La Fiscalía reveló nuevas piezas clave sobre el homicidio del estudiante de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de los Andes, Jaime Esteban Moreno, ocurrido la madrugada del 31 de octubre en Chapinero. Durante una audiencia reciente, el ente acusador imputó el delito de homicidio agravado a Juan Carlos Suárez Ortiz, mientras el proceso comienza a centrarse en el papel de una mujer vestida con un disfraz azul, cuya intervención habría sido determinante en la agresión.
De acuerdo con las grabaciones de cámaras de seguridad y con la reconstrucción de la Fiscalía, Moreno salió de un bar junto a un amigo cuando fue interceptado por un grupo conformado por dos hombres y dos mujeres. Uno de los atacantes, identificado como Suárez, llevaba el rostro pintado de rojo y negro y, sin mediar palabra, golpeó por la espalda al joven universitario. La agresión se habría iniciado luego de que la mujer del disfraz azul lo señalara y dijera: “ese es el de la discoteca”, frase que, según la investigación, desató el violento ataque.
Tras recibir el primer golpe, Moreno y su acompañante intentaron huir, pero fueron alcanzados nuevamente unas cuadras más adelante.
Allí, los agresores lo derribaron y, según la Fiscalía, lo golpearon brutalmente en la cabeza y el cuerpo mientras la mujer del disfraz azul incitaba a continuar la golpiza. Después, el grupo huyó hacia un Oxxo cercano, dejando al joven inconsciente en la vía. Un vigilante alertó a las autoridades, y la víctima fue trasladada primero al CAMI de Chapinero y luego al Hospital Simón Bolívar, donde falleció horas más tarde por la gravedad de sus lesiones.
Esa misma madrugada, la Policía capturó a Suárez Ortiz y a las dos mujeres que lo acompañaban. Sin embargo, ambas fueron dejadas en libertad por falta de pruebas suficientes. Uno de los hombres involucrados sigue prófugo.
Durante la audiencia, el abogado de las víctimas, Francisco Bernate, insistió en que la Fiscalía debe profundizar sobre la posible responsabilidad de la mujer vestida de azul, a quien calificó como “la determinadora del homicidio”. Para Bernate, su señalamiento habría sido lo que provocó el ataque, y, por tanto, debe ser investigada a fondo.
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Otros penalistas coinciden en que su participación debe analizarse con cautela. Si se demuestra que sus acciones motivaron o facilitaron la agresión, podría ser procesada como cómplice del crimen. No obstante, ambos abogados advierten que, con las pruebas conocidas hasta ahora, no existen elementos suficientes para imputarla como coautora, pues no habría ejercido control directo sobre el hecho violento.
Por el momento, la mujer del disfraz azul sigue en libertad, pero su papel se ha convertido en uno de los ejes de la investigación. Su frase y su presencia en el sitio del ataque podrían ser decisivas para esclarecer cómo una noche de celebración terminó en la muerte de un joven universitario de 20 años.