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Por Juan Manuel Uribe (colaboración especial)
La Conmebol le ha otorgado tres veces la sede de la Copa América a Colombia y solo en una de ellas la pudo realizar. El país renunció a la de 1951, que en 2001 la hizo tras muchas dificultades por temas de seguridad y orden público, y ahora a la crisis sanitaria se sumó el paro nacional...
La Copa América de 2001 estaba lista y bien organizada por Colombia, pero los atentados terroristas del primer semestre del año resonaron en toda Suramérica.
Las Farc atacaron en varias partes, como en Cali el 4 de mayo. El mayúsculo fue el golpe del Eln el jueves 24 de mayo en la Escuela de Cadetes de Policía en Bogotá.
El presidente de la República, Andrés Pastrana, declaró el 7 de mayo en Lima que el Gobierno garantizaba la seguridad en todas las plazas para la realización de la Copa, en julio. La incertidumbre internacional creció durante el primer semestre del año por los sucesos en Colombia.
El 17 de mayo Nicolás Leoz, presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF), declaró que confiaba en las medidas de seguridad adoptadas por las autoridades colombianas y que no creía que los atentados fuera razón para la suspensión del torneo.
El 21 de mayo ,Ricardo Texeira, presidente del fútbol brasileño, expresó que atentados puede haber en cualquier lugar y que el mismo riesgo se tuvo en Argentina durante el Mundial del 78 y en los Olímpicos de Barcelona en 1992.
El 5 de junio el presidente Pastrana asistió al Congreso de la Conmebol en Asunción. Fue con una comitiva grande, entre ellos los alcaldes de las siete ciudades sedes del certamen. Nicolás Leoz, en nombre de la Conmebol, ratificó que la Copa se haría en Colombia en las fechas establecidas. Pero el secuestro de Hernán Mejía Campuzano, vicepresidente de Colfútbol (FCF), el lunes 25 de junio de 2001, fue fatal. El martes 26 Nicolás Leoz dijo que el certamen estaba ratificado, pero que se podía cambiar de sede y el miércoles 26 la Conmebol declaró que el torneo no se haría en Colombia, y buscaba sede.
El dirigente fue liberado el jueves 28 de junio. El 30 la CSF afirmó en Buenos Aires que sí se haría en Colombia, pero en 2002.
El jueves 5 de julio la Conmebol devolvió la última decisión y ratificó a Colombia en las fechas fijadas. Fue fuerte la presión de Coca Cola, Master Card y de la empresa Traffic, dueña de los derechos de TV. Todas las federaciones aceptaron, excepto la argentina que expresó duda y se negó rotundamente, apoyada en amenazas que llegaron a la Embajada en Bogotá.
Hablaron Andrés Pastrana y Fernando de la Rúa, los presidentes de ambas naciones. Álvaro Fina y Julio Grondona, los presidentes de las dos federaciones. El embajador de Argentina en Colombia, Carlos A. Carrasco, expresó que restaba importancia a las amenazas, pero la evidencia de que Argentina no asistió indican lo contrario.
El hecho quedó como una falta de panorama y una salida en falso del fútbol argentino con Colombia, nación que por medio siglo había sido como otra casa para los futbolistas argentinos.
La copa se realizó en las fechas originalmente fijadas (julio 11 a 29). Fue una fiesta deportiva y la estadía de las delegaciones fue a todo dar, en todo y ante todo en atenciones de la ciudadanía colombiana.
La selección Colombia ganó con altura, como suele ser el manejo de Francisco Maturana, que el 7 de mayo fue nombrado director técnico en remplazo de Luis Augusto García, que a pocos convencía y había caído en definitiva tras el opaco empate ante Venezuela el 24 de abril en San Cristóbal.
El Sudamericano de 1951
La sede para el Campeonato Sudamericano (nombre original de la Copa América) de 1951 se la otorgó la Conmebol a Colombia en 1945 y se la ratificó en 1947 y de nuevo en 1949, en el Sudamericano en Río de Janeiro.
El 20 de febrero de 1951 la prensa publicaba la renuncia de la Asociación Colombiana de Fútbol (Adefútbol) de hacer el torneo de 1951 en Colombia.
La entidad anunció a la Conmebol que declinaba organizar el certamen y esgrimió como razón principal el rompimiento que existía con la Dimayor, “que es la que controla el fútbol profesional”.
La Adefútbol, con sede en Barranquilla, era la entidad que tenía la afiliación internacional del balompié colombiano desde 1936. Y en marzo de 1949 desafilió a la Dimayor, lo que esta y sus clubes aprovecharon para contratar futbolistas extranjeros sin contar con los clubes propietarios de los derechos deportivos. Fue la etapa conocida como El Dorado del balompié colombiano.
La Asociación Colombiana no tuvo plan diseñado, ni calendario ni sedes para el campeonato Sudamericano de 1951. Se habló de hacer el torneo en Barranquilla o en las principales plazas o en Bogotá, pero nada se había definido. El presidente era Efraín Borrero y había heredado (y seguido) de Bernardo Jaramillo la escisión de nuestro fútbol. Y tampoco era asunto que importara al gobierno de Laureano Gómez, que vivía crisis política por la enemistad con el partido liberal y crisis social por el enfrentamiento de ciudadanos de ambos partidos en el país en una violencia fuerte. Ciertamente, el deporte profesional no generaba mayor importancia en los gobiernos, como sí que lo haría con el tiempo.
La Conmebol pasó la organización del torneo a la Asociación Paraguaya de Fútbol y esta pidió en junio (noticia del día 16) a la Asociación Argentina, la AFA, que se encargara de la organización del certamen, a lo que la entidad respondió que solo podría hacerlo en diciembre. La AFA estaba alejada de la Confederación Brasileña de Deportes, CBD, y lo había demostrado al no asistir al Sudamericano de Sao Paulo y Río de 1949 y al Mundial de Brasil de 1950.
En el Congreso Sudamericano en Lima, el 24 de octubre de 1951 se firmó el llamado Pacto de Lima, que arregló el problema del fútbol colombiano, y la Dimayor volvió a quedar afiliada a la Adefútbol y a través de esta a la CSF y a la Fifa. Y bien pudieron celebrar el pacto con la realización del Sudamericano en Colombia en el cierre de 1951 o comienzos del 52, pero no se hizo en ninguna parte.
Fue pues Colombia misma por floja gestión de la directiva oficial de su fútbol, la Adefútbol, la que renunció a la sede de 1951.
Y en el panorama histórico se aprecia cómo en 1951 a nadie en Colombia le importó que no se hiciera el certamen, mientras que cincuenta años después todos en el país querían hacerlo. Y a mitad de camino en torno a organizar el Mundial de 1986 el país estaba en una disyuntiva cercana al 50% entre el sí y el no.