La reforma a la salud salió avante en la Cámara de Representantes y ahora emprende vuelo para su segundo round en el Senado; sin embargo, aún deberá superar algunos escollos. A lo largo de la discusión hubo frecuentes alertas y señalamientos frente a presuntas irregularidades durante su trámite que podrían poner a tambalear el proyecto en los estrados.
El representante Andrés Forero, del Centro Democrático –uno de los que ejerció mayor vigilancia y control a la iniciativa–, advierte en diálogo con EL COLOMBIANO que, por cuenta de aparentes descuidos, equivocaciones e incluso arbitrariedades durante la discusión, la reforma (en caso de ser ley) podría correr riesgo bajo el examen de altas cortes.
Se refiere también al rol del presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca –de la Alianza Verde, pero con tendencia petrista–; defiende maniobras de la oposición como romper el quórum y pide no “sobredimensionar” el rol que jugó el nuevo ministro del Interior, Armando Benedetti.
¿La oposición tuvo garantías para dar la discusión?
“Hubo momentos en los que el presidente innecesariamente frenaba la discusión, pero en general, hubo espacio para intervenir. Lo que sí cuestionamos mucho es que no hubo intervención de parte del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, y del director de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres), Félix León Martínez.
Salieron en medios, pero cuando se trataba de hablar frente al Congreso y justificar prefirieron callarse y no responder. Lo mismo sucedía con el Pacto Histórico”.
El petrismo denunció saboteo y dijo que la oposición no estaba dispuesta a debatir. ¿Fue así?
“Sí debatimos, fuimos de los que más hablamos y presentamos la mayor cantidad de preocupaciones. Hay que reconocer que hablaron los dos ponentes, tanto María Eugenia Lopera como Alfredo Mondragón, pero hubo preguntas que no respondieron nunca”.
¿Como cuáles?
“Por ejemplo, de manera sistemática les pregunté qué iba a pasar en aquellos territorios donde no existan Gestores de Salud y Vida (hoy EPS). Les planteé que nos dieran claridad sobre cómo iban a garantizar la sostenibilidad de la Nueva EPS, que no reporta información financiera desde marzo del año pasado. Pero tampoco hubo respuestas. El debate por parte del Gobierno brilló por su ausencia”.
¿Qué decir del rol de Jaime Raúl Salamanca frente a la conducción del debate?
“Sí hubo un par de cosas que sentimos como falta de garantías. Por ejemplo, pedimos que se votara artículo por artículo y no se hizo. A veces presentaban unos bloques de 10 o más artículos y pedíamos que se excluyeran algunos para darle un tratamiento individual. Tampoco eso fue acogido por parte del presidente”.
Hubo recusaciones, proposiciones y todo tipo de recursos. ¿Eran palos en la rueda y trabas para no dar el debate?
“Como oposición no hicimos recusaciones y no tuve nada que ver con ninguna. De hecho, creo que como Congreso debemos revisar la manera en que se tramitan para evitar que una recusación temeraria eventualmente frene el trámite de un proyecto de ley”.
Pero una de las herramientas que sí pusieron en marcha fue ausentarse y disolver el quórum, lo que les criticó el petrismo...
“Hay sentencias del Consejo de Estado que permiten que la oposición, como legítima forma de hacer su labor, rompa el quórum o se obtenga de votar.
Pero Cambio Radical y Centro Democrático juntos suman 35 congresistas. Para que haya quórum necesitan mínimo 94. Son 188 representantes. El Gobierno tenía dificultades para lograr que sus mayorías se mantuvieran en el recinto y concluimos que no íbamos a ser los tontos útiles para aprobar una reforma que consideramos perversa”.
Hubo denuncias por líos en la citación de las sesiones extras y vicios de trámite. ¿Esta reforma soporta un examen de la Corte Constitucional?
“Están en riesgo algunos artículos aprobados porque hubo problemas e irregularidades en la convocatoria a extras en febrero. Hubo usurpación de funciones, porque el ministro encargado del Interior, Gustavo García, firmó el decreto de extras sin que estuviera en firme su nombramiento. Eso eventualmente podría poner en riesgo los artículos que se aprobaron ese día.
Por otro lado, planteé que algunos artículos requerían mayoría absoluta, porque les asignaban nuevas funciones a los entes territoriales. Lo que ha dicho la Corte es que cuando eso sucede se tiene que dar a través de una ley orgánica”.
¿La reforma se debió tramitar como ley estatutaria, que demanda mayorías absolutas y debe revisar la Corte?
“Hay artículos que modificaban las funciones de las EPS y cambian el núcleo fundamental del derecho a la salud. Eso se debía hacer a través de una ley estatutaria. Muchos han planteado que esto debería haberse tramitado a través de una ley estatutaria y eso da pie para demandar la totalidad de la ley o por lo menos estos artículos. Muchas de las críticas tienen asidero y podrían ser determinantes de cara a una demanda en la Corte”.
¿Qué decir del papel que jugó Armando Benedetti? ¿Cree que tuvo una gran influencia, como se ha dicho, para destrabar el proyecto?
“Él participó una sola vez, pero coincidió con que llegó, hubo cambios en los ministerios y se terminó aprobando. Yo tampoco sobredimensionaría la capacidad del ministro, porque esta reforma ya había sido aprobada por la Cámara. Si algo muestra la forma en que se votó es que los congresistas no se sentían cómodos. Finalmente, la debieron haber votado por formas inconfesables y bastante cuestionables de persuasión por parte del Gobierno”.