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Los derechos de las mujeres y niñas en Afganistán parecen amilanarse cada vez más con los anuncios del Gobierno talibán. La noticia más reciente, que despertó preocupación entre la comunidad internacional, fue la segregación por sexo de los universitarios.
Los estudiantes “hombres y mujeres continuarán sus clases sin educación conjunta”, en un “entorno seguro de estudio”, con base a la sharía o ley islámica, explicó el ministro de Educación Superior del nuevo gobierno interino, Abdul Baqi Haqqani, en una rueda de prensa.
El ministro afirmó que los preparativos para implementar la medida “están en marcha” y “serán completados antes de que comiencen los cursos en las universidades”.
Haqqani justificó la medida al afirmar que la educación conjunta impide a las mujeres concentrarse en sus estudios, es “contraria al Islam y a los valores culturales afganos” y había sido pedida por sindicatos de profesores y estudiantes.
Las universitarias afganas solo podrán atender a cursos impartidos por profesoras, según las nuevas reglas de los talibanes, que están elaborando un nuevo currículum para la educación superior que se adapte “al Islam y a la cultura afgana”.
En las últimas dos décadas, estudiantes de ambos sexos han compartido las aulas de las universidades afganas sin impedimento. No obstante, los centros de educación primaria y secundaria continúan segregando por sexo a los alumnos. “Las cosas empeoraron, pero nunca estuvieron bien”, aseguró María Antonieta Cano, magíster en Educación y Comunicación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y miembro del equipo de género del sindicato de maestros Fecode.
Cano recordó que históricamente en Afganistán los derechos de las mujeres no eran suficientemente reconocidos y hay hondas brechas de género en materia educativa. Por ejemplo, de acuerdo con datos compartidos en 2020 por el Ministerio de Educación de Afganistán, la tasa de alfabetización de las mujeres era solo del 29,8 %, mientras que en los hombres la cifra se situaba en el 55 %.
En una carta dirigida al secretario general de la ONU, António Guterres, un grupo de 13 líderes políticas de distintos países, entre las que se encuentra la vicepresidenta y canciller de Colombia Marta Lucía Ramírez, le expresaron su preocupación por la situación de las mujeres y las niñas en Afganistán.
Las lideresas le solicitaron a la ONU “diseñar y ejecutar” un plan de acompañamiento permanente a las mujeres y realizar “un informe periódico” de las problemáticas de género que hay en ese país.
“La Facción Talibán debe ser notificada de que el mundo no tolerará un retorno a las prácticas aberrantes de discriminación y negación de derechos que caracterizaron su accionar en el pasado”, subraya la carta