En San Antonio de Prado, uno de los cinco corregimientos de Medellín, los árboles guardaban un secreto en sus ramas: 183 especies de plantas epífitas que hasta ahora no habían sido inventariadas en detalle. Ese universo, acompañado de otras catorce especies que crecen sobre rocas o en el suelo, fue registrado en la Guía de Plantas Epífitas de San Antonio de Prado, presentada por el Distrito. El documento reúne un total de 197 especies, de las cuales 34 son endémicas de Colombia y 16 existen únicamente en Antioquia, una riqueza que convierte a este corregimiento en un verdadero laboratorio de biodiversidad.
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La idea de elaborar la guía nació de un proceso más amplio de conservación. “Como Distrito hemos venido adquiriendo predios en las cuencas abastecedoras de acueductos, tal como lo establece la Ley 99. Allí hemos trabajado en restauración ecológica y en el cuidado de la biodiversidad. La guía surge de ese esfuerzo por visibilizar lo que habita en estas reservas y empezar a divulgar la riqueza que estamos encontrando”, explicó Fabio Saldarriaga Rivera, ingeniero forestal de la Secretaría de Medio Ambiente.
El inventario se desarrolló entre julio de 2024 y abril de 2025, en cuatro reservas de acueducto: Limona Manguala (145 ha), La Larga (124 ha), Astilleros (80 ha) y La Verde (35 ha). Allí, un equipo del Jardín Botánico, como operador de un contrato de Ciencia y Tecnología con el Distrito, recorrió senderos, colectó especímenes en floración y los llevó al herbario para su identificación. Yudy Alejandra Gallego, bióloga botánica del Jardín botánico de Medellín que trabajó en la investigación recuerda el asombro que causaron los hallazgos: “Uno no cree que tan cerca de Medellín, en un territorio con tanta intervención humana, todavía existan lugares con semejante diversidad. Eso hace que estos bosques sean tan valiosos”.
Las cifras hablan por sí solas: 105 especies de orquídeas, 43 helechos, 16 bromelias, 9 aráceas y 6 gesneriáceas. Muchas son orquídeas miniatura, casi invisibles a simple vista, pero igual de relevantes que las de gran tamaño. “Las epífitas son reservorios de humedad. Las bromelias, por ejemplo, almacenan agua en sus tanques y permiten que se desarrollen insectos y microorganismos, formando un microecosistema. Otras, como las orquídeas, mantienen relaciones con polinizadores y micorrizas. Todo esto sostiene el bosque que conocemos”, explicó Gallego.
El Distrito insiste en que el valor de estas plantas va más allá de la belleza de sus flores. “Las epífitas son indicadores de la calidad del bosque. Si hay diversidad, significa que el hábitat está sano. Conservarlas no solo asegura la presencia de estas especies, también atrae fauna y mantiene procesos ecosistémicos clave”, señaló Saldarriaga. En su concepto, la meta ahora es replicar este tipo de inventarios en los otros corregimientos rurales de Medellín.
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Aunque muchos de los fragmentos forestales de San Antonio de Prado son pequeños, los resultados del estudio muestran que aún conservan un potencial enorme. “Lo bonito es que, a pesar de la fragmentación, estos bosques tienen un buen ensamblaje de epífitas. Eso quiere decir que, si se restauran las áreas aledañas, ellas pueden migrar y poblar nuevos parches. La diversidad todavía tiene margen para crecer”, añadió la bióloga botánica.
Hoy Medellín cuenta con 3.100 hectáreas protegidas en sus cinco corregimientos, todas adquiridas con recursos públicos y destinadas a la conservación. El reto, según Saldarriaga, es que este conocimiento no se quede en los anaqueles. “Esta guía es una herramienta de educación, investigación y divulgación. Ya está disponible en la página del Distrito y en las bibliotecas públicas. La idea es que cualquier persona pueda consultarla y reconocer lo que hay en su territorio”, afirmó.
Para los investigadores, la publicación también es un llamado a la ciudadanía. “La investigación es la base para poder conservar. Si no conocemos lo que habita en nuestros bosques, no podemos protegerlo. Con esta guía queremos que la comunidad se apropie de ese conocimiento y se enamore de lo que tenemos, porque solo así lo vamos a cuidar”, concluyó Gallego.
La Guía de Plantas Epífitas de San Antonio de Prado —que se puede descargar AQUÍ—, es, en últimas, una invitación a mirar hacia arriba, a los troncos y ramas donde estas especies crecen sin dañar a sus anfitriones. Todo el