Si un funcionario estadounidense, cualquiera que fuera, hubiese solicitado al Ejército de Colombia desobedecer las órdenes del presidente Gustavo Petro, este lo habría acusado de sedición, de un golpe de Estado y habría recordado sin duda la operación cóndor. Probablemente el presidente hubiera ordenado a la Policía la captura de ese funcionario por cometer un delito en territorio colombiano.
Petro salió del espacio de Naciones Unidas en Nueva York para pedirle a las fuerzas militares de Estados Unidos desobedecer a Trump. Esto no solamente rompe con todas las teorías diplomáticas, sino que lleva la relación del país con el Gobierno americano al límite y arriesga la estabilidad económica y las relaciones internacionales.
Petro estuvo junto al cantante de Pink Floyd, Roger Waters, hablándole a un grupo de personas árabes en una plaza de Nueva York pidiendo la liberación de Palestina y el “cese del genocidio”. pero también insistió en una idea de la que habló en su discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas: juntar un gran Ejército del mundo por “la salvación de la humanidad” para enfrentar a Israel.
De hecho, Petro dijo que él mismo participaría en el campo de batalla de ser necesario. Su discurso se entiende en el marco de la estrategia electoral para las elecciones presidenciales de 2026. Esto sucedió el mismo día en el que el Pacto Histórico anunció que solo tres candidatos irán a su consulta definitiva: Daniel Quintero, Carolina Corcho, e Iván Cepeda. A este último se sumaron figuras importantes de la izquierda como María José Pizarro y Susana Muhamad.
Desde Nueva York, Petro dio la orden de realizar la consulta popular que estaba en veremos porque varios candidatos del Pacto, como Gustavo Bolívar y Pizarro no querían inscribirse. Esto debido a las dudas jurídicas luego de un concepto de la Misión de Observación Electoral (MOE) que señala que si realizan una consulta en octubre para elegir candidato, no podrían participar en una segunda consulta interpartidista en marzo porque podría consolidarse la doble militancia.
El mandatario sabe que su discurso anti imperialista, muy parecido al “aquí huele a azufre” de Chávez ante la ONU contra George Bush, puede ser rentable electoralmente. El discurso de Petro en la Asamblea General no llamó la atención de los medios del mundo pero su pedido a soldados americanos de desobedecer las órdenes de Trump sí estuvo en las portadas de todos los medios por algunas horas. La agencia Reuters lo referenció en uno de sus cables y periódicos estadounidenses y europeos también hablaron del retiro de su visa cuando el Departamento de Estado anunció la respuesta.
Hablar contra un presidente usando la figura de su Ejército es algo que va más allá de una crítica o una controversia retórica. Para la profesora de Ciencias Política de la Universidad de los Andes, María Margarita Zuleta, se trata de una injerencia indebida que resulta inaceptable. “Yo veo una falta de consistencia de parte del presidente que se ha pasado toda su vida diciendo que las potencias extranjeras no deberían tener injerencia en los asuntos internos de un país. Él va a los Estados Unidos a decirle a los marines que desobedezcan a Trump. Esa es una injerencia indebida. Llamar a aun Ejército a desobedecer las órdenes de su presidente es una injerencia más allá de todo lo imaginable”, afirmó a Noticias Caracol.
Petro dijo además que Doha debía ser la sede de Naciones Unidas y no Nueva York. Hace algunos meses el presidente dio la orden de desarrollar negociaciones confidenciales con el Clan del Golfo en Catar y por eso su reciente cercanía a ese país. En su discurso en la Asamblea General, ya había señalado a Trump de “matar y dejar matar jóvenes”, refiriéndose a Gaza y pidió que se abriera una investigación penal en su contra por los ataques con misiles contra embarcaciones en el Caribe. Eso no tuvo el eco que el presidente esperaba más allá del debate recurrente en Colombia y las críticas de la oposición a sus comentarios.
La relación con la campaña en Colombia
Indudablemente esto tiene una correlación con la campaña. El presidente entiende que esos discursos beligerantes de soberanía le dieron al chavismo popularidad y acogida en su base. La diferencia es que Trump es impredecible y ha demostrado que no tiene problemas en imponer sanciones a sus aliados si algo no le gusta. Lo hizo con Canadá y México, en donde la presidente Claudia Sheinbaum ha tenido que mantener paciencia e inteligencia para negociar.
En la misma línea la paciencia de Trump frente a Petro hasta ahora ha sido generosa. Pero en cualquier momento podrían decidirse acciones contra Colombia por algo que cualquier gobierno consideraría de extrema gravedad. Como decía Zuleta, pedir la desobediencia a un Ejército no es una cosa menor.
El profesor César Niño de la Universidad de La Salle piensa que hay riesgos para el propio presidente. “Estamos en un año preelectoral. Por fortuna el Gobierno Trump han hecho explícita una posición en la que entienden que una cosa es la relación con el pueblo colombiano y otra la relación personal con el presidente Petro. Si hay represalias más profundas pueden ser sobre sanciones individuales al presidente, su círculo más cercano, familiar y político. Podría quitarse la visa a su familia y funcionarios del Gobierno, como ministros. Hay que entender que en política exterior la administración estadounidense suele ser muy pragmática en este tipo de situaciones. En Colombia ya estamos descertificados y esa es una consecuencia grave para el país”, dice.
Agrega que el retiro de la visa al presidente es un mensaje político. “Genera incertidumbre sobre cómo va a responder el presidente Petro por la victimización y la radicalización de sus acciones”.
Dos presidentes colombianos sin visa
La crisis frente a la relación con el Gobierno de la Unión Americana recuerda al periodo de Ernesto Samper, el otro presidente descertificados y sin visa. A Samper se la retiraron por el escándalo de financiación de su campaña con dinero del Cartel de Cali de los hermanos Rodríguez Orejuela. A Petro por un show algo impostado en una plaza de Nueva York con un claro propósito de provocación.
Otra pregunta que surge en el análisis es por qué el presidente se refirió únicamente a la situación en Gaza. Aunque es cierto que Naciones Unidas acaba de categorizar lo que sucede en esa región de la tierra como un genocidio por parte del Estado de Israel, también es cierto que hubo pronunciamientos parecidos contra la invasión Rusa de Ucrania, en la que se han hecho bombardeos a hospitales y edificios de civiles en las principales ciudades ucranianas dejando miles de civiles muertos. Sobre esa otra guerra en la que hay toda suerte de violaciones al Derecho Internacional Humanitario el presidente no dijo nada.
En Gaza ha habido durante dos años una secuencia de bombardeos indiscriminados contra asentamientos en donde existe población civil que han llevado, según las cifras oficiales del Ministerio de Salud de esa ciudad -gobernada por Hamas- a alrededor de 60.000 muertos. También hubo graves cuestionamientos contra la Gaza Humanitarian Foundation, una organización de contratistas americanos que proveía alimentos a civiles por generar escenarios de estampidas y disparos de las fuerzas de Israel, además de un bloqueo de alimentos y ayuda humanitaria que desarrolló una verdadera crisis de hambre.
Todo eso es cierto. Pero lo es también que esta última etapa del conflicto inició porque los terroristas de Hamás asesinaron el 07 de octubre de 2023 a más de 1.300 civiles inocentes del lado de Israel. Tiraron granadas a habitaciones en las que había niños, asesinaron a mujeres adultas mayores que esperaban el bus del servicio público, dispararon a quema ropa contra personas en un concierto y quemaron vivas a personas que intentaban esconderse en sus casas. Esas acciones no han Sido mencionadas ni rechazadas con la misma contundencia por el presidente. Petro tampoco ha pedido de manera clara la liberación de los secuestrados que todavía están en poder de Hamás. Luego, parecería que su visión del conflicto es ideológica y no necesariamente humanitaria, como dijo en los discursos recientes.
“Es el ejército por la salvación de la humanidad”, pero no aclara si ese supuesto Ejército pelearía del lado de un grupo terrorista que comete acciones viles sin ningún lugar a dudas.
El presidente respondió a la decisión de Estados Unidos cuando llegó a Colombia. Dijo que no necesitaba visa para ir a Ibagué a la convención tolimense sobre la democracia y volvió a señalar a Trump en cuatro trinos siguientes. Esto también demuestra que el mandatario se molestó por la decisión de la descertificación en la lucha contra las drogas. El país llegó durante el Gobierno Petro a 253.000 hectáreas sembradas de hoja de coca para 2024 y en 2025 podrían ser muchas más.
Es claro que el presidente está dando línea sobre la campaña del Pacto Histórico y a eso estará dedicado en el país en los próximos meses. Su pelea personal con Trump, que no le contesta, se ve desigual. El retiro de su visa será un elemento para su discurso electoral. Si Estados Unidos no toma más decisiones contra Colombia, su protesta y la “desvisada” podrían causarle un efecto positivo. En la izquierda lo ven como el hombre valiente y rebelde que se atrevió a enfrentar a Trump en su propio país.
Pero si Estados Unidos vuelve a hablar de sanciones como los aranceles y el cierre de los servicios de la embajada podría desatarse otra crisis diplomática y económica de consecuencias indescifrables pero con un responsable identificable. Él.
“Su candidato es Iván Cepeda”, dijo una fuente que lo conoce bien y está involucrada en el proceso. Mientras el presidente habla contra Trump e Israel y pide convocar un Ejército universal para levantar las armas contra ambos países, en Colombia cada uno de sus pasos tiene una respuesta en la campaña política que define al próximo jefe del Estado.