Justo hace 15 días, en tono enérgico y vehemente, la presidenta del Partido Conservador, la senadora Nadia Blel, ratificaba que la colectividad “no tiene” ni buscaría representación política o “cargos” en el Gobierno de Gustavo Petro. Sin embargo, el arribo de Patricia Duque al Ministerio del Deporte parece poner en entredicho esa mentada consigna de independencia en las huestes godas.
Aunque en la bancada legislativa la gran mayoría dice no conocerla y hay quienes se declaran sorprendidos –“me acabo de enterar por usted”, dijo un congresista en Cámara–, lo cierto es que en voz baja, hablando bajo la condición del anonimato, al menos cuatro congresistas consultados por EL COLOMBIANO reconocen que sí es cuota del Partido y que su arribo acentúa el malestar y la división.
Los bandos parecen estar decantados entre la mayoría de la bancada en Cámara –que recién la semana pasada se reunió con el entrante ministro del Interior, Armando Benedetti, y que ha sido funcional para los intereses del Ejecutivo–, y parte de la bancada en Senado, que insiste en ratificar su independencia y no le juega al Gobierno en materia burocrática.
“Patricia Duque fue postulada por un sector de los congresistas en Cámara liderados por el representante Ape Cuello”, reconoció un senador godo, quien sostuvo que, pese a la instrucción oficial, hay congresistas que se niegan a dejar de lado su participación en el Gobierno y buscan mantener cuotas a cambio de apoyar los proyectos del petrismo.
Este diario intentó buscar una respuesta por parte del congresista Cuello, señalado también de haber promovido el nombre de la saliente ministra Luz Cristina López; sin embargo, hasta el momento no ha habido respuesta.
Duque es de origen vallecaucano y cuenta con un amplio recorrido en el sector público. Trabajó en la Contraloría de Bogotá, fue subdirectora financiera del Concejo de la capital y alcanzó a ser nombrada superintendente de Servicios Públicos Domiciliarios durante el Gobierno de Juan Manuel Santos.
Su arribo como cuota de los godos ratifica que, aunque en el discurso los conservadores se alejan del Gobierno, en la práctica le caminan al Ejecutivo. No es para menos. En Cámara, la bancada cuenta con 26 representantes –son la tercera más numerosa de la Corporación– y en Senado cuentan con 15 integrantes, la segunda bancada más robusta. De allí que el Gobierno no pueda ignorar sus votos.
Sin embargo, tal como ocurrió justo hace un año con la llegada de la saliente ministra Luz Cristina López Trejos, la repartija burocrática desató choques en el corazón del conservatismo. La crisis en 2024 fue de tal calado que su entonces presidente, Efraín Cepeda, puso sobre la mesa su carta de renuncia, aunque el Directorio conservador negó la dimisión y al unísono respaldó su postura independiente.
El senador paisa Nicolás Echeverry, uno de los pocos que se atreve a hablar con nombre propio, le aseguró a este diario que Duque “no es cuota del Partido Conservador oficialmente”, aunque reconoció que rumores dentro de la bancada indican que sí fue respaldada por algunos miembros de la Cámara.
“Eso se hace en contravía de lo que las directivas han decidido. Es lamentable que no tengamos un mecanismo para corregir y sancionar este tipo de actuaciones que enlodan un partido que tiene más militancia que partido”, reclamó el congresista.
Al ratificar su independencia, señalando que en su caso personal no participa ni participará en el Gobierno, criticó las actuaciones del Ejecutivo al “tratarlos de seducir” con burocracia.
“Eso no se debe aceptar y se debe rechazar. El Gobierno ha venido jugando individualmente con los representantes para salvar las reformas. Les ha quedado más difícil en Senado. Es un acto reprochable. Se viola la independencia y autonomía de los partidos, y muestra el interés que desde la mermelada y desde las prebendas y dádivas se tiene para comprar votos”.
Recién la semana pasada, la Dirección del Partido Conservador se refirió a la reunión que sostuvieron algunos integrantes de su bancada en la Cámara de Representantes con el jefe de despacho presidencial, Armando Benedetti, en Casa de Nariño.
Al desautorizar el encuentro y ratificar la independencia de la colectividad, la Dirección sostuvo que “no es partido de Gobierno” y que no tiene ni tendrá participación burocrática en el Ejecutivo.
“Nuestra posición crítica sobre las reformas sociales se mantiene firme, ya que está sustentada en argumentos técnicos y no políticos”, dijo la oficialidad de la colectividad.
En esa línea, el Partido reclamó que las reuniones que habrían sostenido algunos congresistas con miembros del Gobierno Nacional “no representan a la colectividad”, advirtiendo que habría eventuales sanciones. “Se trata de acciones individuales por las cuales cada uno deberá responder ante los militantes, la opinión y las instancias éticas que tiene colectividad”.
Frente a ello, el senador Echeverry instó a endurecer la postura y que se rechace, “como se ha venido haciendo”, la participación de cualquier miembro del Partido en reuniones con el Gobierno. “Debemos mantenernos firmes y férreos buscando mayorías para defender los intereses de los colombianos. En el caso de estos representantes, serán sometidos al debido proceso y de comprobarse alguna irregularidad, debe producirse una actuación disciplinaria”.