Jhon Fernando Zapata Tabares es pura alegría por donde transita. Siempre luce sonriente, más allá de las dificultades que se presentan en el camino, tanto en su vida como en el deporte que entrena. En este, sus pupilos, con el respaldo de sus padres, tienen que redoblar esfuerzos y buscar otras alternativas a sus fuentes de ingresos para poder cumplir sus metas en sus procesos formativos.
“Aquí es como remar contra la corriente. Pero es entendible, porque el polo acuático no es tan popular como otras especialidades, por lo que cuesta encontrar patrocinios, ya que no viene tanto público, a diferencia de lo que sucede en Europa”, dice Jhonfer, como lo llaman de cariño, en un tono amable y con una energía contagiosa.
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Esa misma energía no lo deja bajar los brazos ante la adversidad y es la que transmite a los demás para lograr lo que muchas veces parece imposible, como viajar al exterior a representar a Colombia.
Ese privilegio, que consideran desde ya como un triunfo, lo tendrán 14 jóvenes del Club de Waterpolo Copacabana, que bajo la dirección de Zapata y su asistente Juan Pablo Marín, defenderán al país entre el 10 y 14 de diciembre en Bauru, Sao Paulo, Brasil, en el Torneo Internacional categoría sub-13.
“Para nosotros es una puerta grande e importante poder estar en un torneo que contará con más de 60 equipos de distintos países, pues nos codearemos con lo mejor del waterpolo de Suramérica, entre ellos Brasil. Entonces sabremos en qué nivel nos encontramos y se adquirirá muchísimo aprendizaje”, comentó el orientador.
“Buscamos que los chicos, a través de estos eventos, crezcan, se reten, pero que también, por medio del waterpolo, se diviertan y se formen en valores”. Así lo comenta el estratega, al indicar que para confirmar la participación en el evento, cada padre de familia debió aportar cerca de cinco millones de pesos por hijo. Por esta razón, han realizado rifas y siguen haciendo actividades que les permitan recoger los fondos que les hacen falta para costear los gastos durante la estancia en Brasil.
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Ver la entrega de sus dirigidos hace que Jhonfer no tire la toalla en lo que viene ejerciendo desde hace 18 años. Recuerda que el waterpolo es muy completo y pocos niños se motivan a practicarlo por el tema físico, fisiológico, de resistencia, fuerza y velocidad que se debe tener. “Las nuevas generaciones tienden más a estar en las tecnologías y a hacer el mínimo esfuerzo”.
Por eso ve a sus estudiantes como unos ganadores, porque sin importar si está haciendo sol o frío, o si está lloviendo, llegan motivados al entrenamiento en la piscina olímpica Horacio Martínez de Copacabana pensando en ese sueño llamado Brasil. Y hasta Jhonfer tiene una palabra para describir a cada uno de sus alumnos.
De Julieta Villa Montoya dice que es optimista; de Mariana Ruiz Echeverri, soñadora; de Jerónimo Betancur Durango resalta su tenacidad; de Jacobo Corrales Gallego, su astucia; de Sebastián Navarrete Rúa, el compromiso; de Matías Ochoa Pineda, la alegría; de Miguel Ochoa, su serenidad; de Yerik Silva Zapata, la responsabilidad; de Maximiliano González González, su fortaleza; de Santiago Ardila Cano, su energía; de Martín Serna Quiroz, la audacia; de Juan José Rivera Arango, la disciplina; de Emanuel Ardila Cano, su espíritu motivador y de Juan Sebastián Henao Tejada su capacidad para alentar y aconsejar a sus demás compañeros.
“Uno busca ser pilar, pero en realidad, al ver todos esos valores en ellos y más lo que demuestran en el agua, estos muchachos son los que lo motivan a uno a seguir aportando un grano de arena para que este deporte tenga la visibilidad que se merece”, concluyó el estratega.
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