La actualización hecha por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de las perspectivas de la economía mundial para 2017 y 2018 llegan con un mensaje alentador que contrasta con la visión pesimista que se tuvo hasta hace poco.
Mientras que frente a la frustrante realidad pasada el Fondo veía con preocupación cómo la economía global no conseguía acelerar su ritmo de crecimiento y que, por tanto, se manifestara poco optimista sobre la posibilidad de su recuperación, hoy señala que se está afianzando.
Precisamente, Maurice Obstfeld, Consejero Económico y Director del Departamento de Estudios del FMI, ha dicho que “la reactivación del crecimiento mundial que proyectamos en abril se ha afianzado y ya no quedan dudas de que la economía mundial ha cobrado un nuevo ímpetu”.
Así, el Fondo proyecta para 2017 un crecimiento del producto mundial del 3,5 por ciento, y para 2018 del 3,6 por ciento. Sin embargo, la recuperación no se presenta de manera homogénea entre las diversas naciones.
En particular, mientras las previsiones de abril fueron revisadas al alza para algunas naciones desarrolladas (como la zona euro y Japón) y emergentes (como China, las asiáticas en general y las de Europa), en otras naciones avanzadas, como Estados Unidos y Reino Unido, ocurrió lo contrario, los pronósticos se recortaron.
El FMI señala que la nueva estimación para Estados Unidos (crecimiento del 2,1 por ciento en 2017 y 2018) obedece al hecho de que “las probabilidades de que se aplique una política fiscal expansiva a corto plazo” son menores. Para Reino Unido ello responde al mal desempeño presentado en lo corrido del presente año y a la incertidumbre sobre los impactos del brexit.
Pero las buenas noticias no sólo se refieren al crecimiento económico mundial. El Fondo señala que “la expansión del comercio internacional también ha repuntado y se proyecta que, en los dos próximos años, los volúmenes del comercio crecerán más rápido que el producto mundial”.
Frente a los intentos proteccionistas de varias naciones avanzadas, el Fondo afirma que “un sistema de comercio mundial abierto y basado en reglas es particularmente vital para la prosperidad internacional”.
De esta forma, el FMI insiste en la necesidad de fortalecer el marco multilateral que regula las relaciones económicas internacionales pues el mismo es un “componente crítico de un crecimiento fuerte, sostenible, equilibrado e inclusivo”.
Para las naciones latinoamericanas (que este año, en conjunto, solo crecerán 1,0 por ciento) se estima que, a pesar de un crecimiento muy por debajo del potencial, la actividad económica se irá recuperando lentamente. En este sentido, el mejor desempeño que tengan economías grandes (como Argentina, Brasil y México) resulta determinante.
Para el resto de la región, las nuevas estimaciones implican revisiones a la baja. En particular, para 2017, la previsión de crecimiento económico para Colombia se redujo de 2,3 a 2,0 por ciento. Para Perú y Chile se pasó de 3,5 a 2,7 por ciento y de 1,7 a 1,6 por ciento, respectivamente.
Por su parte, la profundización de la crisis en Venezuela hace que la contracción económica estimada sea aún mayor: de -7,4 por ciento se pasó a -12,0 por ciento.
El FMI recomienda que, para incrementar el producto potencial, los gobiernos deberían poner en marcha las reformas estructurales. Esta recomendación resulta, en el momento actual, de gran pertinencia para Colombia, en donde la aplicación de las reformas está relegada.