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Petrismo se juega su unidad en la disputa Pizarro-Corcho: así va la puja por la cabeza de lista al Senado

Una fuerte disputa entre María José Pizarro y Carolina Corcho tiene en vilo la cohesión del Pacto Histórico. Mientras Pizarro alega acuerdos previos que la respaldan, Corcho exige un proceso democrático. El Comité Político deberá resolver el pulso que ya agita al petrismo rumbo a 2026.

  • Pizarro defiende que hubo un acuerdo político para que ella encabezara la lista al Senado, mientras Corcho reclama que la decisión debe someterse a elección democrática tras su destacado resultado en la consulta. FOTO: COLPRENSA
    Pizarro defiende que hubo un acuerdo político para que ella encabezara la lista al Senado, mientras Corcho reclama que la decisión debe someterse a elección democrática tras su destacado resultado en la consulta. FOTO: COLPRENSA
hace 4 horas
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Un pulso de alto calado sacude las bases del Pacto Histórico, justo cuando el envión por los resultados de la consulta del pasado domingo parecía hacer creer que la mentada unidad y fraternidad marcarían el derrotero para 2026.

De por medio están dos pesos pesados del petrismo: la senadora María José Pizarro y la ex precandidata presidencial Carolina Corcho. Su puja tiene de simbolismo lo mismo que de distinción: ser la cabeza de lista al Senado en los comicios legislativos del próximo 8 de marzo.

Si bien por acuerdos implícitos desde hace semanas se daba por hecho que Pizarro encabezaría la lista –lo que la llevó incluso a bajarse del ramillete de precandidatos–, los resultados obtenidos por Corcho durante la consulta (678.962 votos) redefinieron el panorama y la llevaron a alzar la mano.

“El acuerdo político del Pacto Histórico, hecho público el 19 de julio, es claro: no hay bolígrafo, hay elección popular. Así lo refrendamos los precandidatos a la Presidencia y al Senado”, reclamó la exministra de Salud, quien advirtió que quienes se bajaron de la consulta presidencial lo hicieron “sin condicionarlo a una curul” y que en las reglas nunca se pactó “una designación para encabezar la lista al Senado sin un proceso democrático”.

Otra es la lectura de Pizarro, nada menos que la que le puso la banda presidencial a Petro y que en 2022 fue la primera mujer en la lista cerrada del Pacto. Según la congresista –quien primero fue representante y luego senadora–, el acuerdo fue que ella lideraría la bancada del Senado y se estipuló que esa cabeza de lista sería definida por consenso entre los partidos que conforman la alianza de izquierda.

“Carolina Corcho participó en la consulta presidencial, perdió y debe asumir las consecuencias de sus decisiones. De eso se trata, precisamente, la democracia”, explicó Pizarro, que no se guardó nada y acusó a su copartidaria de no asistir a las deliberaciones en las que se llegaron a acuerdos.

En medio del rifirrafe, a medida que se acentuaban las diferencias de lado y lado, un comunicado del Comité Político del Pacto divulgado este martes acrecentó las dudas. En la misiva –además de celebrar los resultados de la consulta–, esa instancia sostuvo sin precisar el cómo que “tomará de manera unitaria y transparente la decisión sobre la cabeza de lista al Senado en próximas sesiones”.

Al revisar el acuerdo de voluntades radicado ante la Registraduría y que fue suscrito entre los tres partidos que conforman el Pacto –el Polo Democrático, la Unión Patriótica y el Partido Comunista–, sobresale un parágrafo que señala que la elección de la cabeza de lista “será elegida por medio de un acuerdo político” que alcancen los representantes legales de las tres colectividades.

“El criterio principal que va a operar es cuál va a ser la decisión que mejor contribuya a que este proyecto político, (que) convoque y consolide un respaldo popular que ojalá garantice aumentar las bancadas en el Congreso”, afirmó a medios el representante Gabriel Becerra, secretario general de la UP.

“Si el Comité toma una decisión diferente, sabré que se han incumplido los acuerdos”

Con todo, Pizarro no deja de alertar presuntas irregularidades y un dejo de oportunismo, con todo y que intentó bajarle la caña a la discusión. “Esto no es para entrar en una controversia innecesaria ni para generar un discurso que mine el triunfo tan exitoso que tuvimos en las urnas. Pero evidentemente se hicieron acuerdos que se radicaron en la Registraduría, posteriores a una reunión en la que a mí se me solicitó que liderara la bancada del Senado y asumí esa responsabilidad”.

De acuerdo con la congresista, fue la propia Corcho la que se opuso a que quienes participaran en la consulta presidencial luego quisieran medirse en el proceso para escoger a los aspirantes al Congreso. “Ella consideraba que eso era un incentivo perverso, por decirlo de alguna manera”, agregó, abriendo la puerta a que el asunto se discuta con los demás candidatos.

“Aquí todo el mundo se midió en franca lid, aceptando las reglas del juego (...) no voy a tampoco a imponerme por encima de los compañeros que hicieron un ejercicio válido. Yo entendí que para mí esas eran las reglas del juego y por lo tanto actué en coherencia. Le corresponde al Comité Político del Pacto saldar esta situación sin mayores traumatismos”, precisó.

Justamente, consultado por EL COLOMBIANO, el candidato único del Pacto, Iván Cepeda, sostuvo que es una “muy válida controversia que diría es cordial” y que se encontrarán los caminos para resolverla. Es decir, no tomó partido por ninguna vía. “Ambas tienen méritos suficientes, no solo para eventualmente ser congresistas, sino para cualquier otra responsabilidad que asuman. Han demostrado y han probado su talento y su talante como dirigentes”.

Una alternativa que se ha ventilado en redes es que Corcho asuma como cabeza de lista (dado semejante caudal electoral) y Pizarro sea la tercera en la lista –en la medida en que es una lista cremallera y paritaria–. Se trataría de una vía que no generaría mayor traumatismo más allá de lo simbólico dada la posición estratégica en que quedarían ambas la lista; sin embargo, es una alternativa que no deja de generarle inquietud a la actual congresista.

“Hubo un acuerdo en relación con la cabeza de lista. Si el Comité Político toma una decisión diferente, pues bueno, sabré que se han incumplido los acuerdos y sé que tengo la responsabilidad de demostrar la fuerza política que he construido durante todos estos años, pero espero que las cosas se diriman sin dejar lesionados, de manera respetuosa y, sobre todo, protegiendo este proyecto político”, precisó.

En la ecuación no hay que descartar la postura del mandamás del Pacto: el propio presidente Gustavo Petro, quien no ha emitido un pronunciamiento público, pero que, al parecer, se decantaría por Pizarro.

Más peros para María José Pizarro

Con todo, el panorama podría ser adverso para Pizarro. En los corrillos políticos gana notoriedad una teoría que indica que podría estar inhabilitada para participar en los comicios al Congreso, en la medida en que su partido, Progresistas, no hizo parte del acuerdo inicialmente pactado en la consulta del Polo, la UP y el Partido Comunista.

Lo anterior, teniendo en cuenta que aún el Consejo Nacional Electoral (CNE) no ha dado vía libre a la vinculación formal de Progresistas al Pacto hasta que se resuelvan procesos disciplinarios. Es decir, al momento de suscribir los acuerdos, Progresistas –nacido de la escisión del Mais– no tendría voz ni voto. ¿Estaría entonces Pizarro inhabilitada?

La congresista le restó importancia a esa tesis y explicó que, en el caso de la elección del candidato único a la Presidencia, hubo una consulta partidista. Pero frente a la consulta legislativa se suscribió un acuerdo que incluyó no solo al Polo, la UP y el Partido Comunista, sino también la Colombia Humana y Progresistas. “Ese documento yo misma lo firmé. Es distinto el acuerdo a la Presidencia que al Congreso”, concluyó.

Este tipo de controversias evidencian que, como en toda organización política, persisten diferencias y pujas de poder; sin embargo, cómo las resuelvan y cómo sanen eventuales heridas será decisivo para el petrismo en su intención de mantenerse como una fuerza política mayoritaria y con influencia en 2026.

De hecho, otra prueba de fuego frente a reglas de juego y acuerdos será cómo se midan en la consulta del denominado Frente Amplio con otras fuerzas de izquierda y centro-izquierda. ¿Persistirá la unidad?

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