La superestrella portuguesa del fútbol Cristiano Ronaldo y el multimillonario Elon Musk asistieron a un fastuoso banquete organizado en la Casa Blanca por el presidente Donald Trump en honor al príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán, de visita oficial.
Cristiano Ronaldo juega actualmente en el club saudí Al Nassr, como muchos profesionales en el ocaso de su carrera seducidos por los gastos astronómicos del reino, criticado por su historial en materia de derechos humanos.
El jugador de 40 años, cuyo contrato con su equipo vence este verano boreal, ocupó un lugar destacado, no muy lejos de Trump.
“Mi hijo es un gran fan de Ronaldo”, declaró Trump en su discurso previo a la cena, al añadir que Barron, de 19 años, pudo conocer a la superestrella, quien jugará su último Mundial el próximo año.
Durante la visita del príncipe heredero a la Casa Blanca, Trump buscó reforzar las relaciones con el líder de facto de Arabia Saudita y le ofreció un recibimiento con toda la pompa, incluido un espectáculo aéreo con F-35.
Además, firmaron acuerdos sobre energía nuclear civil y la venta de aviones de combate estadounidenses, informó la Casa Blanca.
Los dos Estados también ratificaron una “declaración conjunta” sobre la energía nuclear civil que “crea la base legal para una cooperación que se cifra en miles de millones de dólares durante varias décadas (...) respetando estrictas normas de no proliferación”, anunció el gobierno estadounidense.
Trump también “dio su visto bueno a un acuerdo de venta de armamento, que incluye futuras entregas de F-35”, pese a las preocupaciones de Israel y a las advertencias de funcionarios estadounidenses de que China podría robar tecnología de estos modelos de aviones.
También Trump dijo que designaba a Arabia Saudita como un aliado extra OTAN. Solo 19 países en el mundo cuentan con esa designación.