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La revocatoria de Daniel Quintero es el primer gran pulso político del 2022

Uribismo y petrismo ya se jugaron por este proceso, en el que también hay un alto componente ciudadano. Así están las cargas si se confirma la cita a urnas.

  • Álvaro Uribe, Daniel Quintero y Gustavo Petro son de alguna manera protagonistas del proceso revocatorio del Alcalde de Medellín.
    Álvaro Uribe, Daniel Quintero y Gustavo Petro son de alguna manera protagonistas del proceso revocatorio del Alcalde de Medellín.
02 de enero de 2022
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Pese a que hace tan solo 48 horas afirmó haber detectado al menos 3.000 firmas manipuladas, aún no es claro si el alcalde Daniel Quintero impugnó la decisión de la Registraduría con la cual se le dio vía libre a la votación de la revocatoria que se está promoviendo en Medellín para sacarlo de la Alcaldía.

El plazo se venció el 31 de diciembre, pero ni desde La Alpujarra ni desde la Registraduría confirmaron si se dio ese paso, aunque ya la ciudad –cuyo escenario político está ardiendo por esta revocatoria– ha visto cómo desde hace una semana Quintero y sus funcionarios comenzaron una dura campaña de descalificación del proceso de recolección de firmas. Pero, en ese contexto, esta revocatoria sobrepasa el teatro político local.

Todas las corrientes están expectantes de que la Registraduría confirme –tras determinar si se dio o no la impugnación y si la avalan o no– la puesta en marcha de esa cita a urnas, que podría ser en febrero próximo, con el fin de arrancar de frente una campaña que será el primer gran pulso electoral que se vivirá en el 2022.

Si bien la contienda ya está caliente, pues Quintero tiene una narrativa que busca hacer ver al uribismo como culpable del intento de sacarlo del poder, y sus contradictores –los revocadores– se sienten con el suficiente respaldo ciudadano para lograr los poco más de 145.000 votos que se requieren para cumplir su objetivo, lo cierto es que este proceso puso a Medellín en el centro del debate electoral nacional.

De hecho, no es gratuito que los dos personajes más antagónicos de la política nacional estén enfilando sus baterías para ser protagonistas de esta revocatoria.

Por un lado, el expresidente Álvaro Uribe no escatima esfuerzos para sacar a relucir lo que considera es la peor alcaldía de la ciudad en décadas, así aún no haya dicho de frente que votaría sí a la salida de Quintero.

“Medellín, mejor suerte para el 22”, dijo en uno de sus últimos pronunciamientos del año que terminó. Y agregó que el alcalde Quintero “es muy entendido para que bandas criminales lo ayuden a elegir (...) y tratar de quebrar a empresas de ingenieros y a EPM, que fundaron y consolidaron antioqueños ejemplares”.

Y, por su parte, el senador y candidato de Colombia Humana, Gustavo Petro, ya rodeó al mandatario local advirtiendo que –a su juicio– lo único que hay es una orfandad de poder del uribismo y no una mala gestión de quien lidera la ciudad.

“Suplantar firmas para buscar la revocatoria de un alcalde es un delito contra el sufragio popular. Se trata de un fraude electoral. ¿Será que la fiscalía se atreve a investigar la recolección de firmas para la revocatoria del alcalde de Medellín?”, dijo Petro en su más reciente mensaje de respaldo a Quintero.

Y ambos –Uribe y Petro–, como los dos principales líderes de las fuerzas con más visibilidad en la fotografía electoral actual, el exmandatario a la derecha y el congresista a la izquierda, también tienen a sus fuerzas (el Centro Democrático y el Pacto Histórico) ejecutando estrategias para defender su propósito. Eso sí, aún no son explícitos en torno a si apoyarán o no una revocatoria que logró el respaldo de 133.248 medellinenses que, según la Registraduría, estamparon legalmente sus firmas en los formularios con que se promovió por meses este proceso.

Y aunque Quintero dijo que hay más de 3.000 firmas fraudulentas y estaba por impugnar la resolución de la Registraduría que validó las rúbricas, lo cierto es que para tumbar este proceso se tendrían que anular 42.037.

Se mueven los partidos

Mientras esa etapa se adelanta, todos los siguen de cerca el avance de la dura campaña que hay en torno a la revocatoria. Y es que no es un tema menor, pues el 2 de octubre de 2016 –cuando Colombia le dijo no al plebiscito por la paz tras el acuerdo con las Farc–, en Medellín el sector que impulsó Uribe, el que rechazó lo firmado en La Habana, logró 431.173 votos de los 684.721 que se contabilizaron como válidos; se impuso por más del doble al sí, que se quedó con solo 253.548 sufragios.

Y para la segunda vuelta del 2018, en la que Iván Duque –el candidato de Uribe– se impuso sobre Petro, la diferencia también fue demoledora: 693.334 votos para el ahora Presidente y solo 208.427 para el hoy Senador.

Esas cifras son revisadas con lupa tanto en La Alpujarra como en los movimientos que impulsan la revocatoria, pues son un precedente que sirve de reflejo para febrero cuando –si todo sigue su curso– se votaría por la salida de Quintero o por, como él la llama, la refrendación de su mandato.

Además, al ser la primera votación del 2022, justo antes de las elecciones de Congreso –13 de marzo– y de la primera vuelta presidencial –29 de mayo–, independiente del resultado este impactará en esos procesos electorales. ¿La razón? Todos los partidos, así haya un gran componente ciudadano como es evidente que existe, están involucrados en esta primera campaña.

Según la representante Margarita Restrepo, del Centro Democrático, Quintero “se volvió una figura” con la revocatoria y ahora su proceso es tema de discusión nacional.

“Va a haber un pulso electoral. Pienso que son unas primarias, pero el electorado medellinense se ha caracterizado por ser inteligente y, la verdad, es que la gran mayoría estamos sorprendidos con la negligencia y la corrupción”, dijo.

Su copartidaria, la senadora Paola Holguín, dijo que Quintero siempre ha sido un político y se ha sabido camuflar, pero ahora –desde la Alcaldía– “es tristemente famoso por corrupto”.

“La revocatoria de Quintero está por encima de los partidos. Los que la apoyamos no necesariamente vamos a estar unidos en las presidenciales o en las legislativas”, precisó. Eso sí, reconoció que el resultado impactará en las elecciones que siguen.

¿Ciudad polarizada?

Y aquí, en este punto, es cuando los cálculos electorales tienen mucho en cuenta lo que pase con esta revocatoria. En efecto, el senador Armando Benedetti, de la Colombia Humana de Petro, advirtió que lo que se está viendo por primera vez en al menos tres décadas es a una Medellín políticamente dividida, lo cual permite –más allá de si Quintero se va o no– abrir espacios para modificar el mapa electoral en esta ciudad.

“Esa revocatoria lo único que hace es mostrar la división que hay en Antioquia y que nunca antes había sido mostrada. Gracias a Quintero, Antioquia ahora tiene cara y sello. Esa diferencia puede marcar una directriz importante en las otras elecciones que”, dijo Benedetti. Y recordó que, si sigue lo que calificó como polarización, es difícil que se vuelvan a ver resultados cohesionados “en la derecha” como los del plebiscito por la paz –cuando ganó el no de Uribe– o los de la segunda vuelta en la que Duque se impuso sobre Petro.

Y para Antonio Sanguino, de Alianza Verde, y Omar Yepes, del Partido Conservador, lo que pase con la revocatoria servirá para acomodar las fuerzas en una plaza clave como Antioquia, pero coincidieron en que –a su juicio– el desgaste y la polarización que dejará debería evitarse.

En todo caso las cartas ya están jugadas. Quintero sabe que esta revocatoria es una oportunidad para potenciar su discurso antiuribista y de unión, según él, con el fajardismo que ha dicho también lo quiere sacar; no reconoce el componente ciudadano que hay en este proceso.

Y, por el otro, los revocadores y los partidos que los apoyan saben que si logran acudir en masa a votar –se necesita que poco más de 150.000 personas le digan sí a la salida de Quintero– podrán afianzar una ruta que será clave para reacomodar el poder político en Colombia en este 2022.

Medellín es el ring electoral con el que arranca la contienda política de este nuevo año

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