De las 66 finales que se han disputado por el título de la Champions League, solo siete se han jugado entre clubes de un mismo país –esta será la octava–, de ellas, dos han sido entre elencos ingleses, con la de hoy serán tres, igualando a España como el país con más definiciones entre sus propios equipos.
El último duelo entre británicos fue apenas hace dos años cuando Tottenham y Liverpool dirimieron el título que quedó en manos de los Reds luego de un partido poco atractivo. Sin embargo, el partido de este sábado en Oporto entre Manchester City y Chelsea, distará de ese calificativo.
El City, un debutante en esta instancia que se convirtió en el club número 42 en llegar a la final del certamen y además, en el noveno club inglés que disputa el título, tiene en su banquillo a un experimentado en definiciones: el español Pep Guardiola, poseedor de dos títulos de Champions (Barcelona 2009 y 2011) y que, tras ser campeón de la Premier, quiere levantar la Orejona con una plantilla que ha sabido captar su estilo de juego que parte de una solidez defensiva y una presión implacable, de ahí que sean el segundo club más goleador, después de Bayern de Múnich (27 anotaciones), con 25 tantos y el de más disparos al arco, con 72.
Por eso, es poco probable que cambien su enfoque esta tarde en Oporto, ya lo dijo Guardiola: “Estamos acostumbrados a jugar de una manera determinada. No podemos hacerlo de otra”.
Al otro lado está Chelsea, que disputa su tercera final y ya sabe lo que es estar en los dos extremos: la amarga derrota en 2008 y el éxtasis del triunfo en 2012. Al frente de este conjunto, el alemán Thomas Tuchel, que repite final por segunda vez luego de dirigir el año pasado al París Saint-Germain, convirtiéndose en el primer entrenador que lleva a dos clubes diferentes a la final en temporadas consecutivas.
La confianza de los Blues está arriba, pues sólo ha sido derrotado en cinco ocasiones desde que Tuchel llegó al banco, además, en dos de los últimos tres encuentros ante el City, salió vencedor. En el último duelo, el pasado 8 de mayo, venció a los de Guardiola 1-2 en condición de visitante con la fórmula que hasta ahora le ha dado buenos réditos: un juego sólido y defensivo que espera que las ocasiones lleguen en el otro extremo.
“Es una gran sensación llegar a una final como esta. Estoy seguro de que hemos preparado a los equipos lo mejor que hemos podido. Ya nos conocemos, hemos jugado varias veces y mañana –hoy– va a ser un partido muy diferente”, dijo el alemán en rueda de prensa.