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¿Una fiesta en una iglesia? Así se vivió la primera Reading Party en Medellín

El evento, creado en Nueva York en 2023, llegó a la capital antioqueña este jueves. Se realizó en el distrito creativo Perpetuo Socorro, donde 80 personas se reunieron a leer.

  • La Reading Party fue realizada el jueves 13 de noviembre en la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. FOTO: María José Chitiva
    La Reading Party fue realizada el jueves 13 de noviembre en la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. FOTO: María José Chitiva
hace 1 hora
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El jueves, en el costado izquierdo de la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, había una fila de hombres y mujeres con un libro en la mano. A simple vista, diría uno que estaban a la espera de un trámite, de una partida de bautismo o de una de matrimonio, o que era la cola para pedir favores y dar agradecimientos, como suelen hacerlo decenas de fieles. Pero a esa hora, a las 6 de la tarde, la ventanilla de trámites tenía la luz apagada y la última misa del día llevaba horas de haber terminado.

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Luego de que, uno por uno, los asistentes atravesaran el portón, se acomodaron en las bancas: algunos en parejas, otros en solitario. En lugar de persignarse o hincar sus rodillas, todos abrieron sus libros y colocaron encima una placa blanca que, con un solo toque, iluminó las letras casi imperceptibles por la oscuridad del templo.

El padre nunca salió y el evangelio no fue leído. Por el contrario, lo que parecía un ritual comenzó con un poema que, en algunas de sus líneas, decía: “Solo creemos en las cosas pequeñas [...] lo repetido tantas veces, / o la cosa más íntima / que nadie podría amar como nosotros amamos”. A partir de ahí, y durante dos horas, los ochenta presentes guardaron silencio y se concentraron en el libro que sostenían, leyendo únicamente acompañados por el sonido de la música gregoriana que salía de los parlantes de la iglesia.

Así comenzó la primera Reading Party realizada en Medellín. Este tipo de evento –cuyas fotografías y videos han dado la vuelta al mundo desde que empezó a hacerse en 2023 en Nueva York– se caracteriza por reunir a cientos o incluso miles de lectores en un solo lugar. La idea es que cada quien lleve su lectura del momento, o aquella que lleva tiempo queriendo empezar, para juntarse a leer con desconocidos. No es necesario conversar, no hay baile y –como en el caso de Medellín– tampoco es necesario beber alcohol: el único propósito es leer y convertir un hábito solitario en un acto de reunión.

A la ciudad, este espacio llegó gracias al Distrito Creativo Perpetuo Socorro, a la agencia Duende y a la librería Bukz. Creadas hace dos años por la iniciativa Reading Rhythms en Estados Unidos, las Reading Parties comenzaron a expandirse por diferentes ciudades estadounidenses y luego por otras partes del mundo. En España, por ejemplo, llegaron gracias a la compañía creativa La Vidita, que fue la cómplice de los organizadores paisas en esta primera edición.

Erika Jaramillo, directora de la Corporación Perpetuo Socorro, le contó a EL COLOMBIANO que la idea de hacer una fiesta de lectura en Medellín se remonta a comienzos de año, cuando en la cuenta de Instagram del distrito publicaron una fotografía tomada en una Reading Party realizada en una iglesia europea. “Y todo el mundo empezó a escribirnos: ‘¿Cuándo es?, ¿dónde es?, ¿cómo me inscribo?’. Y nosotros decíamos: ‘No, solo es un referente’”, relata. Por mera coincidencia (o no), tiempo después Belén Torregrosa, fundadora de La Vidita, le propuso a Erika organizar una Reading Party aquí. Después de eso, lo que pasó es historia.

Belén, quien también es escritora, viajó a la capital antioqueña y fue quien “condujo” la fiesta, que desde el principio fue pensada para realizarse en una iglesia, con luz tenue y mucho incienso. La entrada al evento era con inscripción previa: había 100 cupos, se inscribieron 250 personas y finalmente llegaron 80. La temática era “Luciérnagas en la oscuridad” –de ahí las pequeñas lámparas– porque cuando Belén baja del aeropuerto hacia la ciudad y observa las luces desde lo alto, tiene la impresión de que todas se asemejan a esos pequeños insectos de abdomen luminoso.

Al ver a las personas sentadas en las bancas, con las luces flotantes y las cabezas gachas, piensa uno que leer, de cierta forma, también es una manera de rezar: de decirse una plegaria escrita por alguien que nunca supo quiénes más la recitarían. Siguiendo la metáfora, las oraciones en la fiesta fueron muchas. El extranjero, de Albert Camus; La biblioteca de la medianoche, de Matt Haig, y Niñapájaroglaciar, de Mariana Matija, fueron algunas de las que hicieron eco en los adentros de los lectores que, como mencionaron varios, asistieron para encontrar una nueva forma de leer e incluso para salir de un bloqueo lector.

Además, la intención de este espacio, según Belén y Erika, también era repensar la creatividad que, analizándola luego de haber leído una noche en la banca de una iglesia de estilo gótico, es, en últimas, el equilibrio entre lo cotidiano y lo descabellado.

Ahora, la pregunta central es: ¿habrá más Reading Parties en Medellín? La respuesta: “Yo creo que invitar a leer debe ser algo periódico. Esto tiene que crecer, multiplicarse y expandirse todo lo que podamos. El sueño es repetirlo muchas veces y con muchas personas”, sentencia Jaramillo.

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