Guillermo Alfonso Jaramillo nació con un pie en la política. Alfonso Jaramillo Salazar, su padre, fue ministro de Salud, embajador de Colombia en Noruega y gobernador de Tolima. Su madre, Hilda Martínez de Jaramillo, fue congresista. Con solo 26 años ocupó su primer cargo público. A partir de allí, su carrera política ha ido escalando, hasta ocupar el mismo puesto que su padre ocupó en los setenta: jefe de la cartera de Salud del Gobierno Nacional.
Entre política y medicina
Nació en el municipio de Líbano, en Tolima, el 25 de junio de 1950. Para ese entonces, el territorio estaba fuertemente marcado por la violencia bipartidista, lo que causó una gran oleada migratoria. Jaramillo creció, viviendo, hasta 1966, los momentos más álgidos del conflicto en la zona.
En 1967 terminó el bachillerato, y gracias a su privilegiada posición social (al ser hijo de una renombrada familia de tradición política) pudo pagar su libreta militar. Entró a la Universidad del Tolima, pero renunció a su cupo para irse a Holanda, donde obtuvo el título de Zootécnia. Volvió a Colombia en 1972 y empezó a estudiar medicina, pero, incluso antes de terminar su carrera (en 1977), Jaramillo llegó a un puesto en el Estado.
Su primer escaño en la política lo ocupó siendo concejal de un municipio cercano al que lo vio nacer; Armero. Ejerció allí desde 1976 hasta 1978, siete años antes del trágico día en el que una avalancha proveniente del Nevado del Ruiz acabara con el pueblo.
Su año de salida de Armero coincidió con el nombramiento de su padre como ministro. En ese momento Guillermo fue elegido diputado de la asamblea departamental del Tolima. Estuvo allí hasta 1980.
Luego de eso, pasó dos años alejado de la política, antes de que su papá volviera a influir en él. En 1982, volvió a las salas del Estado, pero como representante a la Cámara por el Partido Liberal. Para el fin de su paso por la Cámara, el 20 de julio de 1986, Jaramillo ya tenía 36 años. Diez de ellos marcados por experiencia política.
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Sólo tuvo que esperar un mes para su siguiente cargo: el 25 de agosto de 1986, el entonces presidente Virgilio Barco lo nombró gobernador del Tolima. Sin embargo, aquel sería un cargo que lo alejaría de la política. En 1987, un año después de llegar a la Gobernación, Jaramillo denunció la presencia de paramilitares en la región, y esa fue la razón para renunciar y emprender un viaje a Suecia, donde estudió cirugía cardiaca.
Aquel diploma es público, porque en 2024, cuando se publicó su hoja de vida como nuevo ministro de Salud, enfrentó una fuerte acusación: según el abogado Edward Morron, Jaramillo no habría estudiado en Suecia. Jaramillo respondió durante una rueda de prensa.
Según el funcionario, pasaron dos años desde su renuncia a la Gobernación, en 1987, antes de que pudiera llegar a Suecia a especializarse. Luego estuvo allá durante 5 años. En la Universität Wien, en Viena, estudió cirugía de tórax; en The National Board of Health and Welfare, en Estocolmo, se especializó en cirugía cardiovascular torácica.
En ese mismo país, siguió practicando sus conocimientos por medio de una pasantía en el Hospital Universitario de Uppsala y en el Hospital Universitario Lund.
Retiro y retorno
Regresó a Colombia en 1994, y pasaron siete años para que ocupara otro cargo en el Estado. Entre tanto, ejerció la medicina. Jaramillo describe esos años como los mejores de su vida.
“Como médico cirujano, he llevando a cabo un sinnúmero de procedimientos e intervenciones (...) situación que ha sido motivo de las mayores satisfacciones personales, habida cuenta que, años después, la vida me ha permitido encontrarme con los que otrora fueran mis pacientes, siendo ellos apenas unos niños y niñas”.
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Volvió al Estado en 2001, al ser elegido como gobernador del Tolima. Era su segunda vez en aquel cargo, pero lo obtuvo por elección popular. Allí iniciaron las tensiones, puesto que se le acusó de reducir el presupuesto para la cultura, y los sindicatos lo señalaron de reducir las prestaciones sociales.
En ese entonces, el periodista y exdiputado del Tolima Edgar Antonio Valderrama, describió a Jaramillo como “un hombre acostumbrado a tender cortinas de humo para tapar sus propios problemas y atacar a todo el mundo, a sus amigos y enemigos”.
Para aquel periodo de gobernación se remite la primera investigación que la Contraloría Departamental hizo en su contra puesto que, al parecer, su esposa de aquel entonces, Vilma Gómez Cano, estaría comprando tiquetes de avión para ella y uno de sus hijos con los dineros públicos. Eran tiquetes de alta categoría, que podían ser usados cuando el titular dispusiera. El funcionario aseguró que se trataba de una confusión.
El proceso no prosperó, y Jaramillo aseguró que los tiquetes eran suyos. De allí pasó al Senado de la República, donde fue congresista por el Polo Democrático, aunque su llegada al Legislativo no fue inmediata.
En las elecciones se quedó por fuera del Senado por apenas 25 votos. Sin embargo, no se dio por vencido: llevó su caso al Consejo de Estado, que tras una larga disputa legal, falló a su favor.
Para entonces, el periodo legislativo ya estaba por terminar, y solo pudo ocupar su curul durante los últimos dos años del cuatrienio. Esto fue hasta 2010.En 2012 empezó a trabajar con Gustavo Petro, cuando este era alcalde, e inició una de las relaciones actuales más fuertes en la política.
Aquella vez ocupó el cargo de secretario de Salud, donde estuvo en el ojo del huracán debido a que, durante su estancia, desaparecieron 1 billón de pesos del sistema de salud de la capital; y, al tiempo, la Procuraduría le formuló pliego de cargos por haber nombrado como gerente del Hospital de Meissen a Luz Marina López Salamanca, quien supuestamente estaba inhabilitada para ocupar el cargo.
El proceso fue desestimado por falta de pruebas. Jaramillo renunció a aquel puesto en 2014, para hacer campaña al “No” en el intento de revocatoria del mandato a Petro.
En 2016, el hijo pródigo (Jaramillo) volvió a casa, porque fue electo como alcalde de Ibagué. Su mandato estuvo marcado por resultados polarizados: por un lado, al terminar, fue nombrado como “Mejor alcalde del país” por Colombia Líder; mientras que, por el otro, la Procuraduría General abrió un proceso por presuntas irregularidades en la contratación de la empresa que instaló los alumbrados navideños de la ciudad.
Al final, el ente investigador pidió absolución para Jaramillo por falta de pruebas.
El sueño de ser como papá
En 2023, luego de un remezón ministerial organizado por el presidente Gustavo Petro, Guillermo Jaramillo pudo cumplir su sueño: ser como su papá. “Mi sueño era algún día, siguiendo sus pasos, ser Ministro de Salud de mi amada Colombia. Espero que desde el cielo me sigas inspirando padre. Lo estoy haciendo con pasión por los más vulnerables. Espero que tu legado sea eterno”, contó recientemente.
En este puesto, Jaramillo ha conseguido más contradictores que admiradores. En entrevista con EL COLOMBIANO, la congresista Jennifer Pedraza lo describió como “indolente y politiquero”; mientras que Eduardo González, director de El Olfato, quien ha seguido su trayectoria, lo describe como “un político muy efectivo, nunca ha perdido una elección (...) pero que permite que trabajen con él personas muy cuestionadas”.
En dos años siendo jefe de la cartera de Salud, el funcionario ha sido criticado por varias razones: el 28 de noviembre de 2024, manifestó que “todos los colombianos que están vacunados sirvieron para el más grande experimento que se haya hecho en toda la historia de la humanidad”, tras eso lo llamaron antivacunas; hace tres semanas, tuvo que salir a rectificar sus palabras, luego de asegurar que los niños son patria potestad del Estado.
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El 22 de abril (2025), durante una alocución, aseguró que las FARC protegían el Catatumbo, frase que fue inmediatamente corregida por el presidente; y hace unos días, le abrieron proceso disciplinario por los insultos que le dirigió a una funcionaria pública en el Meta: “ojalá le tocara a usted, que se enfermara aquí y no tuviera familia, hijueputa”.
La respuesta de Jaramillo siempre ha sido la misma: “me malinterpretaron, eso no fue lo que quise decir”. Por lo que, o es muy incomprendido, o muy distraído, o brutalmente honesto.
Lo cierto es que la razón por la que llegó al ministerio fue porque el presidente confiaba en él. Jaramillo reemplazó a Carolina Corcho con una tarea sobre la mesa: lograr que la reforma a la salud del Gobierno Nacional fuera aprobada.
En su primer intento, la reforma se hundió en el Senado. Ahora, en su segundo intento, aunque lo logró en Cámara, en el Senado ha ido tambaleando. Incluso, recientemente, el ministerio publicó un proyecto de decreto con el que se pretende implementar algunos puntos de la reforma.
Gustavo Petro, el hombre que Jaramillo defendió cuando intentaron sacarlo de la Alcaldía, confía en él para ejecutar el proyecto político del Gobierno. Habrá que ver si es como Gonzáles lo describe: infalible.