La apuesta fiscal del presidente Donald Trump, un gigantesco paquete legislativo que propone extender los recortes de impuestos instaurados en su primer mandato y que ha sido bautizado por él mismo como “el gran y hermoso proyecto de ley”, ha provocado una tormenta política y mediática en Estados Unidos.
El proyecto, que según sus críticos amenaza con desmantelar la cobertura sanitaria y disparar la deuda del país, desató una fuerte pelea entre el presidente y su exasesor, el multimillonario Elon Musk.
El proyecto, de 1.116 páginas, fue aprobado en la Cámara de Representantes el pasado 22 de mayo por un estrechísimo margen de 215 votos contra 214, luego de que los republicanos lograran sofocar una rebelión interna del ala más conservadora del partido.
Ahora enfrenta un camino arduo en el Senado, donde incluso algunos republicanos se han mostrado reticentes ante los recortes al gasto público por 1,5 billones de dólares que plantea la iniciativa. Por lo tanto, será objeto de arduos debates debido al temor de que aumente la deuda de Estados Unidos.
El megapaquete le permitiría cumplir algunas de sus promesas de campaña, como extender las enormes exoneraciones fiscales aplicadas desde su primer mandato (2017-2021), que expiran a finales de año.
Según una comisión independiente del Congreso, esa extensión, junto con otras medidas fiscales, aumentaría el déficit federal en más de 4,8 billones de dólares en la próxima década.
Para compensar esta costosa exoneración, el proyecto de ley exige recortes significativos en el gasto federal, particularmente en el programa Medicaid, el seguro de salud extendido instaurado por el gobierno del demócrata Barack Obama (2009-2017) y del cual dependen más de 70 millones de estadounidenses de bajos ingresos.
“Una legislación de esta magnitud da forma a la nación y cambia vidas”, afirmó el presidente de la Cámara, Mike Johnson, antes de la votación tras un maratónico debate nocturno.
“Es un cambio transformador que las futuras generaciones estudiarán algún día. Verán este día como un punto de inflexión en la historia de Estados Unidos”, añadió.
En el ala moderada del oficialismo existe preocupación de que recortes significativos al Medicaid planteen un riesgo electoral demasiado alto antes de los comicios de medio mandato en noviembre de 2026.
Los moderados del Senado también están preocupados por los cambios propuestos en la financiación de la ayuda alimentaria, que podrían privar a hasta 3,2 millones de personas de un apoyo necesario.
Para una parte del sector conservador, que exige una reducción del déficit, estos recortes, por el contrario, no son suficientes.
Los demócratas aseguran que el proyecto es “devastador” para la clase media.
El líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, afirmó que se trata del “mayor recorte a la atención médica en la historia de Estados Unidos... con el fin de implementar las mayores exenciones fiscales para los multimillonarios en la historia de Estados Unidos”.
El proyecto debe ahora pasar al Senado, donde los republicanos ya han expresado su disposición a realizarle cambios. Se espera que la cámara alta apruebe el proyecto antes del 4 de julio.
Los demócratas, cuyo apoyo no es necesario si los republicanos mantienen un frente unido, denuncian que los recortes fiscales benefician sobre todo a los ricos a costa de una clase trabajadora que ya lidia con precios altos.
La Casa Blanca estima, por el contrario, que el proyecto de ley estimulará el crecimiento económico.
Varios análisis independientes han llegado a la conclusión de que, incluso teniendo en cuenta el crecimiento, añadirá entre 2,5 y 3,1 billones de dólares a los déficits de la próxima década.
La Oficina Presupuestaria del Congreso, de carácter no partidista, concluyó que conllevará una transferencia de riqueza del 10% más pobre al 10% más rico.
La manzana de la discordia entre Trump y Musk
Esta iniciativa fue la manzana de la discordia de la disputa protagonizada entre Trump y Musk, que consumaron su ruptura a golpe de aireados mensajes en redes sociales.
El jueves, el mandatario aseguró en su red Truth Social que dio por terminada la misión presupuestaria de Elon Musk, quien, según él, se había “vuelto loco” por una decisión desfavorable a los vehículos eléctricos.
“La forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto, miles y miles de millones de dólares, es rescindir los subsidios y contratos gubernamentales de Elon”, amenazó al jefe de Tesla y de SpaceX en otro mensaje.
En su red X, Musk respondió diciendo que SpaceX “comenzará a desmantelar inmediatamente su nave espacial Dragon”, utilizada por la NASA para transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS).
Desde la semana pasada, que Musk criticó duramente el megaproyecto de Trump, el divorcio entre el hombre más rico del mundo y el más poderoso era una cuestión de tiempo.
“Mira, Elon y yo teníamos una gran relación. No sé si la seguiremos teniendo. Me sorprendió”, dijo Trump a periodistas después de que Musk calificara de “abominación” su proyecto de ley presupuestaria porque cree que disparará el déficit.
Musk respondió en vivo en su plataforma de redes sociales X mientras Trump todavía daba su versión ante las cámaras del mundo entero.
“Estoy muy decepcionado, porque Elon conocía los entresijos de este proyecto de ley mejor que casi cualquiera de los que están sentados aquí (...) De repente le plantea un problema”, aseguró el presidente republicano, de 78 años.
Todo ello menos de una semana después de que Trump despidiera en el despacho oval al rostro visible de la comisión de eficiencia gubernamental conocida como DOGE y encargada de recortar los gastos.
Musk, nacido en Sudáfrica, respondió igual de tajante. “Falso”, dijo sobre la afirmación de que ha visto el proyecto de ley con anticipación.
“Como sea”, escribió sobre un vídeo en el que Trump dice que su exasesor está enfadado por la pérdida de subsidios para los vehículos eléctricos.
Fue más lejos al decir que, sin su ayuda, Trump “habría perdido las elecciones” presidenciales de noviembre, para las que Musk desembolsó casi 300 millones de dólares.
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Musk no dudó en dar golpes bajos, afirmando, sin pruebas, que el nombre del presidente figura en el expediente de Jeffrey Epstein, un financiero estadounidense acusado de delitos sexuales y que se suicidó en prisión en 2019. En respuesta, la Casa Blanca describió los ataques de “lamentables”.
En el despacho oval, Trump declaró que su exaliado solía decir “cosas maravillosas” sobre él, pero algunos de los que salen del gobierno “se vuelven hostiles”.
“Habría que lanzar una investigación formal sobre su estatus migratorio, porque creo firmemente que es un extranjero ilegal y debería ser deportado inmediatamente”, dijo el exasesor de Trump e ideólogo de extrema derecha Steve Bannon al New York Times el jueves por la noche.
Musk, quien no puede convertirse en presidente por ser ciudadano naturalizado, parece haber disfrutado con su aventura política. Se preguntó si no habría llegado la “hora de crear un nuevo partido político” en Estados Unidos.