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Después de los quince minutos del intermedio, se abre el telón y sobre el escenario del Metropolitano se ve a un grupo de músicos rodeando a David Greilsammer -el director titular de Filarmed-, que está acostado en el piso. Ni él ni los músicos ni los bailarines del Ballet Metropolitano y de la compañía H3, que se acercan apenas comienzan a sonar las notas de la obra En Do, de Terry Riley, están vestidos con la etiqueta convencional de los conciertos de música clásica. Foto: Esneyder Gutiérrez -
Es más, la disposición del espacio parece más indicada para un show de baile o de teatro que para la presentación de una orquesta filarmónica: no hay sillas ni atriles ni está la tarima en la que el director conduce con su batuta el milagro de la música. Los bailarines mueven con sus manos a Greilsammer, intentan ponerlo de pie, pero el director regresa al piso, siguiendo los movimientos de la coreografía propuesta por Andrés Avendaño para este momento de ruptura en la historia de Filarmed y de la interpretación de la música clásica en Antioquia. Foto: Esneyder Gutiérrez -
Según Greilsammer, es la primera vez que una orquesta profesional clásica de Latinoamérica hace un montaje de estas dimensiones. Foto: Esneyder Gutiérrez -
Una de las cosas que más impacto generó en el público fue ver algunos músicos interpretando sus instrumentos casi de cabezas y sostenidos por sus compañeros. Foto: Esneyder Gutiérrez -
Greilsammer baila, mueve las manos, dirige, pero no se hace frente a los músicos, se ubica a un lado de ellos. Foto: Esneyder Gutiérrez -
En primera instancia, el arte -ese contacto eléctrico con la belleza- hace que el lenguaje racional recuerde sus limitaciones. Foto: Esneyder Gutiérrez -
El show contó con un completo montaje audio visual y sensorial generado por cada uno de los momentos inesperados de la obra. Foto: Esneyder Gutiérrez -
Ya esto evento dejó de ser un concierto de música clásica: ahora parece uno de rock o de rap. Corrijo: al quitarle los protocolos, este concierto nos recuerda a los asistentes el poder de la música clásica. Al fin y al cabo, estas composiciones han sobrevivido al juicio del tiempo y al paso de las generaciones. Foto: Esneyder Gutiérrez -
Algunos de los momentos contenían y generaban un ambiente de película de ciencia ficción. Foto: Esneyder Gutiérrez -
Detrás de bambalinas salen más músicos. Ahora en el escenario hay violines, violonchelos, violas, vientos y percusión. La nota final de la presentación le corresponde al público, que se pone de pie y lanza vivas. La gente sale del teatro, conversa de lo que ha visto. Foto: Esneyder Gutiérrez -
“Hay fechas que son hitos. La del 25 de noviembre lo será para la música de Medellín. Y lo será porque 30 muchachos de la Red de Música de Medellín vieron que la música clásica es divertida, poderosa. Esta fecha tiene la relevancia para la ciudad que tuvo el día del escándalo nadaísta en la catedral metropolitana”. La comparación funciona porque en ambos hitos la ciudad se conectó con el mundo. Foto: Esneyder Gutiérrez
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