Puede que eviten la propagación de incendios, pero no evitan que se afecte la salud hasta de... ¡los gatos!
Los retardantes de llamas bromados fueron de amplio uso (aún) para inhibir la combustión de algunos productos y desde hace años se les relaciona con distintos efectos sobre la salud de las personas.
Ahora, investigadores de la Universidad de Estocolmo en Suecia establecieron que los altos niveles de esas sustancias presentes en los gatos son adquiridos mediante el polvo en los hogares.
Sí, no son adquiridos en ambiente exterior, según el estudio publicado en Environmental Science & Technology.
Contacto
El estudio reveló que los gatos están expuestos a químicos que se hallan en distintos aparatos electrónicos y en los muebles, absorbidos en el polvo en las casas.
Para la investigación tomaron muestras de sangre de los felinos y recogieron el polvo que se junta en los cuartos de los adultos, niños y en la sala.
Estas fueron examinadas en busca de contaminantes bromados y clorinados. Se encontró que no solo están en uso sino que esos químicos fueron prohibidos en muchos países hace varias décadas.
Ya había sospechas de lo que acontecía. En una investigación previa los científicos habían demostrado que en la sangre de los gatos había altas concentraciones de retardantes, gatos que habían desarrollado hipertiroidismo felino, comprados con gatos sanos.
Pero las nuevas evaluaciones con gatos saludables revelan la exposición al polvo.
Las muestras se tomaron en pares en cada casa: al gato, a su alimento y a los puntos de concentración de polvo.
Adentro
“Al tomar las muestras en pares, adquirimos mayor conocimiento del ambiente en el que viven. Es más, los gatos del estudio pasaban casi todo su tiempo adentro de la casa y el polvo allí contribuye más que el del ambiente exterior”, explicó Jana Weiss, del Departamento de Ciencia Ambiental y Química Analítica de aquella universidad.
El hallazgo en los felinos sugiere más efectos sobre la salud de los habitantes de las casas. Se sabe que los niños más pequeños se llevan todo a la boca y presentan exposiciones a esos químicos similares a las de los gatos.
“Los retardantes de llamas bromados que se midieron (en los gatos) son perturbadores endocrinos. Es muy serio cuando los niños ingieren esas sustancias porque la exposición durante el desarrollo puede tener consecuencias posteriores en la vida, como enfermedades de la tiroides”, precisó la investigadora.
Los contaminantes se encontraron en todos los cuartos estudiados en la vivienda, mostrando una presencia uniforme en todas las casas.
Un tema inquietante.
17
hogares con sus gatos hicieron parte del estudio de la Universidad de Estocolmo