La promesa de que los Tratados de Libre Comercio (TLC) eran la fórmula para el crecimiento no es del todo cierta. Los acuerdos con un ingreso preferencial de los productos nacionales que iban a redundar en mayor internacionalización de la industria colombiana aún no llegan al punto esperado.
Hay avances con la mira puesta en frutas exóticas, productos agroindustriales, manufacturas y diseño, que abren el camino para que empresarios que se animen a insertarse en el comercio global.
Los TLC son una buena oportunidad para trabajar en alianzas empresariales, reconoció Mauricio Escobar, experto en comercio y gerente de Escobar Salas Consultores. Por ejemplo, con la Alianza del Pacífico, se pueden generar “las cadenas globales de valor, encadenamientos productivos y aprovechar esto para ingresar a los mercados”. Esto quiere decir que las empresas pueden producir un solo bien desde diferentes lugares del mundo.
Camilo Montes, gerente seccional de Bogotá, Cundinamarca, Boyacá de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), aseguró que es fundamental “identificar las oportunidades para Colombia en cadenas específicas; reconocer en qué eslabón podemos entrar o ampliar la participación de acuerdo a las capacidades”, en el marco de los Diálogos de Política Empresarial.
Colombia hoy cuenta con 15 acuerdos comerciales en vigencia, y un número significativo de ellos son tradicionales que vienen desde los años 90 y casi en desuso—como los sostenidos con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y sus países miembros Bolivia, Ecuador y Perú; Mercosur; Caricom; Cuba y Venezuela—.
No obstante, la realidad comercial pone la mira en los compromisos recientes con países como Canadá, Estados Unidos, Corea del Sur, Costa Rica, y grupos consolidados como la Unión Europea, la Alianza del Pacífico, Asociación Europea de Libre Comercio (Efta, por sus siglas en inglés) y Triángulo Norte.
Estos TLC prometen el acceso a consumidores globales, exigentes en calidad y dispuestos a pagar un precio alto por buenos productos.
El análisis “resulta poco justo para las exportaciones totales. Entre 2006 y 2016 las ventas al exterior crecieron 2,6 % promedio anual; entre enero y agosto de 2017, frente al mismo periodo 2016, han tenido un mejor desempeño”, afirmó Saúl Pineda, director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas (Cepec) de la Universidad del Rosario.
La conclusión de Pineda advierte que las ventas minero-energéticas han crecido en la última década a un ritmo de 4 % anual y las no pertenecientes a este grupo han variado en 1,1 % año a año.
ProColombia tiene entre sus banderas lo sucedido con Estados Unidos, el principal socio comercial, con el que, en cinco años, 8.764 empresas diferentes han exportado a ese mercado. De ellas, 6.469 por primera vez, la mayoría con productos no minero-energéticos.
La Unión Europea es otro caso para mostrar pues se encontró que 606 empresas están exportando, 113 más que en el 2013, cuando entró en vigencia el TLC, y se han vendido 123 productos nuevos entre agosto de 2013 y mayo de 2017 por US$ 93,8 millones.
Tras 27 años de abrir las fronteras al comercio, se dio paso a los TLC, con mayores beneficios, pero aún los empresarios no los aprovechan al máximo. Al 80 % de la producción del nacional que está en las mipyme los costos país (falta de infraestructura, precio de transporte y trámites engorrosos) pasan la cuenta de cobro.
Sin duda, hay oportunidades que llegan con la disminución arancelaria, pero son los empresarios los que se deben alistar para quitarse las anteojeras del proteccionismo y “lograr una cultura exportadora no por tasa de cambio o excedentes; el reto está en cómo lograr ser un país exportador”, aseguró María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham) y exministra de Comercio, Industria y Turismo. EL COLOMBIANO le presenta el panorama hoy.