La JEP presenta pruebas sobre falsa desmovilización de guerrilleros en 1996

De estas actuaciones, al parecer, participaron funcionarios de la Gobernación de Antioquía, de Córdoba, y de la Fiscalía de aquel momento.

Se revelan declaraciones y archivos que comprueban falsas desmovilizaciones guerrileras. Foto: Archivo. Juan Antonio Sánchez Ocampo.

A través de denuncias y evidencias documentales, la Justicia Especial para la Paz, JEP, descubrió que al parecer el desarme de 242 guerrilleros en 1996, de las filas del Ejército Popular de Liberación, EPL, habría sido una falsa desmovilización, y más tarde habrían ingresado a filas paramilitares, al servicio de Carlos Castaño, según reveló Noticias Caracol.

La JEP recopiló testimonios y documentos que señalan que este proceso, promovido por altos mandos militares, como el entonces coronel Leonardo Barrero Gordillo, quien más tarde se convirtió en general, y llegó a ser máximo comandante de las Fuerzas Militares.

Élkin Casarrubia, alias El Cura, alto mando del frente Bernardo Franco del EPL, y después jefe de las Autodefensas en los Llanos y el Valle, explicó que “era un falso positivo que le estaban dando el Ejército, porque el Ejército lo que estaba diciendo era que nosotros nos les habíamos entregado a ellos”. Esta fue una de las declaraciones claves que obtuvo el magistrado Gustavo Salazar.

Alias El Cura también habló de lo que pasaba en Antioquía y Córdoba durante esos primeros meses de 1996, cuando las Farc perseguían a muerte a los últimos reductos del EPL. La Unidad de Investigación de Noticias Caracol, tuvo acceso a algunos de los testimonios, acerca de las falsas desmovilizaciones.

“Sarley, Ricardo y mi persona dijimos: nosotros sí dejamos, pero directamente a las Autodefensas no nos entregamos porque teníamos miedo de que nos mataran, que nosotros nos entregamos al Ejército. Hicimos contacto con un comandante del Ejército, estaba Sanabria y Barrero. Hoy en día lo mencionan por ahí, a esos coroneles, que eran de Junín, el batallón Junín”, declaró alias El Cura.

Sarley –quien fuera compañero de desarme de El Cura–, es Francisco Morela, que se convirtió años más tarde en el segundo jefe del Clan del Golfo, organización liderada por su cuñado alias Otoniel. El Cura recuerda que se entregaron al batallón Junín, específicamente al mayor René Sanabria, y al entonces coronel Barrero Gordillo, quien hoy enfrenta señalamientos por supuestos vínculos con paramilitares, falsos positivos y complicidad con narcotraficantes como alias Matamba.

Según el relato, al aparecer varios helicópteros del Ejército los recogieron en Tierralta y los llevaron a una finca paramilitar en El Volador, en Córdoba. “En Frasquillo, y ahí llegamos nosotros uniformados, llegamos con los fusiles, estaba el Ejército, ya nos recibió Sanabria, Barrero”.

El Cura también resaltó que en ese trayecto hasta la finca paramilitar, los acompañaron los altos mandos del Ejército. “Sanabria y Barrero estuvieron con nosotros hasta que entregamos los fusiles, siempre ellos en los helicópteros estuvieron con nosotros”, y que los altos oficiales siempre supieron que estaban en predios paramilitares.

Custodiados por el Ejército, dice a la JEP, se los llevaron a reunirse con Carlos Castaño. “Nos bajaron en la tarde, como a las 6 de la tarde, ya llega el Ejército, estaba prestándonos seguridad ahí. Llegó ese señor Gonzalo con Móvil Cinco: ‘Vamos, que vamos a hablar con Carlos Castaño, vamos’. ‘Bueno, listo, estamos ya al mando del Ejército, lo que ordenen aquí’. Cogimos, nos cogió una camioneta y nos fuimos a la finca Las Tangas”.

Casarrubia, aseguró que él, Sarley y Ricardo, los máximos comandantes de ese reducto del EPL, finalmente se reunieron con el fundador de las AUC.

“Llegamos, hablamos con Carlos Castaño, nos presentamos, ya él nos distinguió, bueno ya hablamos y él nos dijo cuál era el proyecto que teníamos, y bueno hablamos del problema que teníamos con las FARC y que si ya nosotros teníamos un problema con las FARC, desde aquí lo podíamos llevar desde las Autodefensas”.

Aunque no fueron los primeros, ni los últimos excomandantes guerrilleros en sumarse a estas filas. Otoniel, compañero de El Cura en el EPL, –que también hizo su tránsito hacia los paramilitares, con la complicidad del Ejército–, y jefe del Clan del Golfo, poco antes de ser extraditado a Estados Unidos, alcanzó a contar que su desmovilización solo fue apenas un cambio de brazalete. Se quitó el de EPL, para ponerse el de las AUC.

“Yo a las Autodefensas Unidas de Colombia ingresé en el 96, llegué del EPL a las Autodefensas Unidas de Colombia”.

La consolidación de los nuevos paramilitares

La investigación también reveló que en estos eventos de la falsa desmovilización, estuvieron implicados funcionarios de la Gobernación de Antioquía, de Córdoba, de la Fiscalía y hasta Horacio Serpa, entonces ministro del Interior, además de los altos mandos militares, como el general Iván Ramírez, entonces comandante de la Primera División, Barrero y Sanabria, a quienes les llovieron elogios y condecoraciones por el supuesto logro.

“Eso fue hoy en día lo que se llama un positivo para el Ejército, para el gobierno también porque esas personas ya venían haciendo parte de las Autodefensas”, dijo Elkin Casarrubia, alias El Cura.

Es así, que la casa Castaño entonces, con todas estas supuestas desmovilizaciones, fueron fortaleciendo sus filas con los hombres con mayor experiencia en la guerra, y que fueron claves para la expansión y fortalecimiento paramilitar en el país, a finales de los años 90, entre esos, el mismo Otoniel, su hermano, alias Giovanni y Marihuano. Fueron distribuidos por los diferentes frentes de las AUC.

“Mandaron gente para Bolívar, para los Montes de María, mandan gente para La Guajira, para Santa Marta; ya comienzan a mandar gente para la costa, lo que era la costa y a nosotros nos dejan ahí. Queda Otoniel, Belisario, nos dejan en lo que era Apartadó, Turbo, Chigorodó, toda la parte montañosa ahí nos dejan a nosotros. Ya en el año 97, en julio del 97, hacen un grupo, nos recogen un grupo de 87 hombres y nos mandan al departamento del Meta. Mandan a Otoniel y a mi persona. A Tigre y a Marihuano”.

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El testimonio de Casarrubia no es el único que refuerza la idea de que hubo una falsa desmovilización. Varios exguerrilleros que participaron en ese proceso le confirmaron a la JEP esta versión. “A todos nosotros nos repartieron para diferentes zonas. Por ejemplo, metieron gente para, por ejemplo, para Dabeiba; metieron gente para Santa Rita de Ituango, o sea los repartieron a nivel nacional”.

Además de casi una decena de testimonios de los desmovilizados, la JEP cuenta con documentos que evidencian esta farsa. Por ejemplo, una carta que escribió Rito Alejo del Río al general Iván Ramírez, comandante de la Primera División –la que tuvo a cargo la desmovilización–, en julio de 1996. En la que se le advierte que varios jefes del EPL y las Farc, han ingresado a las filas.

“Se ha podido establecer que los grupos de autodefensas están desarrollando un plan de reclutamiento orientado a desertores del EPL y las FARC, como sucedió con alias James, el cual se les entregó, siéndoles de gran ayuda para combatir los grupos subversivos (FARC - EPL- ELN)”.

También hacen parte del expediente varias actas donde aparecen los nombres de los guerrilleros que supuestamente entregaron las armas en 1996. La JEP logró verificar que al menos 40 de ellos se desmovilizaron una década después durante el desarme de los paramilitares. Muchos de ellos participaron en las peores acciones violentas de la historia reciente del conflicto colombiano.