Hay que distinguir diferentes clases de problemas en la crisis que enfrenta la Policía. Si hablamos de un asunto de acoso sexual, hay que hacer la salvedad de que el problema no es que haya agentes homosexuales, sino que haya un abuso de poder y máxime si son altos mandos los que acosan a los subordinados.
El otro problema es el espionaje y seguimiento a periodistas, derivados de denuncias hechas en los medios. Esto es inadmisible, la libertad de prensa tiene que ser completa.
Frente a esto, el gobierno puede tomar medidas drásticas inmediatas, como el cambio de cúpula o el llamado a retiro de altos oficiales. Pero como el mismo ministro de Defensa ha admitido que hay un conflicto por el poder interno en la Policía, esa medida podría resultar precipitada, ya que llegarían a la cúpula los mismos que están creando zozobra. Y por eso veo muy conveniente la conformación de una comisión con plenos poderes para que adelante las pesquisas necesarias para saber qué está pasando adentro de la institución. Eso sí, me parece que el período otorgado (90 días) es muy largo, porque la crisis requiere solución pronta y eficaz.
En cuanto a los ascensos de altos oficiales, está bien que el presidente y el ministro oigan los conceptos informados de países o agencias extranjeras, para hacer la mejor elección.