Quienes aman la aviación saben de lo imponente que era el Antonov An-225 Mriya, el avión de carga más grande del mundo, destruido en 2022 en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania. Si la aeronave comercial Airbus A380 es gigante, ver a este coloso en persona significaba otro nivel.
Haciendo comparaciones: el avión comercial más grande del mundo tiene una longitud de 72,7 m, una envergadura de 79,8 m y altura de 24,1 metros; mientras que el Antonov An-225 alcanzaba los 84 m de longitud, 88,4 m de envergadura y 18,1 m de altura. Esto sin contar las 575 toneladas del A380 frente a las 640 toneladas del coloso ucraniano.
Para entender el origen del Antonov An-225 Mriya, debemos remontarnos a la Guerra Fría, cuando el ejército soviético buscaba demostrar su poderío frente a Estados Unidos. En la década de 1980 decidieron construir este gigantesco avión con la finalidad de movilizar el transbordador espacial Burán, diseñado como un sistema de transporte espacial capaz de llevar cosmonautas y carga a la órbita y luego regresarlos a la Tierra.
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El Airbus A380 posee 4 motores turbofán, pero aquel mayúsculo tenía 6 motores en sus enormes alas de 88,4 metros. “En el caso del An-225, los diseñadores usaron la forma de ala invertida, que desciende desde el centro del avión hasta las puntas”, explicó a National Geographic, Stuart Clarke, asesor de seguridad de vuelo de la British Airline Pilots Association. La razón de esta configuración era por la necesidad de proporcionar estabilidad extra mediante un diedro positivo, lo que ayudaba con la corrección y el balanceo para mantener un trayecto nivelado.
Todavía hay un leve recuerdo del primer vuelo de esta aeronave, realizado el 21 de diciembre de 1988, que para ese momento histórico permanecía la tensión debido a la complejidad de la época. Aunque los ingenieros eran conscientes de la magnitud del Antonov An-225, también dudaban de si esa maravillosa creación de la ingeniería aeronáutica sería capaz de cumplir con las leyes de la física y despegar con éxito.
Y es que el transbordador, que estaba sobre el coloso durante el primer vuelo, figurativamente parecía un ballenato porque era tan pequeño que su longitud apenas alcanzaba los 36,4 m y envergadura de 24,0 metros.
En 2001, tras el final de la Guerra Fría que llevó al abandono del An-225 y a la cancelación del programa Buran, el avión volvió a cobrar protagonismo como transportador de cargas extremadamente pesadas: una tarea que un barco podría realizar, pero que el An-225 cumplía con mucha mayor rapidez.
Además, recibió una serie de reacondicionamientos que le permitieron adaptarse a fines más comerciales, ya que la compañía Antonov continuó construyendo aviones de carga, pero ninguno ha alcanzado la grandeza del primero, que seguía siendo imponente y un símbolo esencial del poder soviético.
El Antonov An-124 Ruslán había aterrizado en el aeropuerto José María Córdova de Rionegro
En julio de 2023, el aeropuerto José María Córdova de Rionegro recibió por segunda vez al Antonov An-124 en su pista de 3.557 metros de largo y 45 metros de ancho.
Este avión, con una capacidad de carga de 122 toneladas y una autonomía de vuelo de 4.325 kilómetros- y operado por Aviastar-SP y la empresa ucraniana Aviant- es mucho más pequeño que el An-225. Su misión era entregar nuevos componentes para la construcción de la central eléctrica Hidroituango.
Fue un momento crucial porque en Colombia solo dos aeropuertos pueden recibir aviones de gran tamaño como el Antonov An-124, debido a la longitud y resistencia de sus pistas: el Aeropuerto José María Córdova de Rionegro y el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá.
La trágica destrucción del Antonov An-225 Mriya
Pero la fantasía de ver al Antonov An-225 en el cielo llegó a su fin a inicios de 2022, con el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, cuando unos ataques rusos impactaron el aeropuerto de Hostomel (cerca de Kiev) donde el avión estaba estacionado. Este centro se había convertido en un escenario de combates poco después del inicio de la invasión, ya que las fuerzas de Moscú intentaban apoderarse de esta estratégica infraestructura.
El avión Mriya fue destruido en los primeros días del conflicto tras haber sido utilizado en 2020 para transportar equipamiento médico desde China durante la pandemia. El Servicio de Seguridad de Ucrania (Sluzhba Bezpeky Ukrayiny en ucraniano) acusó en su momento a altos oficiales de la empresa de defensa Antonov de haber impedido que las fuerzas ucranianas protegieran el aeropuerto antes de la invasión.
“Según la investigación, los oficiales no permitieron que la Guardia Nacional Ucraniana, en vísperas de la invasión, ingresara al terreno del aeropuerto de Hostomel para preparar su defensa”, indicó entonces el SBU en un comunicado, lo que llevó a una serie de conflictos por la pérdida parcial de esta creación.
Desde 2024 se han realizado diagnósticos para determinar qué piezas del An-225 pueden recuperarse, aunque su reconstrucción tendría un costo muy elevado, estimado en aproximadamente 3.000 millones de dólares, por lo que no queda otra alternativa más que el recuerdo de quienes tuvieron la fortuna de verlo brillar en el cielo.