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La consulta popular vía decreto es la primera gran ruptura democrática de Petro que amenaza a las instituciones

El presidente decidió anunciar que decretará la consulta, a pesar de que en el Senado ganó el no 49 a 47 por la ausencia de Martha Peralta y Richard Fuelantala. Es la primer ruptura democrática del mandatario.

  • El presidente Gustavo Petro anunció la consulta por decreto. La votación en el Senado la perdió el Gobierno y con 49 votos en contra. Sin embargo, el presidente ha decidido mantenerse en esa misma posición. Foto: Presidencia.
    El presidente Gustavo Petro anunció la consulta por decreto. La votación en el Senado la perdió el Gobierno y con 49 votos en contra. Sin embargo, el presidente ha decidido mantenerse en esa misma posición. Foto: Presidencia.
04 de junio de 2025
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El presidente Gustavo Petro cruzó la línea que no se debe superar en la democracia y corre el riesgo de derivar en el autoritarismo. El mandatario anunció en alocución que desconocerá al Congreso luego de semanas de sugerir que había que “revocarlo” y de llamar a los parlamentarios “hp”. Dijo también que si las instituciones no hacen lo que el pueblo quiere, entonces “las instituciones se van”. Esta es la amenaza más riesgosa hasta ahora en tres años de administración.

En su voluntad, Petro no solo se está saltando al Congreso sino al poder judicial. Esto es porque si el Gobierno insiste en que en la decisión final de la votación hubo un vicio de procedimiento, el camino institucional es que el ejecutivo espere una decisión del Consejo de Estado, en donde ya hay una demanda a esa votación. Sin esa decisión, Petro anuncia la declaratoria. El golpe es doble al poder del Senado y al poder de la rama judicial que debería tener independencia y decidir sin presiones.

Este no es el inicio de una relación tensa sino el desenlace. En los últimos meses Petro insultó de manera específica a varios senadores y de manera general a la institución del Congreso. Los llamó “hp” en la Plaza de Bolívar, traidores del pueblo, amenazó con revocarlos e hizo énfasis en que habría consecuencias si se negaba la consulta, lo que finalmente ocurrió.

Los partidos políticos más grandes no dudaron en llamarlo golpe de Estado, algo que ya había dicho el expresidente César Gaviria señalando que si Petro desconocía a las instituciones, deberían los partidos desconocerlo a él. Otras voces como la del exprocurador Fernando Carrillo expusieron que se trata de un golpe. “Las amenazas prevaricadoras con un decreto inconstitucional son la careta de acciones propias de un autoritarismo populista. No son una simple leguleyada, ni un golpe blando, son un golpazo a la Constitución de 1991”, escribió Carrillo en Twitter.

Con esta decisión Petro se juega su último año de Gobierno ya no solo enfrentado al Congreso, que no ha pasado sus reformas en limpio como lo pretendía el mandatario, sino al poder judicial que se ha caracterizado en la historia republicana del país por mantener su independencia frente a los actores armados, los narcotraficantes, y el poder presidencial. Las cortes no han sido sometidas en Colombia y es difícil que puedan cambiar su criterio frente a un gobernante que además ha desconocido a otras instituciones con llamados beligerantes que podrían escalar a la violencia.

Solo basta recordar que cuando la Corte Suprema no estaba eligiendo a al fiscal general en los tiempos en los que quería el presidente, Petro estimuló y provocó a manifestantes que llegaron hasta el Palacio de Justicia y arrojaron piedras a las camionetas de los magistrados. La Corte estaba tomando el tiempo necesario para considerar las hojas de vida con paciencia, como ha sido tradicional, pero el interés del jefe de Estado era sacar de su cargo con agilidad a la fiscal encargada Martha Mancera, que era la vicefiscal de Francisco Barbosa. Finalmente llegó Luz Adriana Camargo con la decisión de la Corte. La terna era del presidente, como establece la Constitución, por lo tanto era innecesario presionarla pero así ocurrió y eso creó un malestar entre ambos poderes.

Luego, en un discurso de Petro desde Chocó este se refirió al presidente de la Corte, Gerson Chaverra. “Nunca podré entender como un hombre negro puede ser conservador”, dijo en ese momento desatando otra molestia que se vio reflejada en la inasistencia de la Corte a varios eventos en la Casa de Nariño.

El exregistrador nacional, Alexánder Vega, quien hoy es una de las cabezas del Partido de La U, dijo que el decreto es inconstitucional y aseguró que no se puede convocar por parte de la Registraduría. Esa es la pregunta clave. Si el actual registrador, Hernán Penagos, acatará el decreto y convocará a las urnas con la logística que eso requiere, o si desconocerá la orden presidencial esperando que haya una definición de las autoridades de la justicia, lo que se ve más cercano.

La filósofa política Hanna Arendt explicaba en la postguerra luego de 1945 que el autoritarismo es una forma de gobierno en la que hay un actor externo que se convierte en una creencia. Este decide y define todo incluyendo los excesos del poder. Es el poder supremo que emana de un actor exterior. Para Petro ese poder supremo es el pueblo, concepto al que siempre alude en sus discursos. “Si el Congreso traiciona al Pueblo”, “el poder es del pueblo”, “ya verán al pueblo”, etc.

Ese concepto es fácil de traer al discurso porque es etéreo. El pueblo puede ser cualquier cosa pero la realidad es que el presidente se hizo elegir para gobernar y liderar los procesos democráticos de todo el país, de todos los ciudadanos. Y eso implica pluralidad y respeto por quienes no votaron por él y tienen derechos que el Estado y su máximo representante deben garantizar.

El exgobernador Aníbal Gaviria dijo que esto es una muestra de autoritarismo. “Es un quiebre institucional supremamente grave para el país”, afirmó en La FM.

La relación del presidente con las cortes ha sido tensa y distante. Especialmente con el Consejo de Estado, al que esquivó también en su declaración. Afirmó que esperaría que solo la Corte Constitucional decida sobre su decreto pero una sola demanda al decreto ante el Consejo de Estado podría tumbar la orden de convocar la consulta. Esa es la alta corte que debería pronunciarse ante la votación que tumbó la Consulta en el Senado, pero el presidente tampoco esperó.

Todo esto además ocurre en la contienda presidencial que ya empezó y está en plena campaña. Pero del petrismo no se sabe nada sobre qué mecanismo se escogerá y cuál será el candidato. El presidente no ha dejado saber cuál es su favorito, ni qué cree que debería ocurrir. Aunque los principales candidatos ya están todos perfilados en el centro izquierda, el centro y la derecha, en el movimiento político del presidente no se sabe nada.

En conclusión, Petro comenzó el capítulo más difícil de su administración que es el de una deriva hacia el autoritarismo de la que podría no regresar. Esto poniendo en ansiedad a todo el país y desconociendo al Congreso y las cortes de frente.

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