“Siempre hubo algo en mí que decía que tenía que venir a Colombia. Desde pequeña escuchaba a Shakira con mi madre en el auto y eso me marcó. Sentía que tenía que estar aquí, aunque no supiera bien por qué”, recuerda Gynebra, una de las voces emergentes más vibrantes del pop urbano en español.
El país que alguna vez solo habitaba su memoria emocional es hoy un lugar clave en su proyecto musical. Este viernes, la artista originaria de Valencia, España, se presentará ante el público colombiano, esta vez en el festival La Solar, donde compartirá escenario con Morat, Jowell y Randy, Arcángel, Greeicy y más.
“Estar en La Solar me hace inmensamente feliz. Son 40 minutos en los que voy a compartir con un público que ama la música, que vibra con ella como yo”, dice en entrevista con EL COLOMBIANO. Su entusiasmo por este show coincide con un momento de gran actividad: está lanzando nueva música, participando en su primer campamento de composición y explorando nuevas formas de expresión artística.
Gynebra no es una turista musical. Su presencia en Colombia responde a una conexión más profunda con la cultura y con el público. Desde su paso por Megaland 2024 y su participación en los Premios Nuestra Tierra, ha fortalecido redes con productores, artistas y medios. “Vine a principios del año pasado por una gran oportunidad y desde entonces todo ha ido creciendo: los contactos, las colaboraciones, el cariño. Amo este país, su gente, su energía”.
Este año, además de cantar en Medellín, será parte de su primer camp de composición. “Siempre voy a recordar que fue aquí. Estamos en plena búsqueda creativa, intentando centrar nuestras energías en una línea sonora clara, y este momento es fundamental”, afirma.
Cantándole al desamor, pero con humor
Entre sus canciones más conocidas están Tatuaje Negro, Joya y su más reciente lanzamiento Taxista, en las que el desamor no es una caída trágica, sino un motivo para reír, bailar y empoderarse.
“Obviamente soy sentimental, pero nunca me he tomado el desamor muy a pecho. Me gusta darle la vuelta, sacarle una broma, como lo haría hablando con mis amigas”, dice.
En Taxista, disponible desde el pasado 25 de abril en plataformas digitales, canta sobre una ruptura con ironía feroz, apodando a su ex como “el cucaracho”. “No quería hacer una canción triste. Quería que la gente se riera, que se sintiera identificada y que la bailara”. La canción mezcla mambo con bachata y propone una salida simbólica: subirse a un taxi y alejarse de lo que ya no suma.
El videoclip, rodado en Valencia, homenajea el cine español con guiños a Pedro Almodóvar y escenas que evocan el universo de Jamón, jamón. Para Gynebra, el arte visual es parte de su identidad: “No se trata solo de cantar. También quiero contar historias visuales, construir un universo donde todo tenga sentido”.
Gynebra no teme a las etiquetas, pero tampoco se deja encasillar. Su música cruza el reguetón, el trap, la bachata y la electrónica, pero su objetivo ahora es otro: encontrar una voz clara dentro del pop latino. “Queremos hacer canciones que te muevan el alma, que te hagan vibrar. Hemos probado de todo, pero ahora buscamos esa energía positiva”.
Entre sus referentes menciona a Karol G, Nati Peluso, Rosalía, Sebastián Yatra y Maluma. “No es para imitarlos, sino para aprender de sus procesos. Ellos tienen su camino, y yo estoy construyendo el mío”, explica.
Parte de ese camino se construye en el estudio, donde trabaja con productores como Nerso, Mandy, Vibarco y Scorpion. “Lo más bonito es llegar y decir: esto es lo que siento, quiero contarlo así, no quiero tristeza. Y desde ahí, decidir si va con bachata, con algo electrónico, con reguetón. Es un proceso de descubrimiento”.
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Aunque no ha anunciado nuevas fechas en el país, Gynebra deja claro que su historia con Colombia no se detiene en La Solar. “Puede que haya más cosas pronto, pero aún no puedo confirmarlas. Lo que sí te puedo decir es que quiero seguir viniendo, seguir creciendo aquí. Amo este país, su música y todo lo que representa para mí”.
Este viernes, en Medellín, cerrará un nuevo capítulo en ese viaje que empezó sin saberlo, años atrás, escuchando a Shakira al otro lado del mar.