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Asonadas: así están usando los criminales a los civiles como instrumentos de guerra

En lo que va del año se han registrado 28 asonadas en Colombia. Es una estrategia de los ilegales que busca poner a los civiles como escudo para frenar el avance de las tropas oficiales.

  • Este es el momento en el que las comunidades retienen a los soldados en Cauca. FOTO CORTESÍA
    Este es el momento en el que las comunidades retienen a los soldados en Cauca. FOTO CORTESÍA
hace 5 horas
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El secuestro de 45 militares en zona rural de El Tambo (Cauca) develó una estrategia, ya vieja, de los actores armados ilegales: usar a las comunidades de escudo para evitar que los operativos oficiales avancen. En lo que va del año se han registrado 28 asonadas en Colombia.

Los responsables de esta nueva asonada serían los disidentes del Frente Carlos Patiño, de las disidencias de las Farc, célula que comanda alias Iván Mordisco. Los militares llegaron a la vereda para adelantar operaciones cuando fueron rodeados por un grupo de 600 personas.

Lea más: Se entregó alias Giovanny: cabecilla de los disidentes en Cauca y responsable de atentado en el que murió niño de 10 años

El departamento del Cauca es un escenario complejo en el marco del conflicto. Desde hace un año el Ejército –a través de la Operación Perseo– trata de contener a los ilegales que se tomaron el territorio.

El negocio de la cocaína explica por qué Cauca es hoy un epicentro del conflicto. En Colombia hay 253.000 hectáreas sembradas con hoja de coca, según la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito, y solo en el Cauca se concentran 31.844 hectáreas de estos cultivos ilícitos (12,5%). El clúster de la ilegalidad se completa con las rutas que facilitan la salida al océano Pacífico para exportar los narcóticos y con las empresas para el lavado de activos en el Valle.

El balance humanitario de la Defensoría del Pueblo evidenció –durante el primer semestre del 2024– la presencia en el Valle y Cauca de los carteles mexicanos de Jalisco Nueva Generación, Sinaloa y los Zetas.

Los carteles son el brazo financiero y los disidentes controlan las armas y ejercen presión sobre los campesinos para mantenerlos concentrados en cultivar, exclusivamente, la hoja de coca.

Entérese: Estos son los grupos que atizan la llama del conflicto en Cauca y Valle del Cauca

La presencia de la Fuerza Pública ya logró atestar un golpe a los disidentes: se entregaron dos de sus máximos cabecillas que ejercían el control de las comunidades en el Cañón del Micay, alias Giovanny y alias Kevin.

“Lastimosamente, estos grupos armados al margen de la ley siguen presionando a la población para que la Fuerza Pública salgan del territorio”, apuntó Maribel Perfán, secretaria de Gobierno del Cauca.

Los soldados retenidos pertenecen a la Fuerza de Despliegue Rápido Número 4. Fueron evacuados en la tarde de este lunes en dos helicópteros hasta Popayá, recibieron atención médica tras 23 horas de retención.

“Bombas y acosamiento civil contra militares, no serán respondidos matando civiles, sino liberando los pueblos de las mafias. Liberar el territorio nacional de las mafias es la orden del Presidente”, dijo el presidente Gustavo Petro.

El presidente aseguró que, el hecho de que los civiles estén siendo presionados e instrumentalizados, es una señal de que el negocio y la estructura de los ilegales “se están debilitando”.

“Es la oportunidad. Dejen a los soldados libres, pueden ser sus hijos. Los hijos de Colombia deben abrazarse y sobrevivir a sus padres. La comisión de diálogo esta lista”, apuntó Petro.

La asonada como estrategia de guerra

En junio pasado ocurrió una situación similar en Argelia, también en Cauca. Un grupo de 57 soldados del Ejército llegaron para recuperar el enclave cocalero del Cañón del Micay cuando fueron retenidos por un grupo de civiles. Estuvieron secuestrados por 48 horas.

La asonada provocó el arresto de 20 civiles, pero recuperaron la libertad por fallas en la judicialización. El patrón es el mismo, comunidades movilizadas –muchas veces por presión del actor ilegal– para frenar el avance de los militares. Los civiles usados como escudos.

En medio de esta estrategia, las comunidades campesinas terminan atrapadas en una doble condición: son víctimas de la presión de los grupos ilegales y, al mismo tiempo, se convierten en escudos humanos frente a la Fuerza Pública. En esa encrucijada, tienen que cargar con el miedo a las represalias de los armados y con la desconfianza de las autoridades que, muchas veces, los perciben como cómplices

El resultado es un impacto humanitario: familias obligadas a seguir las órdenes de los armados y comunidades estigmatizadas.

Las Fuerzas Militares, en un informe conocido por EL COLOMBIANO, señalaron que durante este año se han cometido 28 asonadas en el país. El grupo que más ha participado en este crimen son las disidencias del Estado Mayor Central (26 casos), seguido del Eln (1) y la Segunda Marquetalia (1). Ver gráfico.

Infográfico
Asonadas: así están usando los criminales a los civiles como instrumentos de guerra

Las asonadas dejaron de ser hechos aislados y se consolidaron como una táctica sistemática de guerra, en la que la población civil quedó atrapada entre dos fuegos.

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