Luis Alfredo Garavito, el mayor infanticida y violador de niños en la historia de Colombia, murió este jueves 12 de octubre a sus 66 años en la clínica nueva Santo Tomás del Caribe, en Valledupar. La noticia fue confirmada por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), a través de un comunicado. Garavito sufría de una leucemia en estado avanzado.
“La Bestia” o “el Monstruo de Génova”, como también era llamado por cuenta de sus atroces crímenes, fue responsable de asesinar y abusar entre los años 80 y 90, al menos 182 menores entre los 8 y los 16 años de edad. Su captura se produjo el 22 de abril de 1999, mientras intentaba agredir a una niña, y su sentencia se dictó en el año 2000.
Fue condenado a 40 años de cárcel, pena máxima que en ese momento podía aplicar la justicia colombiana, por los delitos de acto sexual violento, acceso carnal violento, homicidio, incendio culposo y secuestro simple.
Terminó siendo encerrado en la Cárcel y Penitenciaria con Alta y Media Seguridad de Valledupar (CPAMS), también conocida como La Tramacúa por causa de su forma: un gran bloque de cemento, rodeado por un muro de siete metros de alto por 50 centímetros de ancho.
El confeso asesino serial cometió cada uno de sus crímenes en por lo menos 11 de los 32 departamentos de Colombia. Aunque también se tienen registros de que estuvo en Ecuador. Su modus operandi era disfrazarse de indigente, sacerdote, persona con discapacidad, anciano, entre otros, para ganarse la confianza de sus víctimas, casi todas de orígenes humildes.
Los llevaba hasta zonas boscosas, sumamente apartadas de los cascos urbanos, en donde terminaba por secuestrarlos. Los violaba y sometía sexualmente, para después asesinarlos y enterrar sus cuerpos.
En noviembre de 2021, el infanticida y violador de menores le solicitó a la justicia que estudiara la posibilidad de que pudiera ser merecedor de libertad condicional, con el argumento de que, durante su condena, se había destacado por su buena conducta. Sin embargo, la solicitud le fue negada.
La Tramacúa en Valledupar, fue fundada en el año 2000, durante la Presidencia de Andrés Pastrana, con el apoyo del Buró Federal de Prisiones (BOP) de Estados Unidos, quienes ayudaran con el diseño, y el alcalde de la época, Johnny Perez Oñate, quien facilitó los terrenos.
La cárcel de máxima seguridad está ubicada a 3.5 kilómetros del batallón de La Popa, que conduce al corregimiento de Mesa. Cuenta con dos pabellones para sindicados, dos pabellones de mediana seguridad, predominando en su mayoría los pabellones de alta seguridad. Es considera uno de los centros penitenciarios más seguros, pero al mismo tiempo más temidos del país, a raíz de su infraestructura y reglas.
Sus instalaciones tienen capacidad para hasta 1.452 personas, y todos sus reclusos son hombres. La mayoría condenados por delitos atroces o quienes están a la espera de que sus procesos se definan ante un juez. Durante los últimos años, su capacidad instalada ha sido sobrepasada. Según datos de la Procuraduría con corte de diciembre de 2022, el índice de sobrepoblación era del 3,2%, sin mencionar el 2023.
¿Con quiénes estuvo encerrado Garaviro en La Tramacúa?
Luis Alfredo Garavito compartió pabellón con Miguel Uribe Noriega, recordado como el hombre que violó y asesinó a la pequeña de 6 años Yuliana Samboní en 2018; crimen por el que fue condenado a 60 años de prisión.
David Murcia Guzmán, condenado por los delitos de captación ilegal de recursos, lavado de activos, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir por la pirámide DMG, fue vecino de Garavito, desde 2019.
En 2003 llegó a la cárcel Manuel Octavio Bermúdez Estrada, conocido como “el Monstruo de los Cañaduzales”, acusado del asesinato de por lo menos 30 menores, y Levith Rúa, apodado “Bestia del Matadero”, un expolicía que mató a una estudiante del Sena.
Óscar Camargo Río, alias Pichi, es otro de sus presos. Lo detuvieron en enero de 2020 en una finca en Bello, Antioquía. Ríos fue procesado por ser sus negocios de narcotráfico, estar al frente de algunos grupos de crimen organizado en Bucaramanga y por su listado de asesinatos y masacres. Se escapó dos veces de la cárcel, motivo por el cual, terminó en La Tramacúa.
Allí también ha estado Joel Zerpa Brito, alias Tommy Masacre, de nacionalidad venezolana y condenado a 37 años y 6 mese de cárcel, por homicidio agravado, y tener vínculos con la banda de “Los Costeños”, que opera desde varias ciudades del Atlántico.
Otro de los condenados que paga su pena en esta presión, es Javier Velasco, el hombre que empaló y asesinó a Rosa Elvira Cely en Bogotá, así como Luis Gregorio Ramírez Maestre, “el asesino de la soga”, culpable del asesinato de 60 mototaxistas en distintas ciudades del país. En 2012 un juez le dictó una pena de 34 años de cárcel.
Pero el listado ahí no termina. Adolfo Arrieta terminó en esta prisión después de que violara e incinerara viva a Génesis Rúa, una niña de nueve años, en el municipio de Fundación, Magdalena. Además de Orlando Pelayo, condenado por el secuestro y asesinato de su propio hijo Luis Santiago, un bebé de solo 11 meses, quien murió el pasado 22 de abril de este año, en una Unidad de Cuidados Intensivos, del Hospital Rosario Pumarejo López.
Entre los peligrosos criminales que han pasado por esta cárce hay hombres señalados con estructuras armadas ilegales. Sebastián Murillo Echeverri, alias Lindolfo, cabecilla de la estructura paramilitar “Oficina de Envigado”. Además de Jáder Luis Morales Benítez, alias “JJ”, un exparamilitar barranquillero que en repetidas ocasiones ha intentado escapar de las cárceles en las que lo han encerrado, Freyner Ramírez García, alias “Carlos Pesebre”, cabecilla de “la Oficina” y Luis Ángel Úsuga Murillo, conocido como “Mochi”, y por ser primo de alias Otoniel, extraditado a Estados Unidos. Por allí también pasó el hoy desaparecido alias Popeye, exjefe de sicarios del Cartel de Medellín.
