“El amor de mi vida es Carlos Gardel y hablo de él en presente porque está vivo. Gardel vino a nacer en Medellín”, dice Catalina Trujillo, especialista editorial y experta en la vida y obra del llamado Zorzal Criollo, el Morocho del Abasto, cuya vida se apagó el 24 de junio de 1935 sobre la pista del aeropuerto Olaya Herrera, en hechos tan misteriosos como la historia de su nacimiento. Ese relato y su fugaz paso por Colombia inspiró el documental Gracias y hasta siempre: Gardel está vivo, dirigido por Álvaro Álvarez de Lugo y que se proyecta en salas de cine para resaltar la magnitud de la huella que la mega estrella argentina dejó en la ciudad.
La memoria de Carlitos, como lo llaman sus fans, permanece intacta en cada rincón de Medellín. A casi 90 años de la tragedia que puso fin a su vida, su legado musical se transmite de generación en generación en calles, bares, murales, museos, academias de baile e, incluso, el aeropuerto, donde se levantó un monumento en su memoria.
Para Trujillo y muchos otros seguidores, el rey del tango no solo dejó un repertorio inmortal de temas que siguen emocionando a millones, sino que también cimentó una profunda conexión entre Medellín y Buenos Aires, entre la nostalgia y la melancolía de sus canciones y el espíritu resiliente de los paisas.
Cada año, en las milongas y festivales de tango, su música revive, como si el paso del tiempo no afectara en nada la admiración que se le profesa. En los rincones de Medellín, la presencia de Gardel sigue palpable como una celebración constante de su arte. Carlitos no murió, “cada día canta mejor”, dicen sus fans.
El documental explora esa relación única, revisitando aquellos sitios donde la pasión por el tango floreció tras su muerte. La cinta invita a una reflexión sobre cómo una ciudad, que inicialmente era una parada más en la gira del cantante, se convirtió en un santuario para su legado, perpetuando su influencia a través de generaciones.
El venezolano Álvaro Álvarez de Lugo, su director, está convencido de que la relación entre Medellín y el tango va mucho más allá de la muerte de Gardel. “Es impresionante cómo sigue marcando generaciones. No solo hablamos de un artista, sino de un fenómeno cultural que dejó huella en cada lugar que pisó”, explicó a EL COLOMBIANO
Según dijo, la historia del tango en Medellín no comienza con la muerte de Gardel en 1935, sino que ya había una comunidad tanguera vibrante en la ciudad antes de ese trágico suceso. “La afición por el tango era muy importante aquí y eso fue lo que intentamos reflejar en el documental”.
Una de las grandes preguntas que plantea esta producción es cómo una figura como Gardel ha logrado mantenerse viva en la memoria de la ciudad y, de hecho, cómo ha contribuido a que se convierta en un santuario mundial del tango. La película es una excusa para revisitar lugares icónicos, como el Salón Málaga, la Casa Gardeliana y el Café Alaska, en Manrique, que son solo algunos de los puntos claves de la Medellín tanguera.
Ese recorrido en pantalla también revela la herencia de personajes como Leonardo Nieto, fundador de la Casa Gardeliana, quien, siendo argentino, sintió la necesidad de rendir homenaje al Zorzal Criollo en Colombia. “Es curioso que, en muchos aspectos, Medellín ama más a Gardel que la misma Buenos Aires. Aquí, su figura no solo está en murales o plazas, sino que está en el día a día de la gente. Gardel no merece ser olvidado”.
La Medellín tanguera
A pesar de que el debate sobre el origen de Carlos Gardel sigue abierto (que si uruguayo, francés o argentino), lo indiscutible es que su muerte dejó un legado inmenso en Medellín, como lo cuenta el documental. Uno de los puntos clave es la famosa Calle 45, hoy conocida como Carlos Gardel, homenaje palpable al artista y su influencia cultural.
Allí se encuentra una estatua conmemorativa, cuya leyenda dice: “Se levanta este monumento en medio de los que lo aman”. Según explica a EL COLOMBIANO Jair Alba, guía de uno de los recorridos turísticos por la Medellín tanguera, el tango sigue vivo gracias a estos espacios que han preservado la tradición.
Pero el recorrido no puede completarse sin una visita a la Casa Gardeliana, centro cultural donde no solo se conservan objetos relacionados con Gardel, sino que también se realizan actividades como clases de tango y milongas.
Jazmín Valencia, colaboradora de la Casa, explicó que el espacio fue fundado en 1972 como “un espacio para disfrutar del tango en la ciudad” y desde entonces ha sido un lugar de referencia para quienes aman esta música. Jaime Jaramillo Panesso, quien fuera miembro de la Asociación Gardeliana de Medellín, le dijo en vida a EL COLOMBIANO que “el tango no es exclusivamente de Manrique, pero la Casa Gardeliana y los bares de la zona lo potenciaron”.
Otro de los lugares emblemáticos que no puede faltar es el Salón Málaga. Fundado en 1957, este café ha conservado su esencia nostálgica y tradicional a lo largo de los años. Ubicado en pleno centro de la ciudad, cerca de la estación de metro San Antonio, es un espacio donde el tango sigue resonando entre sus paredes cubiertas de fotografías históricas. Aquí, tanto locales como turistas pueden disfrutar de presentaciones en vivo, rodeados de una atmósfera que evoca tiempos pasados. El Salón Málaga no solo es un lugar para disfrutar del tango, sino un rincón donde la historia y la cultura de Medellín se entrelazan de manera especial.
Para quienes buscan una experiencia más íntima, El Patio del Tango, en el barrio San Diego, es una excelente opción. Este restaurante y bar ofrece una atmósfera acogedora y auténtica, donde los shows de tango en vivo destacan por la calidad de sus bailarines y músicos y que además ofrece buena comida y música en directo, El Patio del Tango también tiene clases de baile para quienes desean aprender o perfeccionar los pasos de este baile. La combinación de espectáculo, comida y enseñanza lo convierte en una parada obligatoria para los amantes de este género.
Otro referente importante en la escena del tango en Medellín es Homero Manzi, un bar y restaurante ubicado en el barrio Laureles. Nombrado en honor al famoso letrista argentino, este espacio ofrece un ambiente sofisticado y elegante, con espectáculos regulares de tango en vivo. Su propuesta no solo se centra en la música, sino también en brindar una experiencia completa. En definitiva, hay muchas maneras de vivir el tango en Medellín.
