Inmigrantes con hipotecas e impuestos, pero sin documentos
“Ya me cayeron”, le dijo a su esposa por teléfono. Erik, mexicano, ha vivido 20 de sus 51 años en Estados Unidos. Entró con una visa de trabajo que expiró. Pero se quedó en Texas, sur del país, migrando junto a su esposa y dos hijas. La tercera nació ahí mismo.
Tiene licencia para su taller, paga impuestos, una hipoteca y es el principal sustento del hogar. Una de sus hijas es discapacitada y una de sus nietas padece una dolencia cardíaca. Va a la iglesia los domingos y sus vecinos lo estiman.
Sus raíces están en Texas, aunque no tenga documentos para residir legalmente en el país. En 2022, eran 11 millones los indocumentados como Erik, viviendo en Estados Unidos, según cifras oficiales.
Aunque el número ya bordea los 14 millones, de acuerdo con un informe de febrero de la ONG Instituto de Políticas Migratorias.
Erik, que no tiene récord criminal, cayó en una de las redadas emprendidas tras el retorno de Donald Trump al poder. Al final lo recluyeron en un centro de detención.
“Mi boca se puso amarga, lloré, pero con llorar no iba a ganar nada”, aseguró Alejandrina Morales, de 55 años, su esposa, quien hizo público el caso en redes sociales. “Voy a luchar, voy a defender a mi esposo”, recordó que pensó.
Si bien Trump ha prometido deportar a todos los indocumentados a quienes su gobierno considera “criminales”, Silvia Mintz, abogada de Erik, aseguró que no es tan fácil.
¿Hay opciones para las personas como Erik?
“No es así como la ley funciona. Todos quienes están en Estados Unidos tienen el derecho al debido proceso, y el juez decide si queda en detención o si es deportado. Hay opciones”, detalló Mintz.
Con un expediente que respalda su integridad y arraigo en el país, Mintz logró sacar a Erik bajo fianza 27 días después. Ahora empieza una lucha por su legalización.
La abogada dijo que inmigrantes indocumentados pueden pelear por quedarse, demostrando que tienen arraigo en el país y familia que podría verse perjudicada con su ausencia.
Otra opción es que los hijos de migrantes nacidos en Estados Unidos puedan legalizar a sus padres cuando cumplen 21 años.
Pero en ese lapso, el riesgo de la detención y deportación persiste.
Para Mintz, es necesaria una reforma migratoria que abra caminos a la residencia y ciudadanía.
Un trabajo que ayudó a pagar “millones en impuestos”
Lo primero que hizo Erik al ser liberado fue reabrir su taller. “No somos delincuentes, somos personas trabajadoras. Sí, no somos de aquí, pero sin la mano hispana este país no es nada”, detalló.
“No digo que no ha venido gente mala de nuestros países, pero somos más la gente buena. Que se dediquen a buscar a los criminales”, agregó.
Con su trabajo, los indocumentados pagaron casi 97.000 millones de dólares en impuestos solo en 2022, según cálculos de la organización Americans for Tax Fairness. Retirarlos de la economía generaría un colapso.
“Tienen que pagar una cantidad enorme de impuestos, pero la ley prohíbe que accedan a incentivos o que tengan un beneficio de ello”, explicó César Espinosa, director ejecutivo de la ONG Fiel, que trabaja con migrantes.
“Es importante que se reconozca la contribución de los migrantes, aceptar que sin ellos los Estados Unidos se afectaría en muchas formas, y trabajar en una reforma migratoria para que accedan al sueño americano”, agregó.
Durante su encierro, Erik durmió a veces en ambientes fríos y pescó un fuerte resfrío. “No los culpo, cada quien hace su trabajo como puede. Pero no estoy de acuerdo en el trato déspota que te dan dentro”, cuenta.
Aún tose, pero ya está en casa. Sus clientes pasan por la puerta del negocio tocando la bocina, celebrando su retorno. Alejandrina también celebró.
“Abrazarlo, sentirlo, darle un beso, fue lo más maravilloso. El amargo de mi boca se fue. Se habían llevado al capitán de mi barco y estaba remando sola”, concluyó.
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