y uno todavía lo extraña.

José Manuel fue muy prolífico para haber muerto tan joven. A él lo asesinan cuando acababa de cumplir 39 años. Escribió dramas históricos, monólogos, obras para niños, escribió romances urbanos y rurales. Eso lo hace singular y único. Fue un prodigio haber escrito tantas obras”.