En un costado de la carrera Junín conla avenida La Playa un guía turístico trata de explicar la historia de la peculiar calle y de su importancia para la ciudad. Buscando resumir el asunto intenta explicarle a los gringos que lo acompañan que La Playa es como el equivalente a la icónica Seventh Avenue de Nueva York. Sin embargo, los turistas dan una mirada alrededor y por lo que ven parece no cuadrarles en el símil.
Y es que la actual situación de la otrora más importante avenida de la ciudad dista mucho de su pasado glorioso que incluso le permitió ser el hogar del edificio Coltejer. Hoy en día la zona se volvió un botadero de basuras y el “hotel”y letrina de grupos de habitantes de calle, entre otras problemáticas.
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Pongamos de punto de partida el mencionado cruce con Junín. Allí, se volvió común ver como en donde se apoyan los semáforos, los morros de basura van ganando espacio, mismo que ya le toca pelearse con las ventas callejeras de cachivaches.
Una de las problemáticas más graves la están viviendo los lustrabotas del sector, los cuales con el paso del tiempo han ido desapareciendo en parte por el paso de los años, pero también por la proliferación de habitantes de calle que han decidido convertir las casetas y sillas que usan los lustrabotas para su labor, en el sitio donde duermen y hacen sus necesidades.
Tristemente a estos humildes trabajadores les toca convivir con el olor a heces y orina que parece no irse de La Playa, como en ella hubiera un marisma nauseabundo.
“Estos se volvió muy complicado con tanto ‘gamín’ que hay aquí. Es un problema decirles que se vayan para nosotros poder limpiar para trabajar porque ellos hasta le pegan a uno pese a lo viejos que somos. Ellos a uno no le hacen caso, tiene que venir la Policía o Espacio Público a ver si así se paran de nuestros puestos”, añadió don Manuel, un lustrabotas con 40 años de historia en el centro.
Según el hombre, de sus cuatro décadas como lustrabotas, los últimos años han sido los más duros pues no solo la clientela se ha ido por el desorden en el sector sino que muchos compañeros de trabajo ya han dejado el oficio.
“Entonces, como esto está quedando tan solo, ahí aprovechan más los gamines para expandirse hasta arriba, en La Oriental. Es muy triste decirlo y todo, pero si echaran a esa gente de aquí, trabajaríamos mejor los poquitos que quedamos”, dijo.
Igual opinión tiene don Miguel Ángel,otro lustrabotas con décadas encima en el sector, que se lamenta dela mala hora que hoy atraviesa La Playa. A don Miguel Ángel, le toca casi todos los días emprender una “simple” pero compleja cruzada y más teniendo en cuenta su edad: evitar que los habitantes de calle hagan sus necesidades o se “traben” justo en la jardinera que está al frente de su puesto de trabajo.
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“La cosa acá está muy dura, hasta toca irse a los golpes para que no se meen o se traben encima de uno.A mí no me importa lo que ellos hagan con su vida, pero mi puesto me toca hacerlo respetar porque yo vivo de esto. Y perdón la expresión pero acá no hay habitantes de calle, acá lo que hay es un montón de hijueputas y de gamines mal educados y degenerados. ¿Si tienen para el bazuco por qué no dejan unas monedas para entrar a un baño público? ¿Por qué se tienen que venir a hacer sus necesidades justo acá?”, comentó con justa razón.
Tal vez la más indignada con la situación es doña Nidia, otra vendedora de la zona, una aguerrida mujer que habla sin desparpajo de lo que ocurre en la popular calle y en señalar a los culpables de la situación, así estos le lancen miradas fúricas desde las sillas que invaden.
“¡Mire estas sillas malas como las partieron. Vea, tómeles fotos! Mire estas jardineras como las tienen porque las cogieron de baño. ¡No, es que así es muy duro! Yo sí le quiero decir al alcalde de Medellín que venga y atienda esta situación como nos toca a nosotros todos los días, pese a que ya somos adultos mayores. ¡Qué venga y se ponga el uniforme como me toca a mí y lidie con tanta cosa que pasa por acá!”
Ahora la ruta sigue hacia el oriente sobre La Playa, el panorama se repite y los montones de basura siguen apareciendo, pese a los esfuerzos de escobitas y operarios de Emvarias que hacen lo posible por mantener aseado el sector.
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Pero parece que algo atrae a las basuras y a los habitantes de calle. ¿Será la indisciplina de residentes y negocios vecinos que sacan las basuras a deshoras? ¿Será acaso la disponibilidad de material reciclable “oculta” entre las montañas de desperdicios lo que atrae a los habitantes de calle, ¿será acaso una “nueva” plaza de vicio que opera cerca del cruce de La Playa con la Oriental, prácticamente en la nariz de las autoridades?
Pero la problemática no termina ahí, a esto hay que sumar que ahora, siguiendo el ascenso de la calle hacia el barrio Boston hay otro asunto y es el de la ausencia de tapas de alcantarilla o de los cajones eléctricos, que se han vuelto en una trampa mortal.
Entre la Avenida Oriental y el Teatro Pablo Tobón Uribe hay alrededor de 12 de estos elementos faltantes convirtiéndose en un factor de riesgo para los transeúntes de la zona, muchos de ellos adultos mayores que transitan el sector pues allí quedan varias entidades médicas.
Así mismo, el robo del mobiliario público para revenderlo como material reciclable y la problemática de basuras se extiende hasta allí.
Es como si lo que estuviera pasando en el Parque de Berrío se hubiese desbordado hasta el parque del barrio Boston.
Y es que en este punto de la ciudad, aparte de lidiar con similares problemáticas que discurren en La Playa, también les toca lidiar con otro asunto de convivencia: el insoportable e interminable ruido ensordecedor.
Según le comentaron varios vecinos a EL COLOMBIANO, la antes zona residencial del centro se convirtió en una cacofonía sin fin que va de lunes a lunes por cuenta de los establecimientos que hay en la zona y que no les importa incluso sacar sus bafles a la calle.
A esto se suman los vendedores ambulantes y hasta los cultos religiosos que creen que poniendo el volumen más alto van a atraer más feligreses.
“Somos seis edificios más las casas y bloques de apartamentos que hay en el parque. Somos mucha gente padeciendo esta situación. A los bullosos se les ha manifestado el inconformismo por los volúmenes y los gritos, pero no respetan y hasta agreden a quien les pide el favor de bajarle un poco”, detalló un vecino.
Los quejosos manifiestan que hay establecimientos que pese a tener cierre en la madrugada, deciden bajar la reja y seguir la rumba adentro dejando a la gente de la zona sin dormir.
“Se ha llamado en muchísimas ocasiones a la Policía porque aparte del volumen y los escándalos, se exceden del horario permitido por el programa ‘Medellín convive la noche’, pero solo de vez en cuando vienen”, dijeron.
Lo peor es que, según los quejosos, ni los domingos se puede descansar porque cultos se toman el parque y con altavoces hacen sus oratorias lo que agrega otro pulso al problema. Y, en la misma tónica estaría la iglesia del Sufragio quien también habría decidido subirle a los decibeles de sus homilías.
¿Qué dice la Alcaldía?
Consultada por este medio para conocer su óptica del asunto, la Gerencia del Centro comentó que ante las problemáticas mencionadas se ha articulado con diferentes dependencias y actores claves de la zona como por ejemplo la Secretaría de Inclusión Social.
Con esta se ha realizado la campaña 'Hay otras formas de ayudar', con la que se sensibilizó a los comerciantes del sector sobre la importancia de no brindarles ayudas directas a esta población, las últimas campañas en ese sentido se hicieron en enero y febrero.
Adicionalmente, Inclusión Social bajo la estrategia 'Plan despertar' todos los días desde las 6:00 a.m. recorre toda La Playa desde Boston ofreciendo resocialización y albergue en Centro Día a los habitantes de calle, hecho que este diario pudo constatar.
Sobre la proliferación de basuras, la Gerencia detalló que Emvarias está realizando recolección de basuras hasta tres veces al día y además sensibiliza a los vecinos frente a la buena deposición de los residuos y sobre las multas por no hacerlo adecuadamente.
“Por último, el pasado viernes estuvimos en la Playa hasta la Oriental con la estrategia 'Sembrando limpieza con amor', en la que junto a Medio Ambiente, Secretaría de Seguridad, Emvarias e Inclusión Social, entre otras; realizamos una jornada de embellecimiento y recuperación de diferentes espacios de la Avenida. Ese día se sumaron estudiantes del sector, corporaciones y agremiaciones de la zona”, añadieron desde la dependencia.
Frente al tema del ruido en Boston, la Gerencia detalló que ya hay un equipo de trabajo atendiendo las quejas y ya se ha activado un trabajo articulado con la Secretaría de Seguridad para hacer seguimiento a los establecimientos y puntos específicos donde se presenta esta problemática.
“Ya tenemos algunas evidencias de la situación y estamos buscando unificar esfuerzos para abordar la problemática, pues entendemos que son públicos diferentes los cuales realizan estas malas prácticas de convivencia. Con Seguridad y Salud esperamos sensibilizar al comercio y a estas personas que se hacen en el parque sobre la afectación que este ruido tiene sobre los residentes del sector”, apuntaron.
