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Esta cuarentena nos ha ido dejando palabras (como todos los hechos, especialmente los que marcan la historia). En este septiembre ya usamos palabras que en enero ni conocíamos. Aprendemos fácilmente las palabras que nos tocan el alma: por eso un niño primero aprende a decir “mamá” y después aprende a decir “casa”. Las que tocan el alma y las que tenemos que oír todos los días.
Coronavirus. Y con ella, covid-19. Recuerden que coronavirus es una familia de virus y no la enfermedad, aunque muchos la usen para designarla. Esta enfermedad se llama covid-19, que la RAE sugiere escribir COVID-19, como les conté a principios de la pandemia. Ninguna lleva mayúscula inicial “por ser nombre propio”, porque en español las enfermedades son sustantivos comunes, no nombres propios (la misma norma va para virus y sus familias). Entonces, ni Covid-19 ni Coronavirus, así tengan cara de nombres propios.
Pandemia. Esta no tiene ninguna novedad ortográfica. Pandemias ha habido toda la vida, pero antes preferían decir peste o plaga para designar estas enfermedades que contagian a muchos (y matan). Así que en los registros de la RAE aparece por primera vez en 1903, apenas. “Pan” es todos y “demos” es pueblo.
Cuarentena. Ya sabemos que las cuarentenas no duran 40 días. Obviamente, esta palabra sí tiene una relación con 40. La peste negra de la Edad Media fue enfrentada con aislamientos de 40 días. Tengan en cuenta que ellos no sabían a qué se enfrentaban (estamos embalaos en el siglo XXI, imagínense en los años 1300), pero sí notaron que la enfermedad brincaba de cuerpo en cuerpo, que se pegaba (la teoría de los virus y de su control apareció muchos años después). Ahora bien, casi todas las definiciones de cuarentena aluden a 40: conjunto de 40 unidades, edad comprendida entre los 40 y los 49 años... Pero en caso de pestes, es un “aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales”. Ya lo sabemos seis meses después.
Vacuna. Esta es la más común de esta lista breve. La conocemos bien, desde niños y con lágrimas. Es vieja usada para hablar de ganado bovino (toros y vacas), pero joven si hablamos de la que inmuniza. Esta vacuna, como la teoría de los virus, es un invento/descubrimiento moderno.
Tapabocas. Aquí elegimos esta, pero en otras partes están usando cubrebocas o mascarilla. Tapabocas y cubrebocas van en una sola palabra (estamos uniendo un verbo con un sustantivo para formar una palabra. Ese proceso se llama composición). Podemos decirlas en plural aunque usemos solo uno: “Se me quedó el tapabocas” (se devuelve furioso, piedro), así como decimos “se me cayeron las gafas” (y usamos solo “una gafa”).