Eran las 6: 00 de la tarde del sábado cuando al hospital de Engativá ingresó el cuerpo sin vida de Daniel Alejandro Romero, de 11 años. El talentoso niño que jugaba fútbol a pura gambeta y cursaba quinto grado, según el dictamen de Medicina Legal y la inspección del CTI, habría muerto tras recibir una brutal golpiza.
Todo apunta a que el homicida es Jhon Romero, su padre, pero serán las autoridades quienes lo aclaren. Según el dictamen, el niño tenía trauma craneoencefálico severo causado con arma contundente y múltiples golpes en su frágil cuerpo.
Su padre, principal sospechoso, fue quien lo llevó a urgencias y en compañía de Adriana Sánchez, madre del niño, le dijeron a la Policía y a los médicos de turno, que Daniel se cayó del pasamanos del parque donde jugaba con su tío, otro niño de 13 años, y que eso le habría ocasionado el golpe.
¿Acaso la caída de un pasamanos en un parque corriente de barrio, puede desencadenar en el cuerpo de un niño los múltiples golpes y la brutal sevicia de la que habla el dictamen forense?
En medio de la polémica por la muerte de Daniel Alejandro, la madre del menor Adriana entregó su versión de lo ocurrido con el pequeño. Realidad o ficción para ocultar y proteger a su esposo, ella lo defendió de las acusaciones.
Por lo pronto, los vecinos del barrio La Riviera (Engativá) y un informe científico, desmienten todo lo que ella dice y acusan de homicida al padre y a ella, de cómplice de un crimen anunciado. Pues parece que el niño era víctima de agresiones desde hace meses.
"Mi esposo si estaba tomando desde muy temprano y estaba muy borracho. A las 3:00 de la tarde comenzamos a discutir y los niños (Daniel y su tío Andrés), sintieron mucho miedo por los gritos y me pidieron permiso para ir al parque. Al rato regresó Andrés con Daniel muy mal herido. Tenía un golpe en la cabeza y estaba todo raspado.
El niño se acostó a dormir y un tiempo después, cuando fui a mirar como seguía, estaba muy morado y frió. Lo llevé a la ducha y lo bañé pero no reaccionaba. Fue ahí cuando levanté a Jhon (el padre que supuestamente dormía la borrachera) y llevamos a Daniel al hospital, pero ya estaba muerto", relató Adriana al tiempo que empacaba con afán, pues iba a encontrarse con su esposo. Un hombre que está en libertad y escondido en algún lugar.
Según ella, no hay razones para que se convirtiera en cómplice de Jhon, de quien dijo es un comerciante de frutas. Esta pareja lleva doce años juntos y tres meses viviendo en el inmueble.
Los vecinos dicen que "Daniel comenzó a gritarle al papá que no le pegara más. Lo cogió y comenzó a tirarlo fuertemente contra el piso mientras le gritaba. En una de esas maniobras, la cabeza del menor se estrelló contra el suelo y luego ya no gritó más. El golpe fue contundente. Como no reaccionaba, el papá, en medio de la borrachera, lo metió a la ducha y allá le gritaba que despertara. Que no le fuera a hacer eso (morirse)".
Así le relató Andrés Romero, el hermano del presunto homicida, a una vecina sobre lo ocurrido en el interior de la vivienda. El pequeño no pudo hacer nada más que llorar en medio de la escena cruel que tuvo que presenciar.
Mientras continúa la polémica por la muerte de Daniel, la única certeza es que su padre está escondido en algún lugar y sobre él no pesa una orden de captura.
De la mamá, la justicia divina se encargará. Pues aunque cuente su versión de la historia, hay varias cosas que no se ajustan a su realidad sobre lo que ocurrió esa violenta tarde de alcohol y muerte.