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Talento paisa rumbo a Rusia: dos estudiantes de Medellín competirán en las Olimpiadas Mundiales de Ciencia

Se trata de María del Mar Agudelo (14) y Efraín Pérez (13), quienes fueron seleccionados para representar a Colombia en la XXII Olimpiada Internacional Juvenil de Ciencias (IJSO 2025), que se celebrará del 23 de noviembre al 2 de diciembre en el Centro Educativo Sirius, en Rusia.

  • María del Mar Agudelo Salazar (izq.) y Efraín Pérez (der.), estudiantes de Medellín que integran la selección colombiana que competirá en la Olimpiada Internacional Juvenil de Ciencias en Rusia. FOTO Julio César Herrera
    María del Mar Agudelo Salazar (izq.) y Efraín Pérez (der.), estudiantes de Medellín que integran la selección colombiana que competirá en la Olimpiada Internacional Juvenil de Ciencias en Rusia. FOTO Julio César Herrera
20 de octubre de 2025
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En los laboratorios de los colegios, entre tubos de ensayo, calculadoras y cuadernos rayados, comenzaron las pruebas. Primero locales, luego nacionales. En ese trayecto, María del Mar y Efraín aprendieron que la ciencia también se mide en horas de práctica, en fórmulas que no dan a la primera y en el vértigo de competir contra el propio miedo. Desde Medellín hasta Bogotá, fueron superando filtros hasta que un correo oficial confirmó lo impensado: harían parte de la delegación colombiana en la Olimpiada Internacional de Ciencias Juveniles, el certamen más importante del mundo para jóvenes menores de 15 años.

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“Primero tuvimos una prueba teórica y otra experimental”, recuerda María del Mar, estudiante del Colegio Theodoro Hertzl. En su voz suena todavía la sorpresa. “Nos hacían preguntas de física, biología y química y luego experimentos... nos pidieron medir masa, volumen, jugar con temperaturas”. Efraín, del Colegio San Ignacio de Loyola, completa la escena con precisión: “Después vinieron los entrenamientos. Teníamos un profesor por cada área: astronomía, biología, química, física. Era intenso y aprendimos muchísimo”.

Ambos cursan secundaria —ella, noveno; él, séptimo— y pese a que comparten curiosidad, los separa la forma de abordarla. María del Mar es metódica, disciplinada, amante de los horarios. A diario se levanta a las cinco de la mañana, estudia, entrena tenis, toca piano y aún encuentra tiempo para leer. “Mi colegio me encanta —cuenta—, no solo por lo académico, sino porque nos enseñan valores y creen en lo que podemos lograr”. Efraín, en cambio, es autodidacta, escéptico del sistema tradicional: prefiere los tutoriales y los proyectos digitales. “Yo aprendo más ejecutando —explica—. La inteligencia artificial ya permite crear sin saberlo todo. Lo importante es entender cómo usarla”.

Su historia se une en un mismo punto, en la pasión por aprender más allá del aula. Ambos coincidieron en Bogotá durante las Olimpiadas Nacionales organizadas por la Universidad Antonio Nariño, donde se seleccionó al grupo que viajará a Rusia. De allí salieron seis jóvenes que ahora entrenan a tiempo completo, con el respaldo de profesores universitarios y la guía del Comité Académico de las Olimpiadas Colombianas de Ciencias.

El 2 de noviembre, María del Mar y Efraín viajarán nuevamente a Bogotá para su fase final de preparación. El 23 partirán hacia el Centro Educativo Sirius, en la costa del mar Negro, donde competirán con estudiantes de más de sesenta países. China, India y Corea del Sur suelen dominar el medallero, pero esta será la décimo primera participación de Colombia en el certamen, en el que el país ha obtenido notables logros a lo largo de los años.

Para sus familias, el camino ha sido tan desafiante como inspirador. “Nos sorprendió cuando nos contaron que había pasado todos los filtros”, confiesa Carolina Salazar, madre de María del Mar. “El año pasado participó y no alcanzó a viajar. Esta vez fue ella quien insistió: ‘Si paso, quiero ir’, nos dijo”. Su padre, Carlos Augusto Agudelo, agrega que el proceso ha sido un esfuerzo conjunto: “El colegio ha ayudado, aunque los gastos principales los asumimos como familia. Aún así, vale la pena cada sacrificio”.

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Efraín Antonio Pérez, padre del otro representante paisa, resalta el rigor del proceso: “Los temas que están viendo son de nivel universitario. Para un estudiante de séptimo grado, eso es impresionante. Sin embargo, él siempre ha sido inquieto, muy dado a aprender por su cuenta”.

Ni María del Mar ni Efraín han viajado tan lejos antes. Rusia les queda al otro lado del mapa y la experiencia, más que un destino, se perfila como una lección de vida. “Queremos aprender y quedar lo más alto posible”, dicen, casi al unísono. Ella habla de responsabilidad: “Somos pocos los que representamos a tanta gente, así que hay que poner el nombre de Colombia en alto”. Y él, de oportunidades: “Las universidades miran estos logros entonces esta es una forma de abrir puertas al futuro”.

El Territorio Federal de Sirius, donde se celebrará la Olimpiada, es una ciudad creada sobre los escenarios de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, convertida hoy en un centro científico y educativo para jóvenes talentos. Allí, entre laboratorios de última generación y aulas que mezclan ciencia, tecnología y arte, los colombianos tendrán diez días de competencia con pruebas teóricas, experimentales y colaborativas.

Mientras se preparan, sus padres insisten en algo más profundo: que la experiencia no se mida solo en medallas. “Queremos que disfruten, que aprendan, que vivan esto como una oportunidad para crecer”, señala Carolina. Porque detrás de los cálculos y las fórmulas, lo que viaja a Rusia es, de igual forma, la convicción de que el talento puede surgir cuando la curiosidad se vuelve disciplina y la ciencia, un acto de esperanza.

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