Negro completo -como si se tratara de una trusa normal- y sin marcas comerciales. Así es el uniforme, poco vistoso de por sí, que exhiben los corredores del Team Illuminate en la Vuelta a Colombia y que si no fuera porque uno de sus hombres, Simon Pellaud es el mejor extranjero pasarían desapercibidos en el lote.
Color y ausencia de patrocinio es algo que, por filosofía, ha adoptado este equipo, pues aunque tienen sponsor la idea que manejan es tener un uniforme sobrio y sin publicidad. Así lo advierte el colombiano Edwin Ávila, único nacional en sus filas, compañero de Pellaud y cuatro estadounidenses más quienes no solo disputan la Vuelta sino que se gozan cada recorrido.
“En el equipo la exigencia no es ganar sino disfrutar de lo que hacemos y aunque suena extraño me ha gustado porque así uno puede apreciar otras cosas y la pasión con la que vivimos cada carrera es única”, dice el corredor bogotano, quien se siente orgulloso de lo hecho hasta ahora por su equipo, con el mejor extranjero de la competencia.
El suizo se hace querer
Simón, de nacionalidad suiza, no solo está feliz por competir al lado de grandes escarabajos sino que el compañerismo que ha encontrado en el pelotón lo hace sentir como en casa al igual que la gente que lo busca insistentemente para tomarse fotos y felicitarlo. “¡Gringo felicitaciones!” le dicen los espectadores que posan a su lado. Él, con una sonrisa, les devuelve ese cariño, así quede “gringo” sin saber que significa esa expresión.
“La gente es muy amable, llevo varios meses en Colombia porque durante la temporada de invierno de mi país me quedó en casa de Edwin Ávila, su familia me ha hospedado, me han hecho sentir en casa y ha sido mi maestro de español”.
De Colombia dice haber aprendido a sonreír siempre, pues eso es lo que más le gusta de la gente, que siempre a donde llega le regalan una sonrisa de bienvenida.
Sabe que en las pruebas de montaña no tiene nada que hacer ante los grandes escarabajos que tiene el país, pero su emoción llega a lo más alto cuando va ahí, junto a esos hombres que, a punta de fuerza y garra, conquistan elevados ascensos que a él lo dejan sin aliento.
Gracias a las improvisadas clases de español que Edwin le ha dado, Simon ya lo habla casi perfecto, comunicándose con facilidad con los demás ciclistas. Y, además de portar la camisa de mejor extranjero, se ha ganado el galardón del más simpático en la caravana.
Y aunque hace solo dos años es ciclista profesional, sueña con terminar la Vuelta aunque afirma que su mayor recompensa en la competencia ya la logró pues el cariño de la gente es lo mejor que se llevará para Suiza.
Luego de la Vuelta a Colombia, Simon y sus compañeros del Team Illuminate irán a Australia, donde afrontarán otras competencias.
Así y mientras devoran kilómetros en las rutas colombianas, Simon y Edwin mantienen la esperanza de brindar alguna sorpresa con este equipo estadounidense que soporta, a diario, las inclemencias tanto de un clima cambiante como de una topografía a la que los ruteros del Illuminate no están acostumbrados .